El motor de la humanidad es el miedo.
El miedo es el refugio del esclavo.
La ética no se enseña, se práctica.
El Estado como indica su origen etimológico es una institución inmóvil, petrificada, que está sujeta a unas directrices que permanecen fijas y nunca se renuevan y cambian en lo esencial y que por lo tanto consolidan y perpetúan a una élite en el poder que rige el destino de la sociedad.
Es por esta misma causa que el Estado también es corrupto en esencia al ser la culminación de este estado de cosas que anulan e impiden constantemente al individuo y a la sociedad ser sujetos de cambio y de revolución.
El mal y la perversidad del Estado se diluyen en la sociedad.
Lo que unifica al dominador y al dominado es el miedo a ser libres, por eso son esclavos de sus temores.
En mi opinión, del mismo modo que el poder político se ha convertido en títere del poder económico e incluso mediático (el llamado 4º poder es hoy más bien el 2º), el Estado es un instrumento de los poderes fácticos (supraestatales), lo que significa que hoy el poder está más diversificado que nunca y la cuestión no debe enfocarse únicamente en resistirle al Estado, sino también a otras manifestaciones del poder, actualmente más corrosivas y, en lo que atañe a la alienación, a las conciencias, más poderosas. Lo que creo es que la causa anarquista del futuro habrá de dirigirse a la crítica del poder, no exclusivamente del Estado. El Estado, por supuesto, es una forma de poder. Pero no es ya la única. Pienso que no es ya ni siquiera la principal.
ResponderEliminarSaludos
Crusoe
No desvinculo la anuencia de los intereses de la élite del Estado para consolidar el Capitalismo cuando me refiero sólo a Estado. Si al Estado moderno se le ha ido o podido ir en algún momento (depende de las diferentes teorías) de las manos su criatura que no es otra que el sistema capitalista mundial, ha sido porque la esencia del Estado siempre ha sido capitalista en todas sus formas y manifestaciones.
ResponderEliminarBueno, ahí tendríamos que plantearnos: ¿el Estado dio lugar al capitalismo o el capitalismo dio lugar al Estado moderno? En mi opinión, el capitalismo dio lugar al Estado moderno, que a su vez sirvió para consolidar, quién sabe si a perpetuidad, el sistema capitalista. Desde luego capitalismo y Estado son las dos caras de la misma moneda. Pero el viejo Estado capitalista que perforaba las conciencias de las masas ha abandonado ese rol en manos de las grandes corporaciones, que, como termitas, han minado todos los estamentos estatales, desde los que operan. Es decir, que el viejo Estado capitalista es insuficiente para preservar el orden social. Y por tanto, el Estado (sistema de instrucción, expolio y represión) ya no es el único instrumento de dominación en la actualidad.
ResponderEliminarCrusoe
Partiendo de la base en mi teoría que lo primero que se dió es la dominación política y después la económica, el Estado sigue teniendo vigencia como institución de poder, ahora bien, el aparato propagandístico y económico del capital privado que es una derivación del sistema capitalista implantado por el Estado moderno también tiene su cuota de poder pero que a la vez está supeditada al Estado, teniendo en cuenta que el capital privado en forma de gran banca, multinacionales y medios de comunicación no podrían subsistir como instrumentos de dominación sin la connivencia del Estado, es a Éste a quién le interesa entre otras cosas confundir y engañar a la sociedad sobre las relaciones de poder entre los principales (y en apariencia diferentes) actores que gobiernan y por ende manipulan a la sociedad.
ResponderEliminarEn mi opinión es a esa "élite" a la que le interesa el Estado, no al revés, ya que el Estado carece de voluntad propia, si bien no puede negarse que alrededor del Estado se forma una oligarquía que está interesada en la consolidación de una élite. En lo que estamos de acuerdo es en que se trata de una retroalimentación.
