miércoles, 6 de noviembre de 2019

“Hacia una Federación de Autonomías Ibéricas” - Felipe Aláiz

La Federación es una fórmula completa de libre acuerdo por
pacto. La autonomía es una fórmula perfecta, anterior, superior y
opuesta a cualquier dogma de partido político porque significa
autodeterminación individual y de ella se deriva toda la vida colectiva,
económica, social y cultural. Estos valores —Pacto, Federación y
Autonomía— ejercidos por los ciudadanos no privilegiados, pueden ser
la base de la futura España: la deseada Iberia.
Es imposible encerrarlos en la estrecha cuadrícula de un partido. En
el partido, el individuo abstracto queda anulado por el voto abstracto. En el
Municipio Libre, es un vecino de carne y hueso que ejerce por sí mismo
todos los derechos naturales y todos los deberes, pactados con sus iguales.
No es un ente cuyo voto en favor de un candidato sujeto al partido, cede a
este partido la voluntad total.
El Municipio Libre, asociación de vecinos, es un mandatario de
éstos para finalidades concretas, como lo es una Junta sindical.
No hay leyes españolas de ningún régimen que consientan
estas realizaciones. Han de impulsar los españoles tales realizaciones
en un nuevo período constituyente revisionista y darles articulación
afirmitiva; que no es fácil determinar por adelantado, pero tampoco
imposible, contando con que el período de 1936-39 puede tener, en
los ensayos iniciados y continuados entonces, mucha base
aprovechable. La tienen también las instituciones populares de
muchos países en su vida local y más extensa, no intervenida por el
Estado; como la tienen las modalidades cooperadoras económicas; las
organizaciones obreras y específicas; las Federaciones de Industria; el
costumbrismo solidario, vivo en algunas de nuestras comarcas; el
apoyo mutuo de innumerables grupos humanos que tienden y
atienden a la administración y no al poder; los planes de mejoras; los
informes técnicos sobre Servicios Públicos; la abundante información
sobre problemas geográficos, económicos, culturales y pedagógicos;
las obras favorables a la supresión del provecho, a la sanidad, a la
producción bibliográfica, a la organización de tantos centros de
enseñanza como existen sin control del Estado; a las comunicaciones
y al tránsito, a la propaganda humanitaria, al arte, al deporte
practicado y no meramente presenciado, etc., etc...
La tierra se socializa. La nacionalidad se disuelve. La riqueza
territorial también. La autoridad puede disolverse por la autonomía.

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