domingo, 17 de febrero de 2019

"Panem et circenses" - Jacques Ellul

Aparte de estos métodos esencialmente psicológicos, hallamos también los medios de acción demagógica resumidos en la fórmula  "panem et circenses". Resulta difícil evular la parte de demagogia y necesidad. O bien la población de Roma aumentaba, o se trataba de cierto priviliegio de los ciudadanos, gracias al cual disfrutaron de determinadas distribuciones gratuitas. Pero el sistema se agravó: los ciudadanos que habitaban en Roma dejaron de trabajar, aunque algunos vivían de donaciones de sus patronos. Por ello más tarde los poderes públicos se vieron obligados a efectuar distribuciones gratuitas de pan, aceite y, en ocasiones, vino. Por otra parte, tenían que distraer a la multitud de desocupados para evitar reuniones masivas de ociosos que pudieran derivar en revueltas.
Por ese motivo se produjeron las fiestas ofrecidas por los emperadores. En ciertas épocas hubo hasta 175 días de fiesta en un año. Ya no sólo se ofrecía a los espectadores juegos y representaciones diversas, sino que se les distribuía vino , regalos y botellas sorpresa. Muy pronto se produjo una especie de carrera de emulación. Cada emperador parecía sentirse obligado a superar a su predecesor. Cuando Tito inauguró el Coliseo se dieron 100 días de fiesta contínua. La innovación y el cambio constituían empresas realmente difíciles. Se trataba de verdaderos montajes de popularidad, pero también de diversión a fin de satisfacer al pueblo, e impedirle reaccionar ante el problema político y militar. Por otra parte, con ocasión de las fiestas, el emperador entraba en contacto con el pueblo, se daba a conocer y, al mismo tiempo, calibraba su nivel de popularidad.

Extraído de "Historia de la propaganda"

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