A pesar de haber admitido la posibilidad
de un ensayo, en diversos lugares de las tierras hispánicas, del sistema
económico-comunista libertario, hay mil motivos que aconsejan dejar tal ensayo para un futuro más inmediato. Podría
hacerse dicho ensayo, pero a condición de malgastar el tiempo, porque
este ensayo sería, indudablemente, una de las muchas causas que, de no
preverlas y neutralizarlas oportunamente, nos harían perder la revolución.
Cumpliendo, entonces, con la doctrina comunista libertaria –que es la más
justa y humana- no creemos que ahora sea el momento de ensayar este sistema. Por encima de las aspiraciones
particulares de los sectores que actúan en la lucha, está el interés general que ha podido aglutinar los
sentimientos y el esfuerzo de un pueblo contra la acometida infame y criminal
del fascismo, el cual es en España, como en otros pueblos, la expresión de la
voluntad de todos los enemigos del proletariado.
Sin embargo, hay que alejarse de la confusa atmósfera en la
que se debaten los que se preguntan cuál sería la compensación a los esfuerzos
y sacrificios de la CNT y la FAI, que en esta contienda son extraordinarios y
son un prodigio de heroísmos. Que estos esfuerzos y sacrificios exigen una
compensación, es tan justo como evidente, como lo
es también que otros sectores, cuya contribución
no tiene comparación con la de la CNT y
la FAI, exigen y consiguen concesiones desproporcionadas al calor de
determinadas circunstancias creadas por un exceso de índole doctrinal. Y puede ser que,
también, por una falta de decisión.
Para decirlo bien claro y pronto, digamos
que ha llegado la hora que la CNT y la FAI, acepten la responsabilidad de
gobernar. Para más de uno esto será una herejía, y hace falta afirmar que no
hay tal herejía ni nada que lo parezca. Nosotros, en otras ocasiones, hemos
dicho que ni la CNT ni la FAI podían
gobernar, como también hemos dicho que no podían ni debían aceptar puestos en
los Parlamentos, en los municipios u otros estamentos oficiales de la sociedad
capitalista. Pero ahora, al encontrarnos en un periodo profundamente
revolucionario, en el cual han de sufrir una transformación todos los valores
de la sociedad, las cosas varían totalmente y el deber histórico de gobernar es, para las dos organizaciones mencionadas, ineludible.
Las ocasiones en las cuales nosotros
creíamos que el sindicalismo revolucionario y el anarquismo no podían ni debían
gobernar, son aquellas en que las palabras sustituyen a los hechos. Ahora es la
hora de hechos y no de las palabras, y a
la hora de los hechos –y de hechos revolucionarios- la CNT y la FAI no pueden
estar ausentes. Han de estar presentes, y aceptar la máxima responsabilidad de la revolución. La teoría de la no participación
en las funciones del gobierno es absurda. Tanto lo es, que ya nadie se explica la presencia de un problema de
nomenclaturas, cuando la CNT y la FAI actúan, prácticamente, en funciones de gobierno.
Las tareas en los Comités de Guerra, de
Abastecimientos, de Trasportes, de Investigación, etc, no son más ni menos que
positivas funciones de gobierno. ¿Que esta
forma de actuar, hasta cierto punto, excluye de responsabilidades a la CNT y la
FAI? Puede ser que esto sea una verdad. Pero mientras lo es, si es que lo es,
hay aún otra verdad, y es que otros sectores sindicales y políticos, que en la lucha no tienen un papel tan predominante
como el de la CNT y la FAI, hacen lo imposible para conseguir lo que rechazan
las señaladas organizaciones revolucionarias. Es posible que esto no diga
absolutamente nada a mucha gente, aunque sea un deseo que habla por los codos y
de una forma elocuente.
Porque no se trata que los otros sectores
quieran gobernar. Lo que es importante es el por qué quieren gobernar. Quieren
el gobierno para la realización de sus idearios, con los que no pueden estar
conformes los anarquistas y los sindicalistas revolucionarios, y sería curioso
–y hasta paradójico – que los que menos contribución han aportado a Catalunya,
a la inmensa lucha revolucionaria, fuesen, ahora, los que nos dictasen la ley.
No es hora, aún, de referirnos a
comentarios sobre las conductas de unos y otros. Por otro lado, no hacen falta
estos comentarios, porque todo el mundo puede comprobar que esta lucha
histórica, en la cual todo tendría que ser abnegación y generosidad, se ha
convertido en una feria, o en algo
parecido, donde los que manejan arbitrariamente los intereses de otros
(especialmente de una colectividad) se infiltran por todos los sitios, y donde el que no corre, vuela.
Es infantil detenerse ante una cuestión de nombres. Por más que, inversamente, el caso de la CNT y la FAI,
es el mismo que el de la monja que daño su sexo, por miedo a pecar al someterlo
a medidas higiénicas. Entre Gobierno y Junta Nacional o Regional, nada hay que
los diferencie fundamentalmente y esencialmente. No hay nada más que una simple
cuestión de nombres, que un pueril escrúpulo de monja, y por cierto que es de
monja boba, porque mientras la CNT y la FAI van bobeando en el entorno de los
escrúpulos de conciencia, los otros van preparando el aparato de gobierno con
el cual, por mucho que tuviera la autoridad que da el apoyo de toda la opinión,
los anarquistas y los sindicalistas revolucionarios no podemos estar conformes
de ningún modo.
En plena normalidad política, admitimos
que gobierne quien gobierne; en plena
revolución, y cuando tantas cosas han de ser transformadas en Catalunya,
creemos que sólo la CNT y la FAI pueden ostentar la hegemonía o el predominio
mayoritario en el gobierno catalán. Y repetimos que en esto no hay herejía de
ningún tipo, puesto que la CNT y la FAI ya tienen, actualmente, una
responsabilidad en el gobierno de Catalunya. La CNT y la FAI, de hecho,
gobiernan, y sólo nos hace falta dar un paso más: gobernar con plena
responsabilidad.
Gobernar con plena responsabilidad quiere
decir, ahora, estructurar las posiciones proletarias de la post-revolución, y
quiere decir, también, poner todo el cuidado posible porque el sentido unitario
y las tendencias centralistas de Madrid no planeen, ahogándolas, sobre las tendencias federalistas y el espíritu libertario,
que son el más preciado galardón en las tierras de Catalunya, Valencia, y
Aragón…
Que nadie lo olvide: si al llegar al epílogo
de esta hora trágica alguien impone la
razón y la justicia revolucionarias, este alguien tendrá que ser Catalunya, de
la misma manera que ha sido Catalunya, por heroísmo de la CNT y de la FAI, la
primera región que ha sabido librarse de la afrenta del fascismo.
“LA RAMBLA”, de
Barcelona, 21 de diciembre de 1936.