sábado, 12 de septiembre de 2020

Sobre lo trascendental y lo banal.

Para impedir que las cuestiones más trascendentales se tomen con seriedad (1), la tendencia generalizada de la sociedad (más allá del sistema de propaganda mediático y cultural que la estructura) es banalizar los acontecimientos, relativizando la moral y la ética y por lo tanto el pensamiento y la conducta del individuo moderno. El pensamiento general moldeado por la ideología imperante (entiéndase la adoración al Estado como institución política-religiosa) que vertebra el Sistema (2) sirve como ente de especulación para la reflexión creando contradicciones en base a los dogmas preestablecidos por la propaganda que terminan en conflictos de mayor o menor gravedad y que sirven como cortina de humo para camuflar la relevancia que tiene un asunto para la sociedad. 

 (1) La importancia y transcendencia de un hecho siempre se medirá por el grado de afectación personal, nunca por el grupal, como también su visión general. 

 (2) Uno de los rasgos más característicos y definitorios del individuo moderno es el oportunismo y el conformismo, signos de cinismo y mediocridad que son los que reinan actualmente en la sociedad.

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