sábado, 5 de noviembre de 2016

Estado y Capital.





El Poder (léase Estado y Capital) utilizan el descontento y las protestas (violentas o no) populares como válvulas de escape para canalizar el odio que genera el propio sistema de dominación en la sociedad. Toda concentración de malestar social debe ser reprimida desde el Poder para diluirla en la población como forma de lucha por la supervivencia para que de este modo genere violencia y corrupción en la sociedad y pueda ser gestionada desde el mismo Poder que la fábrica y inocula en la población como modo de vida.
Con esta maniobra del Poder, el centro donde se dirige el odio, es desviado hacia la sociedad para ser controlado. La respuesta a la dominación por parte de las clases populares (gobernadas) queda difuminada por la delegación y aceptación de éstas a las clases dirigentes (gobernantes) y sucumbe por lo tanto a la fuerza que el propio Poder les impone en su administración y las anula en su proyecto por la emancipación.

El quietismo del pueblo y de la sociedad en general es la imposición desde el Poder de la lucha por la supervivencia, por ejemplo, a través del trabajo asalariado.

No hay una respuesta convincente desde el movimiento obrero porque está fragmentado en mil pedazos y por lo tanto no tiene fuerza alguna para afrontar los conflictos con el Capital privado ya que está sujeto al Estado por medio de los sindicatos mayoritarios.
No hay organización y tampoco auto-gestión, que es la herramienta más importante para afrontar el conflicto con el Capital y en última instancia contra el Estado y dirigirla por buen camino hasta llegar a la emancipación. La lucha queda difuminada por una mezcla de miedo (por la represión y las consecuencias que pudiera acarrear) y por la impotencia al no poder articular una respuesta consensuada debido a la división de toda la clase trabajadora que inevitablemente lleva a la desesperanza.

La violencia del ser humano es el producto de la invención del Estado y el Capital, el sistema de dominación sublima la violencia al extremo y de tal manera que no sea percibida por la inmensa mayoría de los súbditos que la camuflan también ejerciéndola de alguna forma u otra en la condena a la que están sometidos por la lucha por la supervivencia.
La violencia que ejerce el Estado y el Capital se retroalimenta constantemente (consciente o inconscientemente) con y en contra el pueblo que la tolera y la pone en práctica forzosamente para poder sobrevivir.

El auto-engaño inducido por el sistema de dominación (Estado y Capital) es el que justifica la violencia del ser humano y de la sociedad.

El Estado no regula al Capital sino que lo sirve para fortalecerse como ente de dominación sobre el pueblo, por ese motivo el Estado siempre tiene y tendrá sus chivos expiatorios preparados para poder justificar la corrupción de todo el sistema (ya sea en el Estado y el Gobierno o en la burguesía) ante sus súbditos.
El Estado de los altos funcionarios y políticos, y el Capital de los burgueses se retroalimentan entre si, de tal forma que acaban siendo las dos caras de una misma moneda que fingen ser distintos y opuestos ante el pueblo pero que en el fondo persiguen un mismo fin, el de la consecución del Poder y el dominio en todos los aspectos de la vida de sus súbditos.

El Capitalismo ha supeditado las relaciones humanas basadas en el apoyo mutuo y la fraternidad por el individualismo del fetichismo de la mercancía y la tecnología producido por el trabajo asalariado.
El cambio de paradigma de la revolución tecnológica supone como lo fue antaño la revolución industrial, un nuevo modo de vida en el cual la atomización del individuo y la sociedad determinan la integración de los hombres con las máquinas y su total dependencia sobre éstas, por lo tanto la sumisión y la esclavización del ser humano por al aparato tecnológico supondrá el régimen de un nuevo gobierno basado en un Estado tecnofascista que impondrá sus leyes y sus normas a todos sus súbditos, la regla del sistema de dominación será el control absoluto de sus servidores para la configuración del nuevo orden mundial.

9 comentarios:

  1. Todo esto es lo que cada vez me convence más de que hay un plan oculto por el que se rige todo el sistema, es un plan milenario y sus actores van siendo sustituidos, pero su esencia se mantiene y va más allá del simple mantenimiento del poder, no es el fin, es el medio.
    El sistema lo imponen los perros, no los pastores, a esos no los conocemos, pero aun sobre esos está el dueño del rebaño y de la tierra.


    También lleva a entender que toda respuesta violenta multitudinaria es el resultado de una acción calculada y deseada por el poder, desde las manifestaciones hasta las revueltas o las revoluciones, todo está previsto y controlado o sobre la marcha se hacen con el control, como con el 15M, si es que en algún momento fue algo espontaneo hasta la revolución francesa o la soviética.
    No es que haya que dejar de luchar, es que hay que tener más estrategia y hacerlo siempre en frio y calculádamente para no perder el control y que sea lo menos rentable posible "al enemigo"


    Saludos.

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  2. Esto abre un debate interesante porque tal como lo veo, la lucha por la supervivencia que a la vez es impuesta por la élite de poder pero consentida al mismo tiempo (inconsciente o conscientemente) por la mayoría de la sociedad, es la que retroalimenta constantemente el sistema de dominación si nos referimos por ejemplo a las revoluciones que se han ido gestando a lo largo de la historia como señalas tú, en este sentido la revolución soviética o la francesa acabó perfeccionado el sistema de dominación que había anteriormente, es decir, la lucha de las clases populares revolucionarias para derrocar a la clase dirigente fue aprovechada al mismo tiempo para crear a una nueva élite de poder dentro de la masa revolucionaria. En este contexto se produce una contradicción que no tiene sentido, aunque muchos me podrían argumentar que las revoluciones también pueden ser traicionadas, hay que señalar que después son o acaban siendo también legitimadas de algún modo u otro por las mayorías.

