miércoles, 31 de enero de 2018

La sociedad de la escasez




Nos dirigimos hacia un nuevo paradigma de la sociedad de la escasez. Donde los recursos naturales cada vez más límitados tendrán que ser gestionados por Estados cada vez más totalitarios. Las libertades irán restringiéndose también de un modo paulatino en nombre se la seguridad civil. Los recursos energéticos serán cada vez más caros y difíciles de conseguir para el ciudadano de a pie.

El eco-tecno-fascismo suplantará al Capitalismo como sistema de dominación y reducirá al ser humano de la condición de esclavo más o menos necesario que tenía antes a la condición de esclavo-objeto (cosificado) desechable por su ausencia de valor como productor de mercancías en un futuro próximo.

La élite de poder se apoyará en una minoría de especialistas cualificados que organizarán la estructura social en base a sus intereses economico-políticos para el perfeccionamiento de la dominación en todos los ámbitos de la vida del individuo y la sociedad en general.

La capitalización de la información por los medios de comunicación de masas responderá a nuevas formas de propaganda que convergerán en el ideario de una administración social cada vez más selectiva que dividirá a la sociedad en grupos útiles o inútiles para el sistema.

La formación de los especialistas será clave para el nuevo cambio de paradigma. La sociedad tecnológica impondrá una clase ociosa que irá en aumento debido a los avances producidos por la ciencia y la técnica que la mantendrá en un estado de letargo y parálisis inducido por la industria del entretenimiento y el espectáculo.


La nueva clase ociosa será el producto de la sociedad tecnológica y consumirá las mercancías y bienes destinadas a su mantenimiento. El sistema de dominación ya no se basará tanto en la acumulación sino en la administración de recursos cada vez más escasos. Cabe la posibilidad que ante la falta de recursos se puedan desatar conflictos bélicos de mayor o menor intensidad y pandemias provocadas para reducir la población (en mayor medida) de la clase ociosa. No obstante la población en general llegará al cenit dentro de unos años e irá disminuyendo progresivamente dadas las dificultades de subsistencia y procreación debido a la escasez de recursos vitales para la existencia.

La vida sólo estará reservada a los elegidos.

martes, 30 de enero de 2018

El Capitalismo es guerra.

Las víctimas de las guerras y la degradación y destrucción de la Naturaleza provocadas por el Capitalismo no pueden considerarse como un desarrollo y progreso para la sociedad, salvo que sólo se considere el beneficio particular que aportan los conflictos bélicos y el crecimiento para una mínoria, y los adelantos cientifico-tecnológicos que derivan de éste y aquellos para una mayoría a cambio de su servidumbre y posterior control.

sábado, 27 de enero de 2018

Varias reflexiones

El motor del mundo puede ser el amor o el odio. Es sólo una elección la fuerza que lo movera en un sentido u otro. (Es un trampa decir que son el amor y el odio conjuntamente o alterándose la potencia que dirije el mundo para justificar el status-qüo. Los hechos son los que determinan la realidad)

Es fácil reconocer el éxito de la tecnología (en especial internet) en una sociedad de individuos atomizados y aislados unos de otros.

La no violencia es una quimera que responde a un ideal de justicia que no existe. (Sería como decir que también existe el no sexo. No pueden existir los dos conceptos como contrapuestos. Mas teniendo en cuenta que la vida se funda y desarrolla en la violencia como razón de ser).

La violencia sólo se puede diluir cuando hay una percepción clara y concisa de su naturaleza y de las causas que la originan.

Sólo se pueden establacer vínculos fuertes si no se forman imágenes del prójimo. Éstas se crean de manera "inconsciente" y automática constantemente rompiendo el vínculo con el otro. El pensamiento diabólico fomenta la división y por lo tanto el conflicto.

El individuo es una mercancia; la imágen es lo que prevalece en el sistema capitalista, cuando ésta desaparece y es inproductiva pierde todo su valor

Los juicios crean imágenes ilusorias del prójimo.

No se pueden establecer vínculos profundos sin que antes uno no se conozca a si mismo.

La sociedad tecnológica pretende crear una segunda "naturaleza" que nos salvará de todos los males y aflicciones hasta ahora padecidos, eso si, no dice el precio que habrá que pagar por ese nuevo mundo y las condiciones sociales que conllevará ese modus-vivendi.

Nuevo Orden Mundial y Corrupción.

Detentar el Poder para hacer el bien como podría ser el caso de una dictadura buena, implica ejercer permanentemente la coacción de los gobernantes hacia los gobernados. Lo que significa condicionar la libertad del individuo (bajo pena de ser castigado) hasta los límites deseados por el sistema para restablecer la paz y el orden cuando son amenezados y ponen en peligro el funcionamiento de las leyes que salvaguardan la dominación.

Hay una atracción manifiesta hacia el conflicto, la guerra, la corrupción y el poder, donde el placer de hacer sufrir al prójimo (al más débil) compensa el estado de degradación en el que nos vemos inmersos. La cultura del sistema de dominación impone por tradición y costumbres relaciones de poder más o menos veladas que constituyen el modus-vivendi de la sociedad.

jueves, 25 de enero de 2018

La totalidad y el orden implicado - David Bohm

                                               Pensamiento e inteligencia

Antes de investigar en la cuestión acerca de cómo se debe comprender el conocimiento como un
proceso, advertiremos que todo el conocimiento es producido, desplegado, comunicado,
transformado y aplicado en el pensamiento. El pensamiento, considerado en su movimiento de
llegar a ser (y no simplemente en su contenido de imágenes e ideas relativamente bien
definidas) es, ciertamente, el proceso en el cual tiene su real y concreta existencia el
conocimiento. (Esto se ha discutido en la introducción).

¿Qué es el proceso del pensamiento? El pensamiento es, en esencia, la respuesta activa de la
memoria en cada fase de la vida. Incluimos en el pensamiento las respuestas intelectual,
emocional, sensitiva, muscular y física de la memoria. Éstos son todos los aspectos de un solo
proceso indisoluble. Tratarlos separadamente produce fragmentación y confusión. Todos ellos
constituyen un proceso de respuesta de la memoria a cada situación real, y tal respuesta, a su
vez, produce una nueva contribución a la memoria, condicionando así el pensamiento siguiente.
Una de las formas más tempranas y primitivas de pensamiento es, por ejemplo, precisamente el
recuerdo del placer y el dolor, relacionado con una imagen visual, auditiva u olfatoria que se
puede evocar a partir de un objeto o una situación. Es común en nuestra cultura el considerar
como diferentes los recuerdos que contienen una imagen de los que evocan un sentimiento. Sin
embargo, es claro que el significado total de tal recuerdo es precisamente la conjunción de la
imagen con su sentimiento, que constituye (juntamente con su contenido intelectual y la
reacción física), la totalidad del juicio tal como se recuerda que es bueno o malo, deseable o no,
etcétera.

Es claro que el pensamiento, considerado de este modo como la respuesta de la memoria, es
básicamente mecánico en su modo de operar. O bien es la repetición de alguna estructura
previamente existente, traída por la memoria, o es cierta combinación, adaptación yorganización de estos recuerdos en subsiguientes estructuras de ideas y conceptos, categorías,
etcétera. Estas combinaciones pueden poseer cierta especie de novedad, resultante de la
interacción fortuita de elementos de la memoria, pero está claro que tal novedad sigue siendo
esencialmente mecánica (como las combinaciones nuevas que aparecen en un caleidoscopio).
En este proceso mecánico no hay razón intrínseca para que los pensamientos que surjan sean
relevantes o adecuados a la situación real que evocan. La acción de percibir si los pensamientos
particulares son relevantes o adecuados, o no lo son, requiere la actuación de una energía que no
es mecánica, una energía a la que llamaremos inteligencia. Ésta es capaz de percibir un nuevo
orden o una nueva estructura, que no es precisamente una modificación de lo que ya es
conocido o está presente en la memoria. Por ejemplo, uno puede estar trabajando en un pro-
blema complicado durante bastante tiempo. De pronto, en un momento de comprensión, puede
ver la irrelevancia de toda su manera de pensar acerca del problema, seguida de un modo di-
ferente de enfocarlo, en el cual todos los elementos encajan en un orden nuevo y una nueva
estructura. Es claro que tal momento es esencialmente más un acto de percepción que un pro-
ceso de pensamiento (se discutió una idea similar en el capítulo primero), aunque a continuación
pueda ser expresado en el pensamiento. Lo que contiene este acto es la percepción por la mente
de órdenes abstractos y relaciones tales como igualdad y diferencia, separación y relación,
necesidad y contingencia, causa y efecto, etcétera.

Así hemos puesto juntas todas las respuestas de la memoria, básicamente mecánicas y
condicionadas, bajo una palabra o símbolo, es decir, pensamiento, y hemos diferenciado esto de
la fresca, original e incondicionada respuesta de la inteligencia (o percepción inteligente), en la
cual puede surgir algo nuevo. No obstante, llegado a este punto, uno puede preguntarse:
«¿Cómo se puede saber que es absolutamente posible tal respuesta incondicionada?» Esta es
una cuestión de amplio alcance que no podemos discutir cumplidamente aquí. De todos modos,
apuntaremos que, en realidad, todo el mundo acepta implícitamente la idea de que la
inteligencia no está condicionada (y la verdad es que nadie puede hacer otra cosa con cohe-
rencia).

Consideremos, por ejemplo, que intentamos afirmar que todas las acciones humanas están
condicionadas y son mecánicas. Típicamente, este concepto ha tomado una de estas tíos formas:
O bien se dice que el hombre es básicamente un producto de su constitución hereditaria, o bien
que está completamente determinado por los factores de su entorno. Sin embargo, uno le puede
preguntar al hombre que cree en la determinación hereditaria si su propio juicio afirmando esta
creencia no es otra cosa que el producto de su herencia. En otras palabras: ¿su estructura
genética le impulsa a hacer tal declaración? De un modo parecido, se le puede preguntar al
hombre que cree en la determinación ambiental si la afirmación de su creencia no es más que
palabras que brotan en modelos a los que ha sido condicionado por su entorno. Evidentemente,
en ambos casos (al igual que en el caso de quien afirma que el hombre se encuentra
completamente condicionado por la herencia más su entorno) la respuesta tendrá que ser
negativa porque, en el caso contrario, el interrogado estaría admitiendo que lo que había dicho
no tenía significado alguno. Así, en cualquier juicio va implícito necesariamente que el que lo
emite es capaz de hablar desde una percepción inteligente, la cual, a su vez, es capaz de una
verdad que no sea el mero resultado de un mecanismo basado en el significado o en habilidades
adquiridas en el pasado. Así vemos que nadie puede evitar el dar por supuesto, con esta
modalidad de comunicación, que por lo menos acepta la posibilidad de esta percepción libre e
incondicionada que hemos llamado inteligencia.

Ahora bien, hay muchas pruebas que indican que el pensamiento es básicamente un proceso
material. Por ejemplo, se ha observado en una amplia variedad de contextos que el pensamiento
es inseparable de las actividades eléctrica y química del cerebro y del sistema nervioso, y que
coincide con tensiones y movimientos musculares. ¿Se podría decir, pues, que la inteligencia es
un proceso similar, aunque tal vez de una naturaleza más sutil?
En la idea que estamos sugiriendo aquí va implícito que esto no es así. Si la inteligencia debe
ser un acto incondicionado de percepción, su ámbito no puede estar en estructuras tales como
células, moléculas, átomos, partículas elementales, etcétera. En último extremo, cualquier cosa
que esté determinada por las leyes de tales estructuras puede estar en el campo de lo que se
puede conocer, es decir, almacenado en la memoria y, por lo tanto, deberá tener la naturalezamecánica de algo que se pueda asimilar según el carácter básicamente mecánico del proceso del pensamiento. La real actuación de la inteligencia no puede, pues, estar determinada ni
condicionada por factores que puedan estar incluidos en ley alguna cognoscible. Así vemos que
el ámbito de la inteligencia debe estar en el flujo indeterminado y desconocido que es también el
de todas las formas definibles de materia. La inteligencia no es, pues, deducible ni explicable
desde la base de ninguna especialidad del conocimiento (por ejemplo, la física o la biología). Su
origen es más profundo y más hacia dentro que cualquier orden cognoscible que pueda
describirlo. (Así, tiene que comprender el verdadero orden de las formas definibles de la materia
por medio de las cuales nosotros esperábamos comprender la inteligencia.)

¿Cuál es la relación de la inteligencia con el pensamiento? En pocas palabras se puede decir
que, cuando el pensamiento funciona por sí solo, es mecánico y no inteligente, porque impone
su orden, generalmente irrelevante y no apropiado, que le proporciona la memoria. Sin
embargo, el pensamiento es capaz de responder, no sólo desde la memoria, sino también con la
percepción incondicionada de la inteligencia, y deberá comprobarse en cada caso si una línea
particular de pensamiento es relevante y adecuada o no lo es.

Tal vez podamos considerar aquí la imagen de un receptor de radio. Cuando la potencia de
salida del receptor «retroalimenta» la potencia de entrada, el receptor funciona por su cuenta, y
produce un ruido irrelevante y sin significación alguna, pero cuando es sensible a la señal
portadora de la onda de radio, su propio orden de movimiento interno de las corrientes eléctricas
(transformadas en ondas sonoras) es paralelo al orden de la señal, y entonces el receptor sirve
para traer un orden significativo, que tiene su origen más allá del nivel de su propia estructura, a
los movimientos que se producen en el nivel de su propia estructura. Así podemos sugerir que,
en la percepción inteligente, el cerebro y el sistema nervioso responden directamente a una
orden que procede del interior del flujo universal y desconocido que no puede ser reducido a
nada definible en términos de estructuras cognoscibles.

La inteligencia y el proceso material tienen, pues, un mismo origen, que es, en el fondo, la
totalidad desconocida del flujo universal. En cierto sentido, esto implica que lo que corriente-
mente hemos llamado mente y materia son abstracciones del flujo universal, y que hay que considerarlas a ambas como órdenes relativamente autónomos dentro del único movimiento total. (Esta idea se discute con más amplitud en el capítulo séptimo.) Es el pensamiento, respondiendo a una percepción inteligente, el que puede producir una armonía global o adecuación entre la mente y la materia.

miércoles, 24 de enero de 2018

El Ego es la causa del Poder.

Cuando el Ego se apodera de la conciencia se interpreta el hecho y por lo tanto no puede describirlo sin deformarlo o sin explicarlo en su totalidad, con lo cual se acaba falseando de una forma u otra para darle un nuevo significado conforme al interés del individuo o el colectivo. La verdad de los hechos se falsea con las interpretaciones.




lunes, 22 de enero de 2018

El Jardín de Babilonia - Bernard Charbonneau




Si no cambia nada, el crecimiento indefinido de la masa humana, de sus apetitos y de sus medios, sólo puede conducir a la destrucción de la Naturaleza. Destrucción que la necesidad cada vez mayor que el hombre tiene de la propia Naturaleza no hará más que acelerar.

Corremos en primer lugar el riesgo, nada despreciable, de que el hombre sea destruido por la destrucción de su medio; y es que una buena prospectiva no debe olvidar que un siglo de sociedad industrial no es nada, y que ésta acaba de nacer. Y aún en el caso de que el conocimiento científico y el control técnico del medio humano progresaran al mismo ritmo geométrico que su destrucción, lo cierto es que para salvar al hombre de su destrucción física habrá que poner en pie una organización total que amenaza con atrofiar esa libertad, espiritual y carnal, sin la cual la palabra "hombre" no es más que un conjunto de letras.

