jueves, 26 de mayo de 2016

Propaganda.






"El juicio crítico desaparece completamente, porque de ninguna forma puede jamás existir juicio crítico colectivo [...] El individuo no puede seguir juzgando por sí mismo porque inevitablemente relaciona sus pensamientos con todo el complejo de valores y prejuicios establecidos por la propaganda. Respecto a las situaciones políticas, se le dan hechos juicios de valor investidos con el poder de la verdad por [...] la palabra de expertos."
"El individuo no tiene ocasión de ejercer su juicio sea en cuestiones de principio o en sus implicaciones. Esto lleva a la atrofia de una facultad no ejercida con facilidad bajo [las mejores] condiciones [...] Una vez el juicio personal y las facultades críticas han desaparecido o se han atrofiado, no reaparecerán simplemente cuando la propaganda se suprima [...] se necesitarían años de educación intelectual y espiritual para restaurar esas facultades. El que está sometido al influjo de la propaganda, al ser privado de una propaganda, adoptará inmediatamente otra. Esto le ahorrará la agonía de encontrarse vis a vis con un acontecimiento sin una opinión confeccionada
Una vez los mejores niños son rotos por un sistema así, se desintegran moralmente, pasando a ser dependientes de la aprobación del grupo. Una alumna de mérito nacional de mi propia familia escribió una vez que su sueño era ser «una pequeña parte de una gran máquina». Eso me rompió el corazón. Lo que los chicos atontados por la escolarización no pueden hacer es pensar por sí mismos o estarse tranquilos alguna vez durante mucho rato sin sentirse locos. Los chicos y chicas idiotizados muestran dependencia explotable de muchas formas por las personas mayores especialistas en ello.
De acuerdo con los análisis oficiales, la estupidez no se enseña (como sí mantengo), sino que es innata en un gran porcentaje de lo que se ha venido en denominar «fuerza de trabajo». La expresión misma fuerza de trabajo debería decirle a usted mucho sobre la mente que gobierna la sociedad moderna. De acuerdo a los informes oficiales, sólo una pequeña fracción de la población es capaz de lo que usted y yo llamamos vida mental: pensamiento creativo, pensamiento analítico, pensamiento crítico, una tríada que ocupa las tres posiciones más altas en la Taxonomía de objetivos educativos [Taxonomy of Educational Objectives] de Bloom. Sólo una fracción tan pequeña que le impresionaría. De acuerdo con los expertos, la gran mayoría de la masa es estúpida más allá de cualquier esperanza, incluso de forma peligrosa. Quizás sea usted cómplice voluntarioso de este golpe social que ha hecho revivir el sistema de clases inglés.
    
Si cree que no se puede hacer nada por el tonto excepto dar amabilidad, porque se trata de la biología (el modelo de la curva de campana); si cree que los opresores capitalistas han arruinado a los estúpidos porque son malos (el modelo neomarxista); si cree que la estupidez refleja una fibra moral depravada (el modelo calvinista); o que es el modo de la naturaleza de descalificar a los inadaptados de las oportunidades de reproducción (modelo darwinista); o que es el modo de la naturaleza de proveer alguien que le limpie el baño (el modelo elitista pragmático); o que es evidencia de mal karma (el modelo budista); si cree cualquiera de las diferentes explicaciones dadas para la posición de los estúpidos en el orden social que tenemos, entonces estará obligado a admitir que una vasta burocracia es verdaderamente necesaria para dirigir a los estúpidos. De otra forma nos asesinarían en la cama.
 
La sorprendente posibilidad de que la gente tonta no exista en suficiente número para garantizar las carreras dedicadas a vigilarla le parecerá increíble. Sin embargo esa es mi proposición: la estupidez masiva tuvo que ser imaginada primero. No es real.
 
La escolarización obligatoria surgió de la nueva lógica de la Era Industrial, la lógica impuesta en la naturaleza humana por el combustible fósil y la maquinaria de gran velocidad.
 
Tras la Guerra Civil, el análisis especulativo utópico respecto al aislamiento de los niños en recintos de custodia, donde podían ser sometidos a prácticas deliberadas de moldeado, comenzó a discutirse seriamente por las élites políticas del Nordeste de los negocios, gobierno y vida universitaria. Estas discusiones fueron inspiradas por una creciente comprensión de que el potencial productivo de la maquinaria impulsada con carbón era ilimitada. El desarrollo del ferrocarril, hecho posible por el carbón, y sorprendentes nuevas invenciones, como el telégrafo, parecían de repente hacer la vida de pueblo y los sueños locales irrelevantes. Estaba surgiendo una nueva mente gobernante en armonía con la nueva realidad.
La motivación principal para esta revolución en la vida familiar y comunitaria podría parecer ser la codicia, pero esta apariencia superficial esconde visiones filosóficas que se aproximan en intensidad a la exaltación religiosa: de que el efectivo adoctrinamiento precoz de todos los niños debería llevar a una sociedad ordenada científicamente, controlada por la mejor gente, liberada ya de la obsoleta camisa de fuerza de las tradiciones democráticas e históricas actitudes libertarias norteamericanas.
La escolarización obligatoria era la medicina para llevar a toda la población continental a la conformidad con estos planes, de forma que pudiera ser considerada como un «recurso humano» y gestionada como una «fuerza de trabajo». No se permitirían más Ben Franklin ni Tom Edison: constituían un mal ejemplo. Una forma de controlar esto era ocuparse de que se impidiera a los individuos hacerse cargo de sus vidas activas hasta una edad avanzada, cuando el ardor de la juventud y su insufrible autoconfianza se hubieran enfriado.
     
Una vez se desea la existencia de los tontos, estos sirven para valiosas funciones: como peligro que son para sí mismos y para los otros tienen que ser vigilados, clasificados, disciplinados, adiestrados, medicados, esterilizados, metidos en guetos, engañados, coaccionados, metidos en la cárcel. Para los idealistas representan un desafío, réprobos a quienes hacer socialmente útiles. No importa del modo que quiera verlo, cientos de millones de niños perpetuos requieren atención pagada de millones de adultos custodios. Una horda ignorante que ser escolarizada de una forma u otra."



Fuente: http://www.treecreativity.com/2014/02/tontos-utiles.html


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