Al final de lo que se trata es de esclarecer la dictomía entre individuo y sociedad; ¿quién hace a quién? ¿Es el individuo sólo un producto de la sociedad o puede aquel influir de algún modo en ésta?
Los individuos que están atomizados o divididos formarán parte de la masa y no podrán influir de ninguna manera en la sociedad. Por lo tanto la libertad del individuo dependerá de su integridad y responsabilidad para que pueda ejercer su autonomía. Los gobernados no pueden influir en sus vidas porque sus decisiones no cuentan en el conjunto del funcionamiento del sistema-sociedad que gobierna una minoría.
La dicotomía entre individuo y sociedad sólo puede ser resuelta cuando la libertad en todas sus facetas sea el principio rector de aquel, y de esta forma se pueda dar un equilibrio entre su esfera privada y pública. Con lo cual determinará en igualdad de condiciones las relaciones con sus prójimos. Por lo tanto en igualdad, el individuo es la sociedad, es decir, aquel puede influir en ésta y viceversa.
Cuando se trabaja por y para el dinero se trabaja o bien para la especulación o bien para la acumulación. El trabajo queda supeditado por el dinero, es decir, por su valor de cambio. La utilidad del trabajo queda reducida sólo por su interés económico, no va más allá de su esfera material. Con lo cual éste se somete a las reglas del mercado y queda cercenado por la dinámica explotadora en la que se desarrolla el sistema de dominación capitalista.
"El hombre está condenado a la libertad. No obstante, el ser es nada, pues en el presente aún no es el proyecto futuro satisfecho y ya dejó de ser las elecciones de su pasado, pues el hombre es libre y no tiene otra opción que hacer elecciones: el hombre es siendo libre. Ni siquiera los valores, la ética, se presentan como un límite de la libertad, pues en realidad, los valores no existen antes de que nosotros los queramos, no existen los valores como realidades independientes de nuestra voluntad, los valores morales los crea nuestra determinación de hacer real tal o cual estado de cosas. Esto nos hace radicalmente responsable: no tenemos excusas, lo que somos es una consecuencia de nuestra propia libertad de elección; somos responsables de nosotros mismos, pero también del resto de la humanidad; lo que trae consigo el sentimiento de angustia y, en los casos de huida de la responsabilidad, la conducta de mala fe;
ResponderEliminarNo somos consecuencias de determinismo alguno, somos una consecuencia de lo que hemos decidido ser. Y esta responsabilidad radical de uno mismo tiene varios efectos en el ámbito de los sentimientos que acompañan a la libertad: la angustia, el desamparo y la desesperación". Sartre.
No hay excusas. La sociedad no determina siempre podemos elegir.
La libertad siempre será una elección mas arriesgada que la esclavitud.
ResponderEliminarCierto, el error de la sociedad actual, y supongo que de siempre, es confundir los medios y los fines.
ResponderEliminarDinero como Fin y no como Medio, esta a la larga embrutece a los indivíduos,