In LSD Veritas -
Benvinguts al meu racó.
Todo está sujeto a interpretaciones, por lo tanto la realidad es subjetiva y las formas de pensar y vivir son caóticas y conflictivas. El pensamiento enmascara a menudo la verdad de los hechos. La realidad ya no puede ser objetiva. Todo pasa por el filtro del pensamiento y el individuo deja de observar los hechos tal como son.
domingo, 24 de septiembre de 2017
El Estado es la libertad.
"La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza"
G. Orwell.
La creación del Estado y de las fronteras fue un proceso de concentración de fuerza y Poder que legitimó el uso de la violencia para que pudiera ser administrada entre los individuos de un territorio en concreto, de manera que la acumulación cultural y económica ejerciera un sentimiento de identidad y pertenencia al Estado y de este modo la colectividad se adhiriera a los preceptos políticos que darían forma al pensamiento y la voluntad general para la consiguiente organzación social.
Fuente: http://elpressentiment.net/?lang=CA
viernes, 22 de septiembre de 2017
miércoles, 20 de septiembre de 2017
"De los internacionalismos «políticos» y las autonomías «políticas» hoy" - José Luis Garcia Rúa.
Frente a estas tendencias exógenas y endógenas promovidas desde radicales de necesidad natural, están las que se producen a través de la mediación política, y por lo tanto contaminadas por todo el acervo de negatividades que representa el fenómeno político por definición. Respecto de las exógenas, se ponen de relieve la necesidad internacionalista concretada en un falso foro de naciones atravesadas todas ellas por el virus político «nacional», presidido y dirigido por aquellas naciones de mayor poder, y en su virtual y real beneficio, la ONU ; la necesidad de crear organismos que eviten colapsos contradictorios en el sistema económico de la competencia, como son la OCDE, el FMI, o el GAT , o que prevean desarrollos agrario-productivos que puedan desestabilizar los precios del mercado capitalista para que éste siga siendo rentable, como la FAO, o que eviten la desestabilización epidemiológica con la FMS, o que provean conciertos económicos y políticos de naciones, bajo el privilegio de naciones líderes, como la CE, la OEA, la OUA; la necesidad de establecer instituciones de contención que detengan la invasión demográfica desesperada del Sur hambriento sobre el Norte opulento, la internacionalización de los sistemas militares... y los sistemas subterráneos, clandestinos, de información reservada que son la Trilateral o el Club de Roma..
En el correlativamente falso movimiento endógeno, hay que encuadrar la exacerbación de los nacionalismos de última hora que apuntan a la constitución de otros tantos Estados y por lo tanto no a la solución real del problema de las etnias y de la liberación de los pueblos, ni a la anulación de los centros de poder, sino a la multiplicación de los mismos y a la transferencia de los males y vicios de
los Estados centrales a los Estados periféricos en preparación, es decir, un movimiento, en el que no se trata de la autonomía real de los pueblos concretos y vivientes de carne y hueso, sino de la utilización de los mismos por abstracciones ideológicas, presididas por la vacía y altisonante «misión histórica» de la etnia de turno, de manera que a la falsedad y vaciedad de contenido de una formulación como «España es una unidad de destino en lo universal» suceda la igualmente vacía y falsa formulación «la etnia X es una unidad de destino en lo universal», para deducir de ella una actitud beligerante de diferenciación exclusivizante y separadora, en la que no se trata de promover y coordinar las diferentes variedades, que espontáneamente surgen de las etnias, sino de definir, establecer e imponer por determinados centros de poder una diferenciación de índole política que pueda sumarse al juego negativo de las diferenciaciones generales, en el orden de las propiedades contradictorias.
Esto es lo triste, malograr luchas que, conducidas en el terreno natural y positivo que venimos señalando, responden a las necesidades profundas de los pueblos, y que son las únicas que, hacia el futuro, podrían producir el auténtico orden justo, y en cambio promover las líneas de acción, que, con toda seguridad, habrán de llevar a la repetición de los males y vicios tradicionales.
Ahora bien, una vez dicho esto y dejadas las cosas en su sitio, no podemos por menos de poner de relieve la hipocresía de las actitudes «democráticas» occidentales, en pomposas declaraciones de defensa de los derechos humanos que cesan inmediatamente cuando se trata de respetar y promover el principio de la autodeterminación de los pueblos. El espectáculo de la defensa incondicional por los occidentales del imperio ruso forjado por las armas, fomentando falsas ententes federativas que sólo tienen por misión el control armamentístico y la evitación de una imprevista situación de inestabilidad que políticamente podría conducir a circunstancias sin control, es algo bochornoso que pone al descubierto la falsedad de la «defensa democrática» de los derechos de los pueblos.
