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Todo está sujeto a interpretaciones, por lo tanto la realidad es subjetiva y las formas de pensar y vivir son caóticas y conflictivas. El pensamiento enmascara a menudo la verdad de los hechos. La realidad ya no puede ser objetiva. Todo pasa por el filtro del pensamiento y el individuo deja de observar los hechos tal como son.

lunes, 21 de marzo de 2016

El fetichismo de la mercancía: Fredy Perlman.




Así, el trabajo, en la sociedad capitalista, es un trabajo cosificado, es trabajo convertido en una cosa.

El trabajo cosificado de la sociedad capitalista, la fuerza de trabajo abstracta, homogénea, que el
capitalista compra por un precio se cristaliza, se congela, en mercancías de las que se apropia el
capitalista y luego vende en el mercado. El trabajador literalmente aliena, enajena su poder creador, lo vende. Puesto que el poder creador se refiere a la participación consciente del individuo en la formación de su medio material, puesto que el poder de decidir está en la raíz de la creación, sería más exacto decir que el poder creador simplemente no existe para el trabajador alquilado, en la sociedad capitalista.

Es precisamente el poder de crear sus circunstancias lo que el trabajador vende al capitalista; es
precisamente este poder del que se apropia el capitalista, no sólo en la forma del tiempo de trabajo
homogéneo que compra por un precio, sino también en la forma del trabajo abstracto que se congela en las mercancías. Este trabajo cosificado, este trabajo abstracto que se cristaliza, congela, en
mercancías, “adquiere una forma social determinada” en la sociedad capitalista, o sea la forma del
valor. Marx: “hace de la ‘forma del valor’ el objeto de su examen, o sea, el valor como la forma social del producto del trabajo, la forma que los economistas clásicos daban por sentada...” (Rubin).
Así, mediante la teoria del fetichismo de la mercancía, el concepto de trabajo cosificado se convierte en el vínculo entre la teoría de la alienación de los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 y la teoría del valor de El capital.

La explicación de Marx del fenómeno de la cosificación, o sea del hecho que el trabajo abstracto adopte la “forma del valor”, ya no está concebida en términos de los hábitos de la gente, sino de las
características de una economía mercantil. En El Capital, Marx señala que las relaciones entre las
personas se realizan a través de las cosas, y que este es el único medio por el cual pueden realizarse
en una economía productora de mercancías:
“la conexión social entre la actividad laboral de los productores individuales de mercancías sólo se
realiza mediante la igualación de todas las formas concretas de trabajo, y esta igualación se lleva a
cabo en la forma de una igualación de todos los productos del trabajo como valores” (Rubin).

Esto no sólo es cierto para las relaciones de capitalistas como compradores y vendedores de los
productos del trabajo, sino también para las relaciones entre capitalistas y obreros como compradores y vendedores de fuerza de trabajo. Debe observarse que en la economía mercantil el trabajador mismo es un productor de mercancías “libre e independiente”. La mercancía que él produce es su fuerza de trabajo; produce esta mercancía, comiendo, durmiendo y procreando. En el lenguaje de David Bicardo, el “precio natural del trabajo” es ese precio que permite a los trabajadores “subsistir y perpetuar su raza”, o sea reproducir su fuerza de trabajo. El obrero vende su mercancía en el mercado de trabajo bajo'la forma de valor y, a cambio de una determinada cantidad de su mercancía, la fuerza de trabajo, recibe una suma determinada de valor, es decir, dinero, que a su vez cambia por otra suma de valor, o sea, bienes de consumo.


Cabe señalar que el trabajador no cambia poder creador por poder creador. Cuando el obrero vende su fuerza de trabajo como trabajo abstracto bajo la forma de valor, aliena totalmente su poder creador. Cuando el capitalista compra una cantidad determinada de la fuerza de trabajo del obrero, digamos, Ocho horas de fuerza de trabajo, no se apropia solamente de una parte de esa cantidad, por ejemplo, cuatro horas, bajo la forma de trabajo excedente; el capitalista se apropia de las Ocho horas de la fuerza de trabajo del obrero. Esta fuerza de trabajo, entonces, se cristaliza, se congela, en una cantidad determinada de mercancías, que el capitalista vende en el mercado, que cambia como valores por sumas equivalentes de dinero: Y lo que el trabajador obtiene por su fuerza. de trabajo alienada es una suma de dinero “equivalente en valor” a la fuerza de trabajo. Esta relación de intercambio de “valores equivalentes”, o sea el intercambio de un determinado número de horas de fuerza de trabajo por una suma determinada de dinero, oculta un aspecto cuantitativo, tanto como cualitativo, de la explotación.

El aspecto cuantitativo fue tratado por Marx en su teoría de la explotación, desarrollada en el tomo I de El Capital. La suma de dinero que el capitalista recibe a cambio de las mercancías que vende en el mercado es mayor que la suma que gasta para la producción de las mercancías, lo cual significa que el capitalista se apropia de una plusvalía en la forma de ganancia. El aspecto cualitativo fue tratado por Marx en su teoría de la alienación, y luego desarrollado en la teoria del fetichismo de la mercancía. Los dos términos de la relación de equivalencia no son cualidades equivalentes; son de especies diferentes.

Lo que el obrero recibe a cambio de su poder creador alienado es un “equivalente" sólo en una economía mercantil, donde el poder creador del hombre está reducido a una mercancía comerciable y es vendido como valor. A cambio de su poder creador el obrero recibe un salario o sueldo, es decir, una suma de dinero, y a cambio de este dinero puede comprar productos del trabajo pero no puede comprar poder creador. En otras palabras, a cambio de su poder creador el trabajador obtiene cosas.

Así,cuando Marx habla de la apropiación capitalista de la “plusvalía” o “trabajo excedente”, se refiere al aspecto cuantitativo de la explotación, no al aspecto cualitativo. Cualitativamente, el trabajador aliena la totalidad de su poder creador, su poder de participar conscientemente en la formación de su medio material con las fuerzas productivas que hereda del desarrollo tecnológico anterior. Esto significa que “es verdad que los hombres alquilan sus servicios por un precio” (Samuelson), y como resultado de esto, “cuanto menos seas tú, cuanto menos exterioríces tu propiavida. más tendrás, mayor será tu vida enajenada".


Descargar texto: "El fetichismo de la mercancía"




3 comentarios:

Loam dijo...

A propósito del fetichismo de la mercancía, te sugiero veas este vídeo. Nestor Kohan no sólo es un profundo conocedor del marxismo, sino un excelente comunicador.

https://youtu.be/f9jPejS90Tk

Salut

Albert dijo...

Gracias por el enlace del vídeo, dentro de poco voy a publicar otro texto relacionado con el fetichismo de la mercancía...

Salut!

Albert dijo...

Creo que el fetichismo de la mercancía o del dinero deriva del fetichismo de la imagen o del Poder, el fetichismo de la imagen que otorga Poder a partir del dinero.

El fetichismo de la imagen tanto psicológica como física del individuo que determinará el rol o posición de éste dentro del sistema capitalista y que se adquiere a partir del grado de asimilación y adaptación que tiene para poder sobrevivir o escalar posiciones dentro del sistema.

Salut!