Fuera del equilibrio natural del que hemos salido -si los datos de que disponemos no cambian-, tenemos un solo futuro: un universo completamente oficial, estrictamente social. En la Tierra, el espacio y el tiempo, saturados por la masa humana y sus actividades, habrán desaparecido. Ya ho habrá más que un instante eterno; y a los individuos se les ahorrará así la muerte, y el absurdo al mismo tiempo que la existencia.

La sociedad - la ciudad- estará por todas partes, incluso tras las apariencias de la naturaleza. Será impensable vagar por los bosques, perseguir una presa o un pez. Ya no tendremos el tiempo, porque la sociedad anegará de respuestas los incontables deseos que no dejará de suscitar. No habrá ni plantas ni bichos vivientes que podamos coger; sólo un sinfín de productos y. sobre todo, un sinfín de espectáculos. Ya no habrá Naturaleza, y puede que tampoco Cultura - si es que esa palabra aún se sigue usando. El hombre vivirá de la sustancia del hombre, en una especie de universo subterráneo.

Ya sea en algún lugar de esta Tierra devastada o bajo algún tipo de cúpula hermética en la atmósfera venenosa de un planeta desconocido. Ahora bien, siendo todavía como somos, ¿quién de nosotros estaría dispuesto a aceptar de verdad un futuro semejante? Necesitamos el infinito del cielo sobre nuestra cabeza; de lo contrario perdemos la visión, sobre todo de la conciencia. Si la especie humana se hundiera hasta ese punto en las tinieblas, habría ido a parar, sólo que un poco más lejos, al mismo oscuro callejón sin salida que los insectos.

Pero entonces el lector me formulará la inevitabe pregunta. Si nos estamos refiriendo al hombre tal y como es, puede que tenga usted razón. Ahora bien, ¿qué hacer? (Sobreentendido: su diagnóstico es certero, pero, puesto que no me proporciona al mismo tiempo el remedio, es falso. Porque el hacer es hoy el único criterio de la verdad). Yo le respondería que, al contrario, la única oportunidad que tiene el espíritu humano es mirar al sol directamente y optar, si es preciso, por una verdad aparentemente mortal antes que por una mentira salvadora. ¿Es verdad que, tal y como van las cosas, tendremos que pensar en renunciar definitivamente a la naturaleza, es decir, a nosotros mismos? Lo único que importa es saber si este dictamen es, en líneas generales, exacto. Si lo es, el resto depende de nosotros. La única derrota es negarse a considerar el actual estado de las cosas, Por lo demás, el futuro será lo que hagamos de él.

Varias reflexiones

Sólo el orden implica el discernimiento del caos al que estamos sometidos por las imágenes de las que nos apropiamos y proyectamos como individuos fragmentados y atomizados, el análisis se paraliza con el tiempo al cambiar constantemente el estado espiritual y material de las seres vivos y las cosas que habitan y forman parte del mundo como ente en movimiento y organismo vivo. El orden es la base en la cual se puede afirmar el individuo como ser interdependiente y autónomo de la sociedad.

El Poder se sirve de la ilusión (engaño) como herramienta para someter al individuo y colectivo que procesa fe en su fuerza de persuasión y convicción a través de las imágenes.
En la lucha por el Poder quien lo detenta quiere preservarlo a base de engaños, y quien quiere conquistarlo debe descubrirlos para evidenciarlos y una vez conquistado crear nuevos engaños para manipular al creyente en la Autoridad.

Tanto los sentimientos como las emociones son imágenes contrapuestas que obedecen a un estado de ánimo concreto que cambia según la percecpción de las causas internas (como por ejemplo los deseos) y externas (como por ejemplo las condiciones sociales) en las que se halla el individuo en cada momento. Así el placer y el sufrimiento se contraponen como imagen única que cambia constantemente para seducir u oprimir según el estado psicológico y los condicionantes del individuo.