ResponderEliminarCrusoe
O dicho de otra forma el Estado nunca ha servido a la sociedad o al pueblo, es decir, sus instituciones no han sido ni son públicas sino son burocratizadas, jerarquizadas y por lo tanto elitistas con lo que se convierte en una institución con intereses particulares o privados.
ResponderEliminarSí, pero eso (tu primera frase, con la que estoy de acuerdo) no prueba que el Estado sea el germen del capitalismo. Para mí es al revés: el capitalismo es el germen del Estado (moderno), aunque, a su vez, el Estado haya posibilitado la consolidación del sistema capitalista.
ResponderEliminarCrusoe
Tendría validez tú teoría si consideramos que el Feudalismo fue una forma originaria o una variante todavía no consolidada del último estadio del Capitalismo. Pero si nos retrotraemos en la historia ésta teoría pierde validez si nos ceñimos a la organización de las primeras sociedades primitivas.
ResponderEliminarEl nacimiento del capitalismo yo lo dato antes de lo que suele aceptarse. Para mí la forma primigenia de capitalismo es ya perceptible a finales del siglo XVI: hay ya, aunque poca, moneda de oro (que le permite a Francesco Carletti salir airoso de una aventura en la que antes habían fracasado todos los que la habían emprendido), hay ya una acumulación de capital resultante de la trata negrera, hay ya una actividad comercial donde el capital ha sustituido totalmente al trueque, sirviendo además de fuente de innovación, y hay ya una economía cuyo principal motor es la guerra. Aceptando que entre finales del XVI y principios del XVII se han sentado las bases del capitalismo (preindustrial, sí) y teniendo en cuenta que entonces empezaba a cuajar (precisamente a medida que el sistema económico consecuente de la frenética actividad comercial se iba haciendo más complejo) el propio Estado moderno, pienso que podría defenderse convincentemente (aunque siempre hubiera quien estuviese en desacuerdo) que el capitalismo (que surge con la acumulación de capital, no con la industria: la industria es una de las consecuencias) da lugar al Estado moderno, y no el Estado moderno al capitalismo.
ResponderEliminarCrusoe
En cualquier caso, son disquisiciones. La cuestión es que la decadencia del Estado moderno (excepto en su aparato de represión y vigilancia) no tiene por qué conducir irremisiblemente al fin del capitalismo. De hecho, estamos involucionando, volviendo al siglo XIX (por ejemplo, en todo lo que atañe a la inversión estatal o al propio papel instructor del Estado) y el capitalismo goza de una posición de poder con la que hubieran soñado muchos de sus partidarios hace cien años. Basta un Estado mínimo para sostener el tinglado. Y los mecanismos de alienación operan desde fuera del Estado tanto o más que desde dentro: los medios de comunicación de masas condicionan la percepción general de la realidad y la mayor parte de ellos no son estatales.
ResponderEliminarCrusoe
En mi último comentario quise decir ...variante todavía no consolidada del inicio del Capitalismo como sistema, se me fue la olla y me avancé al neoliberalismo.
ResponderEliminarDe todos modos daría para una investigación bastante interesante sobre esta cuestión, quién dió origen a quién el Estado moderno o el Capitalismo.
Más interesante sería investigar cómo darle fin, jeje.
ResponderEliminarCrusoe
El problema es más grave si cabe cuando el Capitalismo como sistema social, económico y político con la anuencia del Estado ha penetrado en la psiquis del hombre, y se ha convertido en una religión o filosofía para el individuo, es decir, va más allá del plano y dominio puramente político y económico y hace del hombre un esclavo feliz, dominando también su esfera espiritual.
