lunes, 24 de octubre de 2016
Propaganda, seguridad y duda.
El efecto de la propaganda hace que la cosa, el hábito, el pensamiento, la religión, la política, la filosofía, la cultura, la costumbre, la tradición, puedan ser positivas o negativas, es decir, estén mal vistas o bien vistas por el público -pueblo y sociedad en general- según los intereses de la élite que detenta el monopolio de la propaganda.
No hay que dejar que la duda provoque (o se convierta en) contradicción sino más bien en la negación de lo verdadero y lo falso de la cosa para que de este modo pueda implicar indagación.
La anarquía supone la máxima expresión de libertad que atañe al individuo y por lo tanto supone también la máxima expresión de responsabilidad del individuo con la sociedad.
El miedo a lo imprevisto hace del hombre un ser que sólo busca seguridad ya sea en la planificación o/y en la acumulación durante su vida. Todo pasa por la organización del futuro olvidando el presente, el tiempo transcurre de forma discontinua proyectando los acontecimientos venideros en función de la planificación y acumulación que otorgan seguridad individual y colectiva como forma de supervivencia debido a que la convivencia queda sujeta a los patrones que son dictados por la Autoridad-Poder que organiza y planifica el futuro del individuo como norma a cumplir para el buen funcionamiento de la sociedad, mermando y contrarrestando de esta manera la capacidad del hombre y el colectivo para hacer frente a los quehaceres diarios de forma espontánea sin tener que recurrir a la organización de la Autoridad-Poder que ha previsto los acontecimientos venideros de antemano.
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