jueves, 9 de junio de 2016
Poder, revolución, libertad, Ego y espectáculo.
Es curioso constatar como el Poder, es decir, el Estado Capitalista cuando ve que puede peligrar su dominio sobre la sociedad en general provoque conflictos y estallidos de violencia entre la derecha y la izquierda radical atrayendo también a ésta al movimiento libertario para así resguardarse de la naturaleza corrupta que sustenta sus intereses políticos y económicos.
Es preciso en primer lugar hallar nuestro enemigo interior y diluirlo para poder después combatir al exterior.
El poder somete al individuo porque éste anhela seguridad, por contra la libertad lo responsabiliza porque anhela amor.
La cualidad de nuestra imagen (tanto psicológica como física) es representada en gran medida por el Ego que se origina y construye desde el interior del individuo producto de la propaganda (cultura, educación costumbres y tradiciones) y se proyecta al exterior como forma de adaptación y supervivencia al sistema de dominación a la vez que lo consolida y perpetúa volviéndose a reflejar continuamente en el Ego del individuo como imagen que permanece inmóvil y que al no poderse regenerarse se corrompe.
El pensamiento es la memoria del pasado y el presente.
El espíritu no necesita tanto del pensamiento como éste de aquel.
La revolución no es un proceso que precise tanto de tiempo sino más bien de toma de conciencia por parte del individuo que cambie radicalmente su visión del mundo, por lo tanto es un fenómeno atemporal, es decir, se puede dar en cierta medida o no dar en absoluto, siempre dependiendo más de los cambios interiores o psicológicos del sujeto que de los exteriores o de las circunstancias de la vida en la que se halle.
La sociedad del espectáculo ha creado la proporción de espectadores necesarios para que éstos (los sometidos) estén entretenidos, por contra, antes tuvo que destruir a los actores necesarios que protagonizaban sus vidas para restituir las relaciones sociales y de esta manera fomentar un nuevo modo de vida mundializado en el cual los actores necesarios que están al servicio de la élite de poder sean los más pagados y reconocidos, la fama y la riqueza fomentan la cultura de la meritocracia y la competitividad para de esta forma jerarquizar a una sociedad que por norma odia a su semejante al verlo como un rival a batir.
Contamos con una ventaja respecto a los animales según Pavlov, nosotros podemos auto-condicionarnos, de manera que al crear una sugestión interna somos capaces por ejemplo de alterar nuestro estado de ánimo, provocando así un cambio mental más o menos acentuado según la capacidad de cada sujeto.
La libertad consiste en saber elegir en cada momento entre la posibilidad de hacer el bien y rechazar el mal si no podemos hacer el bien.
El Ego es a la libertad lo que la jaula es al pájaro.
La cualidad de la libertad es la que otorga el amor en la intuición.
El Ego constituye y simboliza al autor y en consecuencia a la autoridad y a la propiedad privada, y por lo tanto al Estado y al Capitalismo.
Internet constituye en cierta medida un sistema socialista que da apariencia de libertad pero como finalidad sirve de control a un sistema de dominación capitalista.
El exceso de remuneración y tiempo de trabajo asalariado provocan por medio de la propaganda el exceso de consumo, de este modo el trabajador que es divido en categorías a partir de la labor que desempeña en/para la sociedad y por lo tanto también es en mayor o menor medida explotado, se embrutece y se somete a los designios de la élite de poder que planifica sus vidas.
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