lunes, 10 de septiembre de 2018

Historia, tecnología y espectáculo.

La sociedad del espectáculo es consustancial al entretenimiento y la diversión. La sociedad del ocio es un producto del capitalismo que debe mercantilizar las relaciones para poder subsistir y vender las mercancías producidas a través de la propaganda y su fetichización.

Se hacen las leyes para garantizar el orden sin embargo el poder que las constituye se sacralliza para perdurar y corromporse en nombre de la seguridad y la libertad.

Más que una lucha de clases la historia de la humanidad es la lucha entre los dominadores y los dominados.

Vivimos en una dictadura de facto. No hay ninguna alternativa al Sistema salvo la supervivencia individual.

Si la vida es lucha es que hay una guerra de por medio, lo que significa que ya no se vive sino que se sobrevive.

El ser humano debe estar por encima de las ideologías, las religiones y las creencias que pueda practicar para someterlas a investigación y no entrar en conflicto con el prójimo.

La historia pueden ser muchos acontecimientos como por ejemplo y según la doctrina marxista una lucha o guerra de clases, sin embargo, una cosa está clara, la sacralización de la técnica y la tecnología producto del afán de acumulación del dinero y mercancías o del Capital es directamente proporcional a la desacralización de la Naturaleza. La sociedad capitalista de la abundancia es incompatible con el equilibrio del ecosistema, con su regeneración y vitalidad. Por otro lado, la mayoría de la técnica y tecnología ha sido creada con fines destructivos como los inventos bélicos y no para hacer una vida mucho más práctica y sencilla. La tecnología lo acaba complicando todo cada vez más y su pretendida eficacia debido a la productividad acaba por cerrar un circulo vicioso del cual el hombre no puede salir.

La sociedad capitalista tecno-industrial tiene fecha de caducidad. El colapso sostenible planificado por la élite de poder es sólo un parche inútil para camuflar la devacle de la civilización y la destrucción de la Naturaleza. Las condiciones de vida serán cada vez más adversas y por lo tanto los Estados más totalitarios.


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