martes, 10 de enero de 2017

Observaciones sobre; el anarquismo, la vida, la sociedad, el deseo, el engaño, la ley y la racionalidad.





No se puede inquirir que la anarquía sea la falta de dirección y organización del individuo y el colectivo debido a la ausencia de responsabilidad, ya que es ésta la que propicia y legitima el Gobierno de la comunidad en forma de Estados para controlar el desorden que genera la irresponsabilidad del individuo y de la sociedad.
La anarquía como no-poder instituye la igualdad de los seres humanos y supera las formas políticas conocidas para formular una nueva concepción de la vida y de las relaciones humanas basadas en el cambio de la estructura pscicológica individual y colectiva en tanto en cuanto crea una nueva concepción de la política y la filosofía que la trasciende como tal para generar conciencia permanentemente.

La vida es una broma de mal gusto que no se puede tomar demasiado en serio.

Para una transformación del individuo y la sociedad hay que erradicar en primer lugar dos puntos claves; la voluntad de poder y el culto al dinero y a las mercancías, pilares fundamentales del actual sistema de dominación capitalista.

En el deseo no puede haber felicidad completa porque indica una falta de alegría y realización vital que se va enmascarando con auto-engaños para de este modo suprimir la voluntad generadora de independencia.

Cuando uno empieza a practicar el arte del engaño acaba cayendo en el pozo del auto-engaño del que difícilmente podrá salir.

Creo que las leyes de la Naturaleza y las del ser humano no son las mismas y por lo tanto no se pueden confundir y establecer comparaciones y paralelismos entre ambas que pudieran originar conclusiones erróneas en base al pensamiento y la conducta del hombre conviviendo en sociedad.
Por esa causa convengo que no se hubiera dado lo que ha venido aconteciendo durante toda la historia de la humanidad, en resumidas cuentas, la imposición de la ley del más fuerte.

La racionalidad en el trabajo asalariado es inversamente proporcional al consumo y al entretenimiento como espectáculo en la sociedad capitalista.

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