La confianza depositada en el sistema conlleva una parálisis permanente. No puede haber cambio donde las estructuras que sustentan la sociedad permanecen intactas. Como el Estado y el Capital no es la sociedad ni ésta los intereses de aquellos en un principio, la propaganda del Estado y el Capital debe condicionar los aspectos más trascendentes y fundamentales de la vida del hombre moderno para de esta forma poder someterlo a sus designios.
La naturaleza corrupta del sistema deviene una constante degradación del individuo y de la sociedad. Los engaños del sistema deben ser afianzados sistemáticamente por los auto-engaños del hombre.
No hay posibilidad de escape cuando el hombre moderno queda atrapado por las trampas del sistema. En esta coyuntura la destrucción de la Naturaleza y la alienación del individuo que son inherentes al sistema forman una única y común visión de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario