lunes, 29 de agosto de 2016

Crítica a la civilización - John Zerzan

Hoy en día estamos viviendo una crisis profunda en todas las esferas, lo que nos obliga a replantearnos nuestra aceptación de las instituciones sociales más elementales. Es necesario problematizar la división del trabajo y la domesticación, bases mismas de la civilización. La ausencia de una crítica fundamental significaría que aceptamos un desastre de múltiples dimensiones como algo sencillamente inevitable. ¿Seremos capaces de encontrar un nuevo paradigma/marco/visión que funcione allí donde fracasaron intentos previos de enfocar la salud y la liberación? Siendo conscientes de que nunca debería haber un único camino “correcto”, el movimiento anticivilización, el pri- mitivismo y la anarquía verde parecen, en varias partes del mundo, muy prometedores. La sociedad de masas y su imperativo tecnológico están siendo, cada vez más, vistos como el problema, no como la solución.




La sociedad de la seguridad.


La sociedad de la seguridad viene determinada por el instinto de acumulación en la esfera psicológica o espiritual y la esfera material o física del individuo, a partir de la acumulación se provee de cierta seguridad para afrontar el futuro, en este contexto la raíz psicológica que impulsa al individuo y a la sociedad a acumular ya se en forma de información o dinero (distintos tipos de Capital) es el temor o el miedo a un mañana que no le sea propicio debido a cualquier circunstancia que le acarree algún problema que no pueda solucionar.
La capacidad del individuo y de la sociedad para afrontar problemas futuros de diversa índole constituye el fenómeno de la seguridad como pilar fundamental en el que se sustenta la sociedad. La seguridad por lo tanto condiciona la vida de los sujetos y fomenta la desigualdad que crea la capacidad de acumulación que tiene cada individuo para la supervivencia, a partir de este hecho vemos que el miedo como motor que impulsa la voluntad del sujeto en una sociedad que tiene como base la competitividad para vivir o mejor dicho sobrevivir, genera y generará odio y violencia.
La violencia y el odio vienen determinados por la desigualdad y el miedo que son a la vez producto del instinto de conservación o en última instancia, de seguridad.

jueves, 25 de agosto de 2016

Una reflexión sobre el patriarcado y la tecnolatría.




El Poder va mucho más allá de las relaciones sociales que se puedan dar en la esfera colectiva y sus diversas manifestaciones como el patriarcado o el matriarcado ya que se sitúa más en la esfera espiritual o psicológica (plano principal), que en la esfera económica o material (plano secundario), es decir, el dominio se ejerce en primer lugar a través de métodos coercitivos como la propaganda o la cultura que impone el sistema capitalista que invaden la esfera psicológica del sujeto para después ejercerlo en el terreno de la esfera económica al consentir éste el dominio de un tercero por ejemplo para subsistir en forma de trabajo asalariado, por lo tanto y en sentido estricto no se pueden hacer discriminaciones entre los hombres y las mujeres cuando nos referimos a una forma concreta y autoritaria de Poder ya provenga del Estado, del Capital, o de un tercero (sea éste hombre o mujer) que puede afectar a ambos indistintamente del lugar que ocupen dentro del sistema de dominación o de la situación económica que tengan.


La tecnolatría es el nuevo cáncer de la humanidad en tanto que fomenta la atomización espiritual o psicológica del individuo al quedar aislado del resto de sus congéneres, favoreciendo de este modo la división y el debilitamiento de la sociedad mayormente en la esfera privada del sujeto al quedar sometido por máquinas que lo desactivan e incapacitan como potencia autónoma.

La tecnolatría es una manifestación más del Poder para anular al individuo y a la sociedad en general, en cuanto se sirve de los medios técnicos y tecnológicos para por ejemplo a través de internet, poder crear una imagen, conservarla y reforzarla en base a su Ego (destrucción de la identidad original) que constituye o acaba constituyendo una individualidad de una masa gregaria dependiente del aparato tecnológico y por lo tanto sometida.

