In LSD Veritas -

Benvinguts al meu racó.


Todo está sujeto a interpretaciones, por lo tanto la realidad es subjetiva y las formas de pensar y vivir son caóticas y conflictivas. El pensamiento enmascara a menudo la verdad de los hechos. La realidad ya no puede ser objetiva. Todo pasa por el filtro del pensamiento y el individuo deja de observar los hechos tal como son.

viernes, 23 de diciembre de 2016

La invisibilización del Poder.




Que el pueblo, las clases populares o en último término la clase trabajadora no sepa cual es su enemigo indica el grado de decadencia y degradación en el que están sumidos sus integrantes.

La invisivilización del Poder (Capital-Estado) a partir de todas sus manifestaciones y formas, toma su esencia de la vulnerabilidad y de las carencias del individuo, el origen del Poder se manifiesta en principio como adoctrinamiento y engaño del individuo que posteriormente se convierte en auto-engaño.

La facultad del Poder es el auto-engaño del pueblo para su consolidación y perpetuación, una vez engañado se crean las instituciones de Poder del Estado y la propiedad privada sin restricciones (Capital, alta burguesía) que legitima el propio Estado (élite, altos funcionarios) para su propio beneficio y dominio sobre la clase trabajadora.

Toda integración de la clase trabajadora en las instituciones del Estado y del gran Capital (banca y multinacionales) es contradictoria per-se, por lo tanto la asimilación de la clase trabajadora por medio del trabajo asalariado con su antagonista la clase burguesa y del funcionariado estatal con su antagonista (altos funcionarios y élite) suprime y diluye su capacidad de contestación y lucha (no tiene porque implicar violencia) al no poder distinguir verdaderamente quien ostenta el Poder en su forma originaria, es decir, el Estado.

La fagocitación del movimiento obrero por parte del Estado se debe en buena medida al adoctrinamiento por medio de la propaganda que a través de la confusión logra engañar al individuo que pertenece a la clase trabajadora, el Estado atrae al sujeto por medio de su identidad nacional, es decir, cultura, costumbre, tradiciones y éste queda atrapado en una maraña de conceptos que son tergiversados con conocimiento de causa por parte del Estado para de este modo poder manipularlo, controlarlo y gobernarlo a su antojo.

El Estado hace suyo al individuo y lo asimila como un componente que debe adaptarse a la gran maquinaría para sus propósitos y fines, de manera que el individuo pierde su conciencia de clase y dignidad como ser humano y queda sujeto al gobierno de la élite de Poder que no parece saber identificar debido a su irresponsabilidad, de esta manera queda nulificado como agente proactivo para poder superar las dificultades y los problemas que le surgirán en el transcurso de su vida y a merced de los artimañas y tretas que el Poder le inflige como ente fantasmagórico.

5 comentarios:

Piedra dijo...

Creo que parte del problema viene de identificar, no a algo abstracto, sino a ese algo en alguien real, es decir: El estado es el enemigo, pero qué es el estado, porque yo se de militares que no se sienten estado y hasta si pudieran lo combatirían, hay policías que juran no ser estado y por supuesto tenemos a los políticos que "no son casta", así al final nadie es estado y no hay forma de combatirlo.
Es como si la célula de una mano, pregunta a otra célula, donde está la mano para destruirla, hasta nosotros somos estado y sistema porque se nutre de nosotros y le somos imprescindibles, pero todos a la vez, de uno en uno, somos irrelevantes.

Queriendo o sin querer explotamos a otros mientras nos quejamos de la explotación, así nada puede cambiar hasta que no exista una mayoría consciente que funcione al unísono en una única dirección que a su vez sea contraria al orden establecido.

Albert dijo...

Es cierto lo que dices y creo que también es así como funciona, sin embargo una cosa parece quedar clara, para el Estado un policía o un militar vale más que un ciudadano de a pie y ya no digamos si lo comparamos con un alto funcionario.

Anónimo dijo...

De hecho, la ley es clara: la palabra de un polizonte vale más que la nuestra sólo por llevar uniforme. Si un polizonte dice que yo o tú le agredimos, aunque apenas discutiéramos y lo que dice sea mentira, su palabra va a misa.

Piedra dijo...

Por supuesto, cuanto más alto escales en el sistema, más se confía en ti, porque has demostrado ser más servil y más dócil, por eso vale más su palabra, llevas más interiorizada la esencia de ese abstracto que es el sistema, eres más sistema.

Anónimo dijo...

Hombre, no es que un policía haya escalado mucho, pero totalmente de acuerdo en que la servidumbre y la docilidad son los requisitos que se exigen para ganar posiciones en esta putrefacta sociedad en que vivimos, y más en un país de lameculos como España. Esto vale para ámbitos financieros, políticos, empresariales, universitarios, culturales, mediáticos, etc., etc.