La malicia de algunos deriva en la necedad de muchos y ésta en la destrucción de todos.

Son muchos milenios de tradición o traición, el hombre moderno está cómodo en las costumbres de nuestros antepasados. El estadio corrupto todavía no ha sido superado para cambiar el paradigma. La voluntad de poder es consustancial a esa tradición o traición y por lo tanto la autoridad puede hallar sentido en la sociedad jerárquica de la dominación.

Contrarrestar la violencia con más violencia es como contrarrestar la dominación con más dominación. La violencia y la dominación se diluyen cuando no extisten ya dominados ni dominadores.


miércoles, 17 de enero de 2018

Seguridad vs libertad.




Se acepta la dominación del sistema a cambio de su seguridad.

Como la libertad implica relacionarse con el prójimo en igualdad de condiciones y enfrentarse a los problemas con responsabilidad, el compromiso que la emancipación supone con uno mismo y el otro queda relegado por el miedo a la misma abolición de la autoridad y el Poder que ofrece al individuo la seguridad de su supervivencia frente a la sociedad que lo amenaza y pone en peligro constantemente.

La presunción en la que se afirma de que el hombre es un lobo para el hombre implica también aceptar la ley darwinista del más fuerte y con ello la división de la sociedad entre débiles y fuertes o entre competentes e incompetentes.

La teoría darwinista basada en las leyes de la Naturaleza para incorporarlas al ser humano como individuo sujeto a las mismas condiciona su estructura psicólogica y por lo tanto su forma de entender la vida, quedando atrapado en circulo vicioso del que no puede salir.

Cuando la sociedad está dividida en clases empieza la lucha por la supervivencia; lo que supone la jerarquización de la misma y la aceptación del principio de autoridad como tal.

En este contexto, la meritocracia (ideología del Capitalismo) puede desarrollarse como forma de gobierno en las sociedades industriales y conformar un sistema basado en la violencia, la competitividad y la desigualdad. No hay sitio para los inadaptados en un sistema cada vez más totalitario y destructivo, éstos quedan marginados y anulados por la imposición de una visión productivista y consumista de la vida que reduce a los seres humanos a máquinas que deben ser constantemente manipuladas espiritualmente para el provecho de los que ostentan el Poder.

martes, 16 de enero de 2018

Sobre la revolución industrial.

El progreso fomentado por la revolución industrial y después por los avances tecnológicos inauguró una nueva era en la que la sociedad optó por la seguridad de la producción y el enriquecimiento económico antes que por la libertad del desarrollo individual y colectivo basada en la ética de la fraternidad e igualdad y la necesidad espiritual que limitó por lo tanto su capacidad potencial creativa y puso al servicio del mercado su fuerza de trabajo para poder sobrevivir.
La supervivencia es un producto de la sociedad de la seguridad y la antítesis de la libertad individual y colectiva.

lunes, 15 de enero de 2018

Sobre la clase obrera

La clase obrera -política- pasó a denominarse mayormente clase media, una subdivisión económica que englobaba a los diferentes estratos sociales, entre ellas la alta y la baja que vendian su fuerza de trabajo para poder subsistir.
El cambio es cualitativo y cuantitativo al desaparecer el concepto y la esencia política que definia al proletario como asalariado y por lo tanto antítesis del capitalista-burgués e imponerse la jerarquía de aquel dentro de los centros de trabajo como homo economicus que compite y lucha por alcanzar un nivel más alto en el mercado laboral.

La competitividad entre las empresas dió pie a la lucha por la supervivencia entre la masa de asalariados que perdió su condición política (conciencia de clase) al quedar fragmentada por la esencia puramente económica del sistema de dominación.

viernes, 12 de enero de 2018

Violencia vs desobediencia




La supervivencia implica violencia. Ya que el condicionamiento heredado de nuestros antepasados supone en principio una quimera imposible de superar, el Poder como tal debe prevalecer para la organización de la sociedad. La legitimación de un ente superior (Estado) se fundamenta en este propósito.

