No admite ninguna
duda que el sistema de dominación capitalista se perpetua porque la
conciencia se compra y vende en el mercado financiero con total
impunidad, la conciencia del individuo adquiere un valor cuantitativo
en el sistema capitalista y más concretamente con el trabajo
asalariado, por contra, pierde su valor cualitativo en el
adoctrinamiento escolar y universitario para hacer de ésta simple
conciencia de mercadeo.
La cualidad inicial
de la conciencia primigenia es su esencia original, no adulterada por
creencias, religiones, dogmas e ideologías y que no solapan las
peculiaridades y características intrínsecas del individuo. Cuando
la conciencia del individuo es pervertida con todo tipo de
imposiciones en base a normas de pensamiento y conducta por una