Un ejemplo claro de esa falsedad y de que no se trata de defender derechos, sino de defender intereses, se puede ver en el artículo de Maurice Duverger (EL PAIS 12-10-90) titulado Nacionalismo y minorías y, en realidad, concebido sólo en defensa de la actitud de la afirmación de Mitterrand: «no creo que el final del progreso humano sea volver a constituir una Europa de las etnias, la Europa
de las tribus». Se trata en el artículo de una declaración en la que no se plantea ni por asomo la cuestión del derecho, sino la viabilidad política del Estado, y el propio Duverger admite como correcta la creación artificial de los vencedores de la guerra de 1914-1918 de Estados como Chescoslovaquia y Yugoslavia, «formadas a partir de la amalgama de etnias que en sí mismas no tenían dimensión suficiente para constituir un Estado viable», lo cual se niega por la propia historia, según el mismo artículo. Pero lo verdaderamente significativo en él es la defensa a ultranza,
que, a pesar de esa artificialidad, hace del estado yugoslavo y de la acción («aunque deplorable») del ejército federal, así como de lo consecuente que es la acción violenta de la Serbia comunista para asegurar el sometimiento a la unidad tanto de Eslovenia y Croacia como de Kosovo. Ese es el problema en el que nosotros no podemos callar: la defensa de los derechos humanos está muy bien para la burguesía occidental cuando no afecta a la conformación estatalista del occidente mismo, pero, cuando los movimientos de independencia de Lituania, Moldavia o Croacia pueden tener efectos contaminantes para el independentismo del Ulster, Córcega, País Vasco, Cataluña, el Sur del Tirol o de los focos independentistas holandeses, belgas ... eso ya es harina de otro costal.
Nuestra posición ha quedado muy clara a lo largo del artículo, y, dentro de ella, ha quedado también clara la hipocresía «democrática» en el tratamiento de los derechos humanos que queda manifiesta desde el momento en que no admiteque los derechos humanos incluyan la autodeterminación de cualquier orden.
En el correlativamente falso movimiento endógeno, hay que encuadrar la exacerbación de los nacionalismos de última hora que apuntan a la constitución de otros tantos Estados y por lo tanto no a la solución real del problema de las etnias y de la liberación de los pueblos, ni a la anulación de los centros de poder, sino a la multiplicación de los mismos y a la transferencia de los males y vicios de
los Estados centrales a los Estados periféricos en preparación, es decir, un movimiento, en el que no se trata de la autonomía real de los pueblos concretos y vivientes de carne y hueso, sino de la utilización de los mismos por abstracciones ideológicas, presididas por la vacía y altisonante «misión histórica» de la etnia de turno, de manera que a la falsedad y vaciedad de contenido de una formulación como «España es una unidad de destino en lo universal» suceda la igualmente vacía y falsa formulación «la etnia X es una unidad de destino en lo universal», para deducir de ella una actitud beligerante de diferenciación exclusivizante y separadora, en la que no se trata de promover y coordinar las diferentes variedades, que espontáneamente surgen de las etnias, sino de definir, establecer e imponer por determinados centros de poder una diferenciación de índole política que pueda sumarse al juego negativo de las diferenciaciones generales, en el orden de las propiedades contradictorias.
Esto es lo triste, malograr luchas que, conducidas en el terreno natural y positivo que venimos señalando, responden a las necesidades profundas de los pueblos, y que son las únicas que, hacia el futuro, podrían producir el auténtico orden justo, y en cambio promover las líneas de acción, que, con toda seguridad, habrán de llevar a la repetición de los males y vicios tradicionales.
Ahora bien, una vez dicho esto y dejadas las cosas en su sitio, no podemos por menos de poner de relieve la hipocresía de las actitudes «democráticas» occidentales, en pomposas declaraciones de defensa de los derechos humanos que cesan inmediatamente cuando se trata de respetar y promover el principio de la autodeterminación de los pueblos. El espectáculo de la defensa incondicional por los occidentales del imperio ruso forjado por las armas, fomentando falsas ententes federativas que sólo tienen por misión el control armamentístico y la evitación de una imprevista situación de inestabilidad que políticamente podría conducir a circunstancias sin control, es algo bochornoso que pone al descubierto la falsedad de la «defensa democrática» de los derechos de los pueblos.
Un ejemplo claro de esa falsedad y de que no se trata de defender derechos, sino de defender intereses, se puede ver en el artículo de Maurice Duverger (EL PAIS 12-10-90) titulado Nacionalismo y minorías y, en realidad, concebido sólo en defensa de la actitud de la afirmación de Mitterrand: «no creo que el final del progreso humano sea volver a constituir una Europa de las etnias, la Europa
de las tribus». Se trata en el artículo de una declaración en la que no se plantea ni por asomo la cuestión del derecho, sino la viabilidad política del Estado, y el propio Duverger admite como correcta la creación artificial de los vencedores de la guerra de 1914-1918 de Estados como Chescoslovaquia y Yugoslavia, «formadas a partir de la amalgama de etnias que en sí mismas no tenían dimensión suficiente para constituir un Estado viable», lo cual se niega por la propia historia, según el mismo artículo. Pero lo verdaderamente significativo en él es la defensa a ultranza,
que, a pesar de esa artificialidad, hace del estado yugoslavo y de la acción («aunque deplorable») del ejército federal, así como de lo consecuente que es la acción violenta de la Serbia comunista para asegurar el sometimiento a la unidad tanto de Eslovenia y Croacia como de Kosovo. Ese es el problema en el que nosotros no podemos callar: la defensa de los derechos humanos está muy bien para la burguesía occidental cuando no afecta a la conformación estatalista del occidente mismo, pero, cuando los movimientos de independencia de Lituania, Moldavia o Croacia pueden tener efectos contaminantes para el independentismo del Ulster, Córcega, País Vasco, Cataluña, el Sur del Tirol o de los focos independentistas holandeses, belgas ... eso ya es harina de otro costal.
