El uso del dinero en
las sociedades capitalistas sirve para aumentar los beneficios de
aquellos que poseen el monopolio del mismo. El dinero tiene un valor
especulativo dentro de los mercados financieros, Banca,
Multinacionales y Estado pueden especular a su antojo con el valor
del dinero, más allá del valor real de la mercancía, el único a
tener en cuenta.
El dinero acaba
alterando el valor real de las mercancías, de este modo tanto el
productor como el consumidor padecen y sufren las consecuencias de
la especulación del sistema financiero mundial que se origina a
través del dinero, y ésta recae sobre la figura del hombre medio
que es el trabajador asalariado.
El trabajador
asalariado no posee ningún medio que pueda alterar el valor del
dinero y por consiguiente el de las mercancías, al estar en la base
del sistema y supeditado por fuerzas mayores que no controla, en una
sociedad jerárquica sufre la subordinación y explotación de los
que están por encima de el.
A todo esto, tenemos
que añadirle la circunstancia de que ya no puede ejercer un control
sobre la producción de mercancías como hacia en épocas anteriores,
al perder la autonomía como trabajador ha quedado relegado a una
simple extensión de la maquinaría industrial-tecnológica del
sistema capitalista.
Poco más que agente
de una cadena que lo absorbe, la robotización a base de repetición
constituyen los síntomas de su conducta neurótica que lo destruyen
como ser creador, la planificación industrial y tecnológica a
reducido al hombre a una extensión de la gran máquina, previamente
planificada por una élite de poder que posee el monopolio del dinero
y por ende del Capital que acaba conformando el modus-vivendi de la
sociedad en general.
En esta coyuntura el trabajador asalariado se convierte también en objeto de especulación ya sea por necesidad o consentimiento - al vender su tiempo por dinero- por parte de una oligarquía de detenta el poder al ser una extensión de la gran maquinaria productora de Capital.
En esta coyuntura el trabajador asalariado se convierte también en objeto de especulación ya sea por necesidad o consentimiento - al vender su tiempo por dinero- por parte de una oligarquía de detenta el poder al ser una extensión de la gran maquinaria productora de Capital.
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