La plandemia ha acelerado el proceso de transformación social hacia un mundo completamente digitalizado. El turbo-capitalismo ha puesto en marcha toda su fuerza para implementar este nuevo orden basado en la tecnología como medio de control y vigilancia social que pretende la conquista de las mentes de los individuos para de esta manera asegurarse su adhesión al Sistema de dominación.
Este instrusismo tecnológico en la vida privada de las personas fortalece constantemente al Sistema (añadiendo permanentemente información sobre los gustos, creencias, fobias, intereses de las personas) y lo prepara para planificar los acontecimientos que dirigirán el destino de la humanidad según los criterios de los técnicos-especialistas para organizar la vida de las masas.
El distanciamiento social es la premisa por la cual se configura el carácter del hombre moderno tecnológico confinado.
El Estado pretende operar y organizar por medio del aparato tecnológico a la sociedad en general. Esta estabulación tecnológica comporta un mayor encapsulamiento en la vida privada del individuo y por lo tanto un mayor grado de alienación y alejamiento de la realidad objetiva de manera que la fragmentación, confusión y caotización social puedan ser canalizadas por la propaganda ideológica que los medios de comunicación de masas e Internet emiten permanentemente para crear hiperrealidades paralelas que se ajusten a la percepción ideológica que tiene cada individuo de su realidad subjetiva.
La fragmentación de la realidad social crea a los diferentes sectores de la opinión pública que determinan su posición dentro del Sistema y su cosmovisión de los acontecimientos que se suceden para adaptarlos a su percepción ideológica.
Si durante la Revolución industrial los obreros pasaban la mayor parte del tiempo en las fábricas para que el Sistema (Estado-Capital) se pudieran apoderar de su fuerza de trabajo, en la Revolución tecnológica los mismos obreros que trabajaban sin descanso en épocas pasadas ahora con trabajos temporales o directamente desempleados pasan su tiempo delante de las pantallas, absorbiendo su posible potencial intelectual individual en forma de mente-colectiva (enjambre) para adherirlos a la gran maquinaria de dominación digital que dirigen los técnicos especialistas para la gobernanza mundial
Si la revolución industrial trajo consigo numerosas revueltas y conflictos de diverso tipo -incluidas las 2 Guerras Mundiales-, la revolución tecnológica traerá también numerosas crisis sanitarias, ecológicas, económicas, políticas y sociales que recondicionarán y reconfigurarán a la totalidad de la sociedad.
Tanto el exceso de ocio como de trabajo son perjudiciales a nivel psicológico como físico y por lo tanto comportan una degradación que mutila y merma las capacidades (naturales) inherentes del individuo, reduciéndolo de estas dos formas al sometimiento por medio de la manipulación derivada del consumo y de la producción compulsiva.
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