La sociedad tecnológica ha creado al individuo cibernético, un fantasma perdido en la Red (1) que debe crear su propia imagen a partir de ideas y pensamientos que acumulan información y sirven para alimentar a la máquina que posteriormente lo proveerá de sus necesidades y deseos para el control de su voluntad.
Internet es el espacio idóneo para el control y el sometimiento, aquel que penetra en la esfera privada del individuo para moldearlo según sus tendencias sociales, políticas y filosóficas de manera que pueda clasificarse y administrarse para los designios de la clase dirigente.
(1). El símil es perfecto, Internet es la Red que atrapa al individuo y lo somete a partir de sus propias imágenes, las que ha suministrado él mismo voluntariamente y que lo terminarán esclavizando en un bucle infinito.
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