Nuestra posición ha quedado muy clara a lo largo del artículo, y, dentro de ella, ha quedado también clara la hipocresía «democrática» en el tratamiento de los derechos humanos que queda manifiesta desde el momento en que no admiteque los derechos humanos incluyan la autodeterminación de cualquier orden.
domingo, 17 de septiembre de 2017
Sobre el Independentismo catalán.
El independentismo catalán no ha sido un movimiento creado a partir de las clases populares en sí (y más si tenemos en cuenta los antecedendes de éste durante estos últimos años), sino más bien un movimiento impulsado desde los partidos políticos y la burguesía afines a la creación de un nuevo Estado catalán y del aparato de propaganda y sus medios de comunicación, promoviendo y dando apoyo a este proyecto.
Por lo tanto es un error pensar que un séctor del pueblo catalán (el que quiere la indepedencia, por motivos esencialmente materiales; la mayoría de lo que se denomina como "clase media" y una parte del séctor más desfavorecido por la crisis económica del 2008 ) haya sido el principal creador de esta inciativa. Cuando en realidad los verdaderos artífices han sido los partidos políticos y la burguesía catalana, los que han arrastrado a sus bases y a una parte de la población (en la inmensa mayoría despolitizada) a posicionarse a favor de la independencia, sin tener en cuenta entre otras cuestiones lo que va a significar y las consecuencias que va a conllevar la creación de un nuevo Estado catalán.
miércoles, 13 de septiembre de 2017
Comentario al artículo "El señuelo de la RBU: cómplice necesario para el remate del neoliberalismo"
Artículo pobre en lo sustancial, sólo tiene el acierto de señalar que la RBU es un engaño, por lo demás proclama un tecno-estatismo socialista que no difiere en esencia del neoliberalismo que pretende contrarrestar. Una oda al trabajo asalariado.
Se sabe que en el sistema capitalista el crecimiento sostenible es una entelequia. Y que el crecimiento de unos significa la pobreza y miseria de los otros debido a la usurpación de los recuros naturales y la creación de guerras para este mismo fin. No puede haber igualdad en el terreno material donde reina la injusticia, el robo y la corrupcción sistémica a nivel mundial.
Enlace al artículo: "El señuelo de la RBU: cómplice necesario para el remate del neoliberalismo"
lunes, 11 de septiembre de 2017
Los Diggers (Winstanley - 1976 - Subtítulos en Castellano)
Los Cavadores o Diggers eran una facción cristiana que luchó en la guerra civil inglesa y fue fundada en 1649 por Gerrard Winstanley. En un principio se hicieron llamar "Verdaderos Niveladores" (True Levellers), por contraposición a los Levellers o Niveladores. Contexto Su nombre se explica por su creencia en el comunalismo religioso, siguiendo los Hechos de los Apóstoles recogidos en la Biblia. Intentaron reformar el orden social que existía por un estilo de vida estrictamente agrario negando la aplicación de la Enclosure Act organizándose alrededor de pequeñas comunidades rurales. El movimiento de los Diggers se apagó hacia 1652 debido a la destrucción de sus colonias por los terratenientes locales. Tanto los Niveladores como los Cavadores surgen al ganar Cromwell, son las primeras ideas republicanas surgidas del ejército de Cromwell. Los cavadores provienen de clases bajas y proponen una sociedad igualitaria en todos los sentidos sobre todo en la propiedad.
George Woodcock (1912-1995), historiador, escritor, ensayista y crítico literario anarquista y autor de la entrada "Anarchism" en The Enciclopedia of Philosophy (1967), obra editada Paul Edwards (1923-2004) filósofo austriaco-americano, fijan los antecedentes modernos del Anarquismo en la experiencia de los Diggers o Real Levelleres ingleses. Su criterio para apoyar dicha conclusión es el estudio de la praxis político social del grupo rebelde de la Revolución Inglesa que, aparte de todo, no usó el concepto anarhkia para referirse a sus posturas.
sábado, 9 de septiembre de 2017
Propiedad privada y dominación.
Con la aparición de la propiedad privada se instauró y fomentó (junto con posterior la creación de los Estados) la acumulación como forma de dominio y explotación. La propiedad privada fundó el crecimiento y el progreso del ser humano con la explotación de los recursos naturales para su posterior comercialización, lo que dio origen a la especulación de los bienes y mercancias para generar beneficos económicos en forma de dinero y Capital.
La acumulación de Capital fomentó la explotación del hombre por el hombre a través del trabajo asalariado, lo que también supuso su dominio en todas las esferas, tanto en la económica como en la social. La asimilación del ser humano por el sistema de dominación Capitalista en la actuadlidad no pudo darse antes sin la aparación -en un principio- de la propiedad privada y de las instituciones que iban a salvagurdarla
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