El progreso de la técnica con sus avances tecnológicos no es algo que esté separado del Capital y el Estado, sino más bien es la consecuencia de la búsqueda del rendimiento y la eficiencia en la producción de mercancías y servicios por parte del Capital en general y del Estado. de manera que fue éste junto con aquel quien implantó y fomentó el uso del aparato tecnológico en la sociedad como medio producción, entretenimiento y propaganda para el control social.
No es de extrañar que el crecimiento y la consolidación de las multinacionales y la gran banca respondan al progreso de la técnica en general, al servirse de nuevas aportaciones (en forma de invenciones técnicas y tecnológicas) en los diferentes campos para el uso específico que puedan de este modo crear un mayor beneficio en el aprovechamiento por ejemplo de la energía y el trabajo que se requiere para fabricar una mercancía o prestar algún tipo de servicio que genere Capital.


En esta coyuntura las invenciones técnicas son puestas al servicio del sistema de dominación y por lo tanto absorbidas por éste para poder consolidarlo y perpetuarlo.

domingo, 21 de agosto de 2016

Reflexiones sobre el pensamiento, la sociedad y el sistema.






La esfera del interés personal debe quedar igualada con la esfera del colectivo, si se produce un desequilibrio entre estas dos esferas surge el conflicto, en un contexto de igualdad nada del otro nos es ajeno, es decir, el individuo es la sociedad al formar parte integral de ésta.

Defender los intereses personales a través de los partidos políticos es reforzar y perpetuar el sistema de dominación estatal-capitalista. que cada vez será más implacable en su esfera de Poder o toma de decisiones y control hacia la población dirigido por la violencia de sus cuerpos de seguridad y represivos, que a su vez relegará y hundirá a una parte también cada vez mayor de la sociedad en la pobreza y miseria para que una minoría de privilegiados puedan disfrutar de los beneficios que les otorga la explotación (consciente o inconsciente) de una mayoría que se hace mayoritariamente cómplice de la élite de poder que la gobierna votando.

Si el pensamiento queda limitado o condicionado por el Ego fragmenta la realidad, por lo tanto la medida del pensamiento debe abarcar la totalidad de lo observado para facilitar una comprensión clara de lo hechos.

Si el pensamiento puede justificar los actos más injustos, lo cotidiano y normal para el sujeto es vivir en un estado de desigualdad social que implicará pobreza, miseria o muerte para una parte mayor o menor de la sociedad. Como el Estado y el Capital se rigen por un pensamiento autoritario que implica obediencia y sumisión, debemos rebelarnos contra toda Autoridad que atente a nuestra voluntad, tanto la igualdad como la libertad del hombre son incompatibles con la Autoridad.

En una sociedad jerarquizada la imagen del sujeto viene determinada por su Ego que determina a la vez la potencia de su autoridad para influir de forma directa o indirecta en la escala que ocupa en el sistema de dominación.

Al fin y al cabo cuando hablamos del sistema, nos referimos a la sociedad.


lunes, 15 de agosto de 2016

Marx y otras observaciones.

"No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia"
Karl Marx, Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política (1859)



Marx condenó al hombre a la servidumbre del Capital.
Si la conciencia del hombre no puede determinar su ser como dice Marx o su voluntad, éste quedará sometido de por vida a los agentes exteriores que controlarán todos sus movimientos, es decir, el hombre quedará sujeto a la voluntad de otros a través del Capital acumulado, de lo que se deduce, si el Capital condiciona a la sociedad, aquel siempre estará por encima de ésta y por lo tanto decidirá qué hacer con la vida de los integrantes de la sociedad.
El Capital se reifica y se vuelve autónomo cobrando "vida" a través del aparato tecnológico implantado por el Estado y toma el control de la vida de los individuos, los individuos quedan subyugados por las diversas formas que adquiere la acumulación de Capital y por lo tanto condenados a servir a la gran máquina que han creado ellos mismos.

Cuando el pensamiento del sujeto divide la realidad entre el observador y lo observado, es decir, fragmenta el hecho o los acontecimientos en sí, éste o éstos quedan falseados por la interpretación que hace el sujeto de la realidad.
La subjetividad en la interpretación de los hechos enmascara la verdad.

