La "pandemia" ha puesto de relieve un hecho incontestable, a saber, que todo se rige por mandato y dinero para acallar las conciencias. La ciencia se funde con el Capital para inundar con propaganda las directrices fundamentales en las que se basa el funcionamiento del Sistema de dominación.
El intento del Capitalismo en convertir los países en marcas no ha terminado de consolidarse del todo. Las guerras comerciales acaban transformándose en guerras políticas entre naciones lo que echa por tierra la tesis de que el poder económico hegemónico pueda controlar el poder político de una nación determinada, cuando las naciones compiten entre sí lo hacen en el plano económico y también político dirimiendo cual de ellas tiene más poder sobre otra en las dos esferas.
La concentración de riqueza generada por el Capitalismo en estas últimas décadas debido a las políticas de los Estados forma parte de la correlación de fuerzas entre el poder político y económico de manera que la concentración de riqueza ha generado también una concentración del poder político como nunca se había dado en la Historia lo que conlleva una tiranía mundial de los Estados sin precedentes que descansa en un supuesta democracia formal o representativa en la inmensa mayoría de éstos. Hay por lo tanto un doble engaño en el plano político y económico de los Estados para preservar el Poder. Ni ha habido un mayor reparto de la riqueza entre la sociedad ni los Estados son más democráticos.
Una sociedad no puede ser democrática cuando la versión oficial que ofrecen los medios de comunicación de masas inunda de propaganda a la opinión pública constantemente. La información se convierte permanentemente en propaganda para implantar realidades incuestionables en el imaginario colectivo, se cancela el debate y se acepta la visión que los propagandistas establecen para que los gobernantes puedan imponer el modelo social que estimen oportuno en cada momento.
Posiblemente cuando la población civil quiera reaccionar a los desmanes de los gobiernos tiránicos ya será demasiado tarde porque la sociedad estará totalmente militarizada.
La creación de mundos virtuales particulares ha finalizado el proceso de alienación del individuo moderno, esta ruptura con la vida real responde al agotamiento espiritual o psicológico debido al sinsentido de la misma y a las relaciones que la sustentan basadas sólo en el materialismo puro y duro de manera que el refugio creado por el hombre moderno a partir de la realidad virtual y más concretamente Internet descansa en la dolorosa y agónica existencia que representa la vida real.
La dominación ya no es sólo política (en términos estrictos) sino que con la invención de Internet también ha invadido la esfera espiritual del hombre moderno.