El ruido mental creado por el pensamiento dificulta el discernimiento. Las imágenes no se pueden disolver si el recuerdo permanece en la memoria. El pasado es una ilusión enmascarada como "real" por el presente y por la continuidad del tiempo que lo hace aparecer tangible. Lo abstracto se hace "concreto" a partir de la experiencia y determina la voluntad del individuo. En este contexto el hombre queda atrapado por el pasado que lo condiciona y lo programa como si fuera un robot.
Las acciones del pasado se convierten en las acciones del presente y las acciones del presente en las acciones del futuro.
La experiencia no puede determinar la voluntad. La voluntad se debe ejercer desde el presente sin imágenes que puedan alterar la conducta.
El amor liberará al ser humano del miedo y de las cadenas que éste ha forjado en nombre del poder y la seguridad.
No somos máquinas. Aunque lo parezcamos y nos queramos asemejar a ellas. La sociedad que pretenda funcionar como una máquina está condenada de antemano a la degradación y al fracaso como especie.
El fracaso de una sociedad no se mide cuantitativamente sino cualitativamente. Una sociedad donde haya un sólo muerto por una guerra es una sociedad fallida.
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