martes, 4 de abril de 2017

Autoridad, tecnología y trabajo.





La civilización ha sido un proceso de domesticación a partir de la obediencia, es decir, del sometimiento a una Autoridad que se ha revelado superior por falta de auto-estima y seguridad en uno mismo.

El paternalismo legitima la Autoridad (élite de poder) a través del Estado para organizar la sociedad, infantiliza al individuo dejándolo en un estado de irresposabilidad para la toma de decisiones que van a ser vitales para su vida y la del prójimo.


Confundir la autoridad de un individuo que posee algún conocimiento que puede ser útil, (por ejemplo como la de un guía) y lo quiere compartir con el prójimo y la Autoridad (por ejemplo como la de un político) que lo quiere imponer en base a sus leyes para subyugar es infantil.

La autoridad no puede convertirse en un fin para dominar sino en un medio para enseñar sin imposición alguna. Toda enseñanza debería ser libre de teorizarla y practicarla por el individuo y la sociedad.


En los países más desarrollodos industrialmente y tecnologicamente (ricos) ha habído una mayor intervención del Estado comparado con los países subdesarrollados que carecen de industria y tecnología (pobres), aquellos padecen en mayor medida las consecuencias del Capitalismo en su versión espiritual y éstos sufren más en su versión material. El Capitalismo se desenvuelve en las dos esferas humanas (espiritual y material), desequilibrando la balanza según le convenga en cada momento para obtener el máximo beneficio posible según las características de cada país, es decir, dependiendo de los recursos naturales y humanos de que dispongan para su explotación y de los factores que lo condicionan para ello, como hemos podido compobrar a lo largo de la historia.

El valor del trabajo de cada individuo en la sociedad capitalista está supeditado por los conocimientos adquiridos y la especialización en base a su formación correspodiente, por lo que recibirirá un salario mayor o menor según la jerarquía social que ocupe. Comparado con el valor del trabajo una sociedad comunista (libertaria), el inidividuo no estaría coaccinado por el Capital, por lo que podría desempeñar un trabajo en base a unos conocimientos que podría aprehender por libre elección, de manera que el valor del trabajo como tal no estaría supeditado al beneficio económico como sucede en la sociedad capitalista. Con lo cual fomentaría la igualdad económica en los distintos ámbitos de trabajo que tuviera que desempeñar en cada momento el individuo ya fuese de mayor o menor formación y capacidad de especialización.

La propaganda es el arte de convencer y persuadir para que una cultura, religión, filosofía, doctrina, costumbre, tradición o moda puedan ser aceptadas y en última instancia impuestas (si es aceptada por la mayoría) como forma de convivencia social, determinando de este modo la voluntad individiual y colectiva.

El anarquismo es una filosofía que trasciende todas las ideologías políticas (ya sean de derecha o izquierda) al cuestionar y poner en duda la Autoridad que legitima el Estado.


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