En la sociedad capitalista todo se mide por la cantidad y no por la calidad. La dependencia de las leyes del mercado y de la productividad (1) imponen un modo de vida competitivo e hiper-violento en todos los ámbitos de la vida del ser humano que suprimen su creatividad o la ponen al servicio del Poder, con lo cual queda reducido a bestia de carga o a autoridad intelectual sumido en su propio narcisismo individualista que lo despoja de todas los valores y virtudes que lo hacen ser humano.
1. De ahí la destrucción de la Naturaleza, la adoración al sistema ténico y el fetichismo de la mercancia con la sacralización de la imagen que imponen los valores capitalistas.
La sociedad de la información se circunscribe en la era de la confusión, donde nada es completamente falso y completamente verdadero. De ahí que la propaganda sea la herramienta de manipulación por excelencia de los gobernantes hacia los gobernados. No se distingue la información de la propaganda y todas los hechos pueden ser tergiversados a conveniencia en forma de noticias por parte de los medios de comunicación ya sean de masas o alternativos.
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