La expansión del Capitalismo tal como lo conocemos hoy se da con la creación de los Estados-nación modernos, de este hecho se puede deducir claramente que los que inventaron el ente Estatal y todas sus instituciones de poder con la promulgación de la Constitución fueron la aristocracia y la nobleza (capitalismo de viejo cuño) con la nueva burguesía surgida de la revolución industrial, es decir, el Estado moderno siempre ha sido Capitalista en esencia.
El Estado no es la sociedad, que el Estado haya absorbido la sociedad en general por un efecto de identificación debido a la propaganda y despersonalización o atomización del individuo por el aparato tecnológico no significa que sean en esencia lo mismo.
Para alcanzar la libertad hay que ser justo.
Si el pensamiento determina la acción, y aquel surge debido más a la influencia de la propaganda (del exterior) que al convencimiento (del interior), habría que preguntarse si nuestra conducta es verdaderamente propia o por el contrario ajena a nuestros intereses.
Al final de lo que se trata es de destruir la imagen y con ella el Ego para de esta forma ser y acabar con la trampa del llegar a "ser" o "no ser" impuesta por el sistema de adoctrinamiento y dominación.
Jamás hallaremos la libertad siendo esclavos de nuestro condicionamiento.
Es posible que Internet esté absorbiendo lo poco que queda de humano en el hombre para preservar la imagen que proyecta hacia el exterior y de esta forma le de un sentido a su existencia.
Si la tecnología ha cambiado la estructura psicológica del hombre es para que pueda sobrevivir en un sistema cada vez más deshumanizado y degradado
Más que convencer hay que concienciar.
El Estado no totalitario como ente despersonalizador y deshumanizador de la sociedad posee la cualidad entre otras cosas de desculpabilizar a sus integrantes, erigiéndose así mismo como un eficaz redentor divino que somete a sus súbditos a voluntad.
El ser justo no implica ser libre, porque la falta de libertad suele venirnos impuesta, ya sea física o psicológicamente.
ResponderEliminarSaludos.
Depende de nosotros en buena medida liberarnos de todo el condicionamiento impuesto para tener la mayor autonomía posible.
ResponderEliminarAunque el sistema sea injusto no significa que tengamos que vivir permanentemente esclavizados y dependientes, nosotros podemos ser justos siendo honestos y alcanzar la libertad necesaria para darnos cuenta del estado de dominación en el que nos encontramos y poder de este modo combatirlo de alguna forma u otra, es decir, la libertad no depende totalmente del sistema por muy totalitario y perfeccionado que sea (como por ejemplo una dictadura), siempre queda alguna vía de escape.
La libertad siempre es un conquista diaria, por ejemplo, si sabes que eres un esclavo o un ser dependiente ya tienes el conocimiento suficiente para poder liberarte de él, si vives en la ignorancia nunca podrás hacerlo.
ResponderEliminar¿Cómo permanecer en el sistema sin dejar arrastrase por la corriente?:
ResponderEliminarhttp://matapuces.blogspot.com.es/2011/05/como-permanecer-en-el-sistema-sin-dejar.html
El primer paso para la liberarnos del sistema de dominación siempre es una tarea nuestra, no habrá revolución social sin que antes se haya dado una revolución espiritual o psicológica en el individuo.
ResponderEliminarSalut!
Creo que una de las causas del miedo proviene de lo desconocido, y lo podemos corroborar cuando a la inmensa mayoría de la gente le causa terror una posible revolución y más si tenemos en cuenta los antecedentes históricos, la sociedad no concibe un posible cambio porque no quiere afrontar un futuro desconocido, de ahí el dicho "Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer".
ResponderEliminarSi mi libertad no reconoce la tuya me convierto en un dominador u opresor,y por ende soy injusto, al contrario, soy justo cuando reconozco que tú libertad y la mía son iguales y la misma.
ResponderEliminarEl grado de libertad de un individuo o colectivo siempre vendrá determinado por el grado de justicia social establecido en una sociedad o en nuestro caso, por el Estado.
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