El ser humano vive un sueño desde hace milenios del que no quiere despertar porque es su refugio en el cual puede autoengañerse y seguir autocomplacioendose para justificar de esta forma su modo de vida, basado en un sistema de dominación hiperviolento y generador de odio y frustración, su coartada en la inmensa mayoría de las ocasiones es el otro y casi nunca su persona, esta es la principal vía de escape para delegar y desentenderse de lo que sucede a su alrededor.

El sistema de dominación se ha hecho imperceptible porque durante el transcurso de la historia de la humanidad, la sociedad ha tolerado lo intolerable.

La serenidad es hija de la conciencia.

Despertar la conciencia sería como enseñarle a nadar al que no sabe.

La obediencia no es una conducta ética y moral que surge de la conciencia del hombre sino la sumisión a una autoridad que se revela superior con el consentimiento o no de éste ya sea por incapacidad, obligación, miedo u otras circunstancias que lo empujen a ello.





miércoles, 10 de agosto de 2016

Apuntes sobre la vida privada y la propiedad privada.




La vida privada queda asegurada por la violencia estructurada que ofrece al individuo el sistema de dominación, por lo tanto la violencia estructural no es tanto una imposición sino una concesión del sujeto al sistema que lo oprime. En este contexto la vida privada de la sociedad en general es el centro por el cual se transmite y expande el Poder como elemento de vital necesidad en el que los miembros de la sociedad quedan atrapados y sometidos a una fuerza que escapa a su control al no tener límites en sus objetivos ni fines.

La vida privada es directamente proporcional a la propiedad privada y al dinero que se percibe de la actividad del trabajo asalariado o no en el sistema capitalista.

La propiedad privada encapsula al individuo y a la sociedad en la vida privada, de esta forma el trabajo asalariado es una proporción de dinero o tiempo ganado para la supervivencia y dependencia basado en los medios de producción de la propiedad privada ajena para la que se trabaja reproduciendo más propiedad privada y por lo tanto más vida privada, reforzando y perpetuando el sistema de dominación capitalista.

El encapsulamiento en la vida privada de la sociedad asegura la pervivencia de los mejores adaptados al sistema de dominación, la sociedad queda dividida entre los adaptados e inadaptados y se jerarquiza formando grupos de distinta índole, que a la vez quedan enfrentados, unos por conservar el trabajo y los otros por encontrarlo. De este modo la competitividad está también asegurada para que el Capital pueda maximizar el rendimiento y los beneficios de la sociedad en el que opera como productor de mercancías.


La trampa siempre serán los medios, por lo tanto el fin nunca podrá ser justificado por los medios, el medio debe ser sustraído de la acción para llegar al fin en si mismo sin pasar por el medio.

domingo, 7 de agosto de 2016

Comentario al artículo de Byung-Chul Han: ¿Por qué hoy no es posible la revolución?




Si hoy no es posible la revolución es porque todavía no estamos lo suficientemente preparados, aunque el sistema de dominación y los mecanismos que usa el Poder se hayan perfeccionado, la servidumbre es factible por consenso debido a la atomización del individuo que lo inhabilita para cualquier tipo de respuesta y si "el comunismo se vende como mercancía" es porque forma parte del Capitalismo -lo ha integrado- no porque lo haya convertido éste, es decir, el comunismo ha transmutado en una forma de Capitalismo y por lo tanto ya no puede ser comunismo como tal, en esencia, en sí y por sí, entendiendo el comunismo como el sistema antagónico del Capitalismo, es decir, el comunismo revolucionario o libertario, o la democracia directa si queremos llamarlo así.

La revolución es factible cuando el individuo deja de estar fragmentado por las ideologías, la cultura, la educación, las costumbres, las religiones que emanan del sistema de dominación capitalista, cuando el individuo vuelva a ser individuo se podrá empezar a hablar de un cambio que conlleve la transformación de la sociedad y por ende de las estructuras que conforman el sistema.