Como no podemos superar el estadio de nuestros antepasados, somos presas de nuestro propio condicionamiento. Querer por lo tanto abolir las instituciones de Poder como son el Estado y el Capital (sin que antes haya habido una transformación espiritual del individuo) y de esta forma conseguir un nuevo Derecho basado en la igualdad y la solidaridad se hace imposible por lo que implicaria todo un proceso de transformación social fallido de antemano.

La transformación del individuo debe preceder al conjunto de cambios para la resolución de los conflictos que determinan las relaciones sociales basadas en el principio de la violencia como fundamento y que requieren de la autoridad en todos los ámbitos de la vida. La jerarquía conforma el cuerpo social y crea la división de la sociedad en clases. Donde hay división, hay conflictos y violencia, con lo cual el sistema basado en la autoridad se retroalimenta para consolidar la dominación.

La confrontación contra el sistema de dominación pasa por la desobediencia en todas sus manifestaciones represoras, ya que sin servidumbre no podría existir tampoco la dominación, el leimotiv para alcanzar la emancipación del individuo y de la sociedad debe ser la desobediencia y no la violencia, ya que el uso de la violencia es en la inmensa mayoría de las ocasiones reprobable y puede implicar por su misma naturaleza un reforzamiento del mismo sistema de dominación al que se quiere combatir, no es pertinente como herramienta para la liberación de los oprimidos.

miércoles, 10 de enero de 2018

Sobre la supervivencia

La supervivencia es una forma de guerra encubierta y larvada de mayor o menor intensidad, donde todo lo que acontece puede ser justificado en su nombre. Todavía no hemos aprehendido que las leyes que imperan en la Naturaleza (el reino animal) no son las mismas que las del ser humano. Por lo tanto vivir es la antítesis de la supervivencia. La vida no tiene porqué ser una guerra que amenaza y pone en peligro permanente nuestra existencia.

A pueblos corruptos, Estados opresores. A pueblos sumisos, Estados benefactores.

viernes, 5 de enero de 2018

Guy Debord - Comentarios sobre la sociedad del espectáculo

Debido a las nuevas condiciones de un control provechoso de los asuntos económicos —en el
momento en que el Estado juega un papel hegemónico en la orientación de la producción, y en que
la demanda, para todas las mercancías, depende estrechamente de la centralización realizada en
la informacion-incitación espectacular a la que también deberán adaptarse las formas de
distribución, se exige imperativamente que se intente constituir en todas partes redes de influencia
o sociedades secretas. No se trata más que de un producto natural del movimiento de concentración de capitales, de la producción, de la distribución. Lo que en esta materia no se extiende, debe desaparecer; y ninguna empresa puede crecer sin contar con los valores, las técnicas, los medios, de lo que hoy en día son la industria, el espectáculo y el Estado. En el último análisis, es el desarrollo particular quien ha sido escogido por la economía de nuestra época, el que viene a imponer en todas partes la formación de nuevos vínculos personales de dependencia y protección.

Es precisamente en este punto donde reside la profunda verdad de esa fórmula, tan bien
comprendida en toda Italia, que emplea la Mafia siciliana:"Cuando uno tiene dinero y amigos, se ríe
de la justicia". En lo espectacular integrado, las leyes duermen; porque no fueron hechas para las
nuevas técnicas de producción y porque, en la distribución, son eludidas por ententes de nuevo
tipo. Lo que el público piense o prefiera ya no tiene importancia. He aquí lo que queda oculto del
espectáculo a tantos sondeos de elecciones, de reestructuraciones modernizadoras.

