Es un error analizar el fenómeno técnico de forma aislada; la máquina puede tener una utilidad concreta para el hombre como herramienta más o menos sofisticada. El aparato técnico se debe de observar como un todo que organiza para bien o para mal la vida del hombre moderno y lo priva de autonomía de manera que lo hace dependiente de los avances cientifico-tecnológicos y de la super-estructura o megamáquina estatal que lo atenaza de forma constante con sus leyes y normas.
Lo que se entiende por libertad sólo se puede dar en un contexto de dependencia con el aparato tecnológico y con la megamáquina estatal, fuera de ésta es una quimera imposible de realizar.
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