Articulo: ¿Por qué hoy no es posible la revolución? 


viernes, 5 de agosto de 2016

Apuntes sobre "La sociedad del cansancio" de Byung Chul-Han




La sociedad del rendimiento a la que alude Byung Chul-Han viene precedida por la revolución industrial o técnica del siglo XIX-XX, así el individuo coaccionado de la sociedad disciplinaria de Foucault debe de cumplir con las normas y leyes que le impone el sistema de dominación, es decir, aceptar las reglas de juego para poder sobrevivir so pena de ser sancionado por el sistema. El individuo auto-explotado del siglo XXI por el sistema de dominación o la sociedad del rendimiento es en primer lugar un sujeto que se debe de auto-engañar para de este forma ser asimilado por la gran máquina basada en la técnica o tecnología, debe sentirse parte de esta gran máquina que ha creado o ayudado a construir de alguna u otra forma, cuando se integra en la máquina ya deja de ser individuo y pasa a formar parte del engranaje de la misma, pierde la conciencia de su ser y se transforma en una parte de la máquina para de esta manera poder sentirse seguro en una sociedad del rendimiento o la eficacia, se podría señalar que la sociedad del rendimiento viene precedida del instinto de acumulación, no obstante la sociedad del rendimiento excluye a una buena parte de la misma si nos ceñimos al presente, es decir, la sociedad del rendimiento como tal está basada en la sociedad de los mejores, de los más competitivos, de lo que se deduce que la imposición para poder sobrevivir en el sistema de dominación todavía queda fiscalizada por un agente exterior, llámese Estado o Capital que regula las relaciones sociales para que el aparato tecnológico se implante como el medio por el cual se controle a la sociedad en general. Por lo tanto, la sociedad de la auto-explotación y la auto-vigilancia debe ser reconocida por el propio sujeto que tiene que convertirse de esta forma en objeto de una gran máquina que todavía está construyéndose.
La sociedad de la auto-explotación vendría dada por una auto-imposición que en principio no requeriría de ningún tercero o agente exterior que la coaccionase, es decir, no habrían ni dominados ni dominadores, la víctima o el verdugo no existirían como tal, cosa que aún no ocurre en la actualidad.
El análisis de Byung Chul- Han de la sociedad es una análisis distópico, es decir, el de un hipotético futuro en el que una "inteligencia superior" domina de forma imperceptible a la sociedad en general.






                                             Más allá de la sociedad disciplinaria.


La sociedad disciplinaria de Foucault, que consta de hospitales, psiquiátricos, cárceles, cuarteles y fábricas, ya no se corresponde con la sociedad de hoy en día. En su lugar se ha establecido desde hace tiempo otra completamente diferente, a saber: una sociedad de gimnasios, torres de oficinas, bancos, aviones, grandes centros comerciales y laboratorios. La sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria, sino una sociedad de rendimiento. Tampoco sus habitantes se llaman ya <<sujetos de obediencia>>, sino <<sujetos de rendimientos>>. Estos sujetos son emprendedores de sí mismos. Aquellos muros de las instituciones disciplinarias, que delimitaban el espacio entre lo normal y lo anormal, tienen un efecto arcaico. El análisis de Foucault sobre el poder no es capaz de describir los cambios psíquicos y patológicos que han surgido con la transformación de la sociedad disciplinaria en la de rendimiento. Tampoco el término frecuente <<sociedad de control>> hace justicia a esa transformación. Aún contiene demasiada negatividad.
La sociedad disciplinaria es una sociedad de la negatividad. La define la negatividad de la prohibición. El verbo modal negativo que la caracteriza es el <<no-poder>> (Nicht Dürfen). Incluso al deber (Sollen) le es inherente una negatividad: la de la obligación. La sociedad de rendimiento se desprende progresivamente de la negatividad. Justo la creciente desregularización acaba con ella. La sociedad de rendimiento se caracteriza por el verbo modal positivo poder (können) sin límites. Su plural afirmativo y colectivo<<Yes, we can>> expresa precisamente su carácter de positividad. Los proyectos, las iniciativas y la motivación reemplazan la prohibición, el mandato y la ley. A la sociedad disciplinaria todavía la rige el no. Su negatividad genera locos y criminales. La sociedad de rendimiento, por el contrario, produce depresivos y fracasados [...]