Quienesquiera que sean los vencedores, lo menos bueno será rápidamente adquirido por la
amable clientela: ya que será exactamente lo que habrá sido producido para ella.
Fue precisamente después de que el Estado moderno, llamado democrático, dejara de serlo,
cuando empezó a hablarse continuamente de "Estado de derecho". No fue una casualidad que la
expresión se popularizara alrededor de 1970 y en primer lugar precisamente en Italia. En muchos
terrenos incluso se hacen leyes a fin de que sean burladas, precisamente por aquellos que
disponen de todos los medios. En algunas circunstancias, la ilegalidad —por ejemplo en torno al
comercio mundial de toda clase de armamentos y, más a menudo, en lo relativo a productos de la
más alta tecnología— no es más que un apoyo de la operación económica, que será tanto más
rentable. Hoy en día muchos negocios son necesariamente deshonestos como el siglo, y no como
lo eran en otras épocas los que practicaban, por series claramente delimitadas, quienes habían
escogido las vías de la deshonestidad.

A medida que aumentan las redes de promoción-control para dirigir y apoderarse de los sectores
explotables del mercado, se acrecienta también el número de servicios personales que no pueden
ser rechazados por quienes están al corriente y antes no han rechazado su ayuda, y no siempre se
trata de policías o guardianes de los intereses o la seguridad del Estado. Las complicidades
funcionales se extienden lejos y durante mucho tiempo, pues sus redes disponen de todos los
medios para imponer esos sentimientos de reconocimiento o de fidelidad que, desgraciadamente,
siempre han sido tan raros en la actividad libre de los tiempos burgueses.

Siempre se aprende algo del adversario. Hay que creer que también miembros del Estado han
leído las observaciones del joven Lucács sobre los conceptos de legalidad e ilegalidad, en el
momento en que han tenido que asistir al paso efimero de una nueva generación de lo negativo -
Homero dijo que "una generación de hombres pasa tan rápido como una generación de hojas"-.
Desde entonces, la gente de Estado, al igual que nosotros, ha podido dejar de embrollarse con
cualquier tipo de ideología sobre esta cuestión; y ciertamente, las prácticas de la sociedad
espectacular no favorecían en absoluto las ilusiones ideológicas de este género. En cuanto a
nosotros, finalmente se podrá concluir que lo que a menudo nos ha impedido encerrarnos en una
sola actividad ilegal es que hemos tenido muchas.

Descargar: "Comentarios sobre la sociedad del espectáculo"

La sacralización de la imagen.




Esperar un cambio del exterior como podría ser la mejora de las condiciones materiales es una insensatez, el espíritu no se transforma con pan o trabajo, tiene que haber un estado de introspección que modifique el pensamiento y por lo tanto la conducta individual, de manera que se pueda dar una nuevo tipo de relaciones basadas en la fraternidad y la solidaridad.

El refrán que define al hombre mediocre y a la sociedad actual es el: "más vale malo conocido que bueno por conocer". La conformidad responde a la comodidad en la sociedad del consumo y el estado del bienestar.

La ausencia de espectativas condiciona la vida del hombre moderno y lo sujeta a la ley del mercado y el Estado. La dependencia es casi total, no hay vida más allá del Capitalismo.

La sacralización de la imagen que ha implementado el sistema a través de los medios de comunicación de masas responde a un reforzamiento constante del Estado y el Capital como garantes de la seguridad de las sociedades. La imagen define, crea y transforma el pensamiento del individuo para adaptarlo a las circunstancias que va creando el sistema que lo domina.

A medida que el individuo es absorbido por el sistema, éste va retroalimentando la máquina que lo sujeta. En estas condiciones no existe ya un verdugo y una víctima. Tanto el dominador como el dominado precisan de una imagen que les dé una cierta seguridad en el plano material y espiritual de manera que tanto uno como el otro puedan sobrevivir. Hay una dependencia mútua que también les da un sentido a su existencia.

El vacio espiritual que le provoca al hombre medio una vida independiente no puede ser asimilado como tal y debe confrontarlo con relaciones basadas en la jerarquía y la autoridad. La imagen de la autoridad también se sacraliza en nombre de la seguridad. La obediencia y por lo tanto la sumisión al sistema conforman el leitmotiv de la vida de las sociedades modernas que se resignan a una existencia banal y mezquina con ciertas dosis de espectáculo para su entretenimiento.