ResponderEliminarLa cuestión es el poder. El Estado moderno ha sido la estructura de poder más demoledora que ha existido, pero el poder no se restringe al Estado. Y hoy depende del Estado menos que hace cien años, al menos en ciertos aspectos. Digamos que hay una alianza entre el Estado como instrumento de vigilancia y represión (y también de expolio) y las grandes corporaciones multinacionales, que a través del control que ejercen sobre los medios de comunicación orientan a las masas en la dirección que les conviene (consumismo, alienación, sumisión...) En otras palabras, que si ayer la sumisión fue obligada, si para ello se recurría a la coerción (el Estado era omnipresente en la cultura, por ejemplo) hoy es casi voluntaria, fruto de la sugestión (es decir, resultado de un poder en manos de mercaderes, quienes, a diferencia del Estado, no recurrirán a instrumentos coercitivos mientras puedan someter a la mayoría por otros medios).
ResponderEliminarCrusoe
Si existe un poder, (en nuestro caso) el político que se corresponde en la última fase o deriva, con el de las ideas, ya sean puramente políticas, filosóficas o religiosas u otras, es porque antes de todo ha habido un acuerdo entre dos partes, dominador-dominado, en este tipo de relación se da el poder como tal.
ResponderEliminarVolvemos al origen etimológico del anarquismo: NO PODER, relación entre individuos IGUALES, en este caso no puede haber poder ni tampoco autoridad, el equilibrio es una cuestión entonces de conciencia.
Tengo que irme, así que no podré seguir en unos días. ¿Pero qué quieres decir con que es una cuestión de conciencia? ¿Qué es una cuestión ética o que es una cuestión mental? Porque si lo reduces a una cuestión mental, ¿cómo explicarías entonces el sentimiento de libertad e igualdad que experimentan muchos sometidos sino precisamente porque han sido doblegados mediante mecanismos de alienación, es decir, mediante la conciencia? Para alcanzar ese equilibrio social hacen falta hechos puntuales, acciones (educacionales, revolucionarias, etc.) Otra cosa es alcanzar una especie de libertad individual a través de un cambio de conciencia. Pero será individual, no colectiva o social. Para lo segundo son imprescindibles acciones de tipo político que minen el poder. Te leo a la vuelta.
ResponderEliminarCrusoe
Creo que la conciencia colectiva que pertenece no ya a la humanidad sino también a los animales del planeta en esencia es la misma o igual, no puede haber conciencias individuales totalmente diferentes u opuestas porque entonces todo sería un caos total y nuestro destino estaría prefijado de antemano, sería nuestra destrucción permanente hasta la extinción.
ResponderEliminarAhora bien, lo que sucede es que las formas de entender la conciencia cambian según las personas, por eso no hay un consenso de igualdad entre otras cosas, y el individuo no la percibe igual porque entre otras factores y el principal a mi entender es porque está atomizado o fragmentado a partir de la propaganda o de la información que ha recibido.
Cuando más fragmentado esté el individuo más desordenada se presenta la percepción de la conciencia, en estas condiciones no puede haber una percepción clara de la misma y es cuando las relaciones se vuelven dispersas y confusas, no hay suficiente claridad como para ordenar los pensamientos debido a la atomización previa del individuo.
La imagen que ha creado el individuo de él mismo es una parte mínima de la totalidad, por ese motivo la conciencia devine una ilusión, él cree reconocerla pero en el fondo se auto-engaña, sólo reconoce una mínima parte de la conciencia para poder sobrevivir en condiciones de confusión y caos.
Por eso mismo motivo, la ecuación a más información, más confusión es un hecho que podemos contrastar nosotros mismos como por ejemplo Internet.
ResponderEliminarTodo el mundo (antes también sucedía pero ahora mucho más) tiene su interpretación de los hechos, su versión sobre los acontecimientos históricos y en último término su visión sobre la vida y finalmente la conciencia. De aquí que vislumbrar la conciencia pueda ser la clave para entendernos a nosotros y al mundo que nos rodea.
Si lo queremos aclarar y simplificar un poco más, en un sistema jerarquizado, gobernantes-gobernados, es decir, unos (una pequeña minoría) con capacidad de decisión y otros (una inmensa mayoría) sin capacidad de decisión.
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