La civilización de la barbarie

Es debido al progreso que la civilización ha entrado en una vorágine de productivismo de la que no va a poder salir si no es mediante el control de todos los recursos existentes en el planeta (incluido los humanos) a través de totalitarismos que gestionen cada parcela de nuestras vidas. Se acabaron los tiempos de abundancia y empiezan los de escasez.

El triunfo de la materia

El triunfo de la materia sobre el espíritu se manifiesta en una de las civilizaciones más decadentes de la Historia en la que la derrota del espíritu se sustituye por el auge del mundo virtual donde el cuerpo deja de existir sin la presencia del espíritu, esta transformación cualitativa del individuo divide su esencia espiritual de la material que lo define como un ser humano integral convirtiéndolo en una imagen más del mundo virtual para poder integrarlo en el Sistema de dominación.

La traición de la izquierda.

La delgada línea que separaba la izquierda de la derecha se ha difuminado conformando un todo homogéneo que responde a una dominación total y totalitaria de la sociedad por parte del Estado, de manera que la lucha de clases que en anteriores épocas había resucitado la esperanza de emancipación de la clase obrera como sujeto histórico se ha esfumado para fomentar la lucha entre las élites dirigentes (políticas y económicas) de las super-potencias que de esta manera tienen que aplicar medidas de control totalitarias en sus respectivas sociedades para poder competir entre si por la hegemonía mundial.

 

Por ese motivo hoy no existe ninguna lucha de clases porque no hay clase obrera y tampoco izquierda, lo que hay es una lucha entre las clases burguesas más ricas de los Estados más poderosos del planeta.

 

Si Marx había definido el lumpenproletarido como "la población situada socialmente al margen o debajo del proletariado, con carencia de conciencia de clase, como los criminales, los mendigos, los desempleados crónicos o los drogadictos", hoy podemos decir que se ha creado otra clase superior a la burguesía de antaño, una superburguesía que está por encima de la burguesía tradicional, con lo cual ésta ya no puede ser considerada como tal y que por lo tanto ha pasado a la condición proletaria. La concentración de riqueza ha provocado que la cantidad de nuevos burgueses haya disminuido provocando un aumento del proletariado y del subproletariado cada más pobre y precario. 

 

El lumpenproletariado de hoy es el trabajador precario de sueldos bajos y explotado hasta más no poder, es decir, una parte cada vez más significativa de la población. O en el peor de los casos el que ya no tiene cabida en el mercado laboral.

El conspiracionismo como estatismo.

Ahora que se ha puesto de moda el conspiracionismo tras la "pandemia" (cosa normal porque sin duda este suceso no ha tenido parangón alguno en la Historia) debemos prestar atención a la diversidad de grupos de diferentes ideologías que se adhieren a las teorías conspiracionistas como la ultraderecha y los liberales de modo que y sin saberlo comparten en el fondo la misma tesis principal que los marxistas, a saber, y a grandes rasgos que unos super-ricos controlan el Estado.

Paradigmático es el caso de la ultraderecha que sin saberlo comparte en este caso la misma idea con la ultraizquierda, los extremos se tocan. Y en el caso de los liberales sucede lo mismo compartiendo con el marxismo la misma propuesta de defender a ultranza el Capitalismo como Sistema de dominación.

Internet y la deshumanización de la sociedad.

A medida que se va imponiendo el mundo digital, las relaciones se van degradando, las consignas que prevalecieron durante la "pandemia" (distanciamiento y confinamiento o quédate en casa) se ajustan a las directrices de la sociedad tecnológica donde cada vez se pasa más tiempo encerrado en casa delante de las pantallas sin poder mantener una conversación con el vecino lo que divide por completo a la sociedad, aislando el individuo en su esfera privada y sumergiéndolo en una vida sin relación.

La ruptura de las relaciones sólo puede llevar a un estado de incertidumbre y confusión donde el Estado se fortalece a medida que el individuo confinado y alienado pierde autonomía y libertad. El campo de batalla que en anteriores épocas se situaba en el mundo real se ha trasladado al mundo virtual donde todo esta monotorizado por los servicios secretos y de inteligencia.

El control de la población resulta más efectivo y predecible en Internet. Las herramientas del Poder se han ido sofisticando debido a los avances cientifico-tecnológicos en aras de la servidumbre voluntaria de la sociedad que queda a merced de sus gobernantes sin poder articular ninguna respuesta adecuada a la tiranía impuesta.

La libertad individual es sagrada.

El mejor legado que Occidente ha dejado a la humanidad es el concepto de libertad e individuo. De manera que la insistencia de los Estados occidentales en vulnerar los derechos forjados durante siglos sólo puede ser interpretado como un ataque directo contra la libertad individual.