    Esto quiere decir que hay algo que aún no se comprende del todo bien en la naturaleza del ser humano y que para mi cobra sentido especialmente y en mayor grado entre otros factores, en la voluntad de poder como motor en el desarrollo de las relaciones sociales, políticas y económicas de la sociedad.

    Sin embargo, habría que de redefinir el concepto de revolución, si se quiere como estrategia o lucha para descubrir un nuevo modo de afrontar un posible cambio desde el interior y a la vez el exterior del hombre para desarrollar una nueva vía y visión del conjunto de las relaciones sociales...

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  3. Por otro parte aunque hubiera un gobierno en la sombra controlando el tinglado, seguiríamos teniendo el mismo problema de raíz, la aceptación de un sistema de dominación y por lo tanto corrupto por una gran mayoría de la sociedad. Esto me conduce a observar en la medida de mis posibilidades las causas de este hecho desde un punto de vista psicológico para descubrir un nuevo enfoque y una nueva visión del problema que se nos plantea y se es posible dar algunas soluciones.

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  4. "El Gobierno el la sombra" según Ácratas:

    http://www.acratas.net/

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  5. Sobre las revoluciones, aquellos que las hacen desde abajo, son forzados por las circunstancias, no les dejan otra salida, es revelarse o morir, como los que luchan contra un invasor son forzados a luchar o dejarse matar y si esto llega a darse de forma generalizada, el invasor se vuelve más cruel y sádico, haciendo esa alternativa la peor.
    Igualmente, si no colaboramos con el sistema, morimos de hambre. podemos resistirnos hasta cierto punto, pero al final estamos en el sistema queramos o no, porque no hay nada fuera de él (no dejan que lo haya), si hay solo unos pocos que se alejan del sistema, no suponen una amenaza y solo son ridiculizados, como los cuáqueros, por ejemplo, pero si son ya muchos o muy prósperos, pueden ser considerados amenaza y son combatidos, por la propaganda y por la fuerza.

    Saludos.

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  6. "Los más valorados son los ricos y otros gobernantes; se les otorgan los beneficios fiscales primarios del sistema. Bien colocados en la jerarquía están también los fieles estrategas que pueden interpretar toda la información. Debajo de ellos están los técnicos que están enterados de los datos recogidos por las máquinas de la vigilancia. Por debajo, las personas de clase media que disfrutan de suficientes beneficios como para que su sentido de privilegios sea más decisivo que la continua sensación de nunca llegar a alcanzar la cima. (Desde el punto de vista de aquellos que dirigen el sistema, el valor de la clase media estriba en producir la mayor parte de la plusvalía). Por debajo de la clase media está la gente de la clase trabajadora, que hacen funcionar y mantienen las máquinas que producen los bienes de consumo.
    También ellos disfrutan de beneficios para mantenerlos tra-
    bajando, para darles la ilusión de que están viviendo una
    buena vida y mantenerlos alejados de cualquier visión de
    una mejor vida. Y, como vio tempranamente Henry Ford, es
    indispensable en un sistema industrial el dar, al menos a
    una parte de los trabajadores, una nómina suficiente para
    que estos compren, al menos, una parte de lo que fabrican,
    para que la inevitable sobreproducción del sistema no se
    pierda. En el fondo de la escala de valor están aquellos que
    son “de poca sustancia, que se ocupan de los enfermos, que entierran los muertos, que limpian y que realizan muchos trabajos viles y abyectos” . Pero incluso los desempleados y los vagabundos son de alguna utilidad al sistema. Por ejemplo, mantienen los salarios bajos para que los trabajadores teman perder sus trabajos, y que parezca que dormir bajo un puente sea la única alternativa al círculo vicioso de las hipotecas y el alquiler. Completamente fuera de la escala de valor están aquellos que no tomarán parte en los beneficios del sistema: cazadores-recolectores, los granjeros autosuficientes propietarios de sus tierras, gitanos, los raros espíritus libres que no se conforman con las hipotecas y los salarios. Para el sistema, estos son peor/es que (los) inútil/es, ya que proporcionan a los siervos del sistema visiones y modos de vida alternativos. La existencia de estas alternati-
    vas no puede ser tolerada, no sea que los siervos se inquieten; aquellos que viven esas alternativas deben ser alejados de la vista de los siervos, o destruidos totalmente."



    Bienvenidos a la máquina. Ciencia, vigilancia, cultura del control - Derrick Jensen y George Draffan

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  7. Hola, Albert!

    Em dic Toni. Per què recomanes la web "acratas.net"? no veus que són tan reaccionaris que has d'apartar la cara? no has vist entre el fil de comentaris un tal cripto nacional comunista? com t'han pogut enganyar? crec que hauríes de retirar la recomanació d'aquest web
    et deixo amb un fil de comentaris a alasbarricadas amb el qual estic completament d'acord

    http://www.alasbarricadas.org/forums/viewtopic.php?f=25&t=58484&sid=0cc6b2d146d9b662b932c5b024f6ae7f

    att:

    toni

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  8. Hola Toni...

    Només vaig ficar l'enllaç pel comentari que va fer el Piedra, per curiositat, ja que parlava de l'élit de poder sionista, no és que l'ha recomani expresament sinò que va ser casualitat, fa temps que no la segueixo (només entro de tant en quant).

    Salutacions.

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  9. Per cert, no estic d'acord amb les conclusions de l'article de àcratas del "Govern a l'ombra".

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