Alain Ehrenberg sitúa la depresión en el paso de la sociedad disciplinaria a la sociedad de rendimiento:

                        El éxito de la depresión comienza en el instante en que el modelo disciplinario de gestión de la conducta, que, de forma autoritaria y prohibitiva, otorgó sus respectivos papeles tanto a las clases sociales como a los dos sexos, es abandonado a favor de una norma que induce al individuo a la iniciativa personal: que lo obliga a devenir él mismo [...]. El deprimido no está a la altura, está cansado del esfuerzo de devenir él mismo.

De manera discutible, Alain Ehrenberg aborda la depresión solo desde la perspectiva de la economía del sí mismo (Selbst). Según él, el imperativo social de pertenecerse solo así mismo causa depresiones. Ehrenberg considera la depresión como la expresión patológica del fracaso del hombre tardomoderno de devenir él mismo. Pero también la carencia de vínculos, propia de la progresiva fragmentación y atomización social, conduce a la depresión. Sin embargo, Ehrenberg no plantea este aspecto de la depresión: es más, pasa por alto asimismo la violencia sistémica inherente a la sociedad de rendimiento, que da origen a infartos psíquicos.Lo que provoca la depresión por agotamiento no es el imperativo de pertenecerse a sí mismo, sino la presión por el rendimiento. Visto así, el síndrome de desgaste ocupacional no pone de manifiesto un sí mismo agotado, sino más bien un alma agotada, quemada. Según Ehrenberg, la depresión se despliega allí donde el mandato y la prohibición de la sociedad disciplinaria cede ante la responsabilidad propia y las iniciativas. En realidad, lo que enferma no es el exceso de responsabilidad e iniciativa, sino el imperativo del rendimiento, como nuevo mandato de la sociedad del trabajo tardomoderna. 

Alain Ehrenberg equipara de manera equívoca el tipo de ser humano contemporáneo con el hombre soberano de Nietzsche<<El individuo soberano, semejante a sí mismo, cuya venida anuncia Nietzsche, está a punto de convertirse en una realidad de masa: nada hay por encima de él que pueda indicarle quién debe ser, porque se considera el único dueño de sí mismo>>. Precisamente Nietzsche diría que aquel tipo de ser humano que está a punto de convertirse en un realidad de masa ya no es ningún superhombre soberano, sino el último hombre que tan solo trabaja. Al nuevo tipo de hombre, indefenso y desprotegido frente al exceso de positividad, le falta toda soberanía. El hombre depresivo es aquel animal laborans que se explota a sí mismo, a saber: voluntariamente, sin coacción externa. Él es, al mismo tiempo, verdugo y víctima. El sí mismo en sentido empático es todavía una categoría inmunológica. La depresión se sustrae, sin embargo, de todo sistema inmunológico y se desata en el momento en que el sujeto de rendimiento ya no puede poder más [...]


 El sujeto de rendimiento está libre de un dominio externo que lo obligue a trabajar o incluso lo explote. Es dueño y soberano de sí mismo. De esta manera, no está sometido a nadie, mejor dicho, solo así mismo. En este sentido, se diferencia del sujeto de obediencia. La supresión de un dominio externo no conduce hacia la libertad; más bien hace que la libertad y coacción coincidan. Así, el sujeto de rendimiento se abandona a la libertad obligada o a la libre obligación de maximizar el rendimiento. El exceso de trabajo y rendimiento se agudiza y se convierte en autoexplotación. Esta es mucho más eficaz que la explotación por otros, pues va acompañada de un sentimiento de libertad. El explotador es al mismo tiempo el explotado. Víctima y verdugo ya no puede diferenciarse. Esta autorreferencialidad genera una libertad paradójica, que, a causa de las estructuras de obligación inmanentes a ella, se convierte en violencia. Las enfermedades psíquicas de la sociedad de rendimiento constituyen precisamente las manifestaciones patológicas de esta libertad paradójica.

Fuente: http://blogdejoaquinrabassa.blogspot.com.es/2014/10/byung-chul-han-la-sociedad-del-cansancio.html