In LSD Veritas -

Benvinguts al meu racó.


Todo está sujeto a interpretaciones, por lo tanto la realidad es subjetiva y las formas de pensar y vivir son caóticas y conflictivas. El pensamiento enmascara a menudo la verdad de los hechos. La realidad ya no puede ser objetiva. Todo pasa por el filtro del pensamiento y el individuo deja de observar los hechos tal como son.

martes, 13 de mayo de 2025

Meritocracia y tecnocracia.

El fundamento de la meritocracia es el progreso, los avances científico-tecnológicos determinan el devenir de las naciones y el de los seres humanos en general. Los países llamados desarrollados ostentan unos privilegios en contra de los países llamados sub-desarrollados, a los que esquilman recursos de todo tipo, ya sean naturales, energéticos y ahora hasta humanos aparte de que ayudan a crear conflictos en más de una ocasión entre países cercanos e induciéndolos también a la corrupción a todos los niveles. En este punto conviene recordar que la fuerza que puede generar estos desequilibrios entre naciones no es otra que el poder técnico y tecnológico que detentan los Estados con mayor capacidad de desarrollo en estos campos, es decir, las superpotencias tienen todos los recursos al alcance para subyugar cualquier nación que se oponga o que desee intervenir; propaganda, dinero para corromper, ejércitos, armamento de última generación, infinidad de recursos de todo tipo, etc, etc, que al fin y al cabo suprimen cualquier oposición y disidencia que actúe en contra del poder hegemónico de las superpotencias.

 La meritocracia es la ideología fascista por excelencia de la sociedad capitalista y la que sustenta en buena medida las formas de dominación que se dan en el seno de ésta, de manera que la democracia formal o representativa queda como un mero adorno para continuar con los mecanismos de control y las dinámicas de poder centralizado que son propias de un régimen fascista.

La dependencia del aparato tecnológico por parte de la sociedad en general y sobre todo de las clases populares indica cuando menos un grado de alienación y manipulación nunca vistos antes en la historia de la humanidad de manera que esta invasión alogarítmica tanto en la vida pública y privada de los individuos reproduce en mayor grado la dominación que se efectúa no tanto en un plano económico sino ideológico y en última instancia político que el que se producía en épocas pasadas más a nivel económico que ideológico lo que en suma despolitiza a las clases populares dependientes del aparato tecnológico en favor de las clases dirigentes que fomentan la dependencia y las formas de esclavitud modernas en base a elementos propagandísticos de mayor y menor importancia que repercuten en una sociedad cada vez más sujeta y anestesiada por los acontecimientos que se suceden sin tener ninguna fuerza de cambio social. 

Más allá de que exista una plutocracia o una tecnocracia en la cúspide del poder, la concentración de poder tanto político y económico actual no se podría haber dado sin los avances científico-tecnológicos de estas últimas décadas lo que determina en buena medida los acontecimientos más significativos que se dan en el terreno social y que por lo tanto repercuten en nuestras vidas en mayor o menor medida y en la que nos vemos atrapados según las circunstancias en las que nos hallemos. La autonomía y la libertad tanto individual como colectiva ceden cada vez más terreno ante la dependencia del Sistema Técnico Universal en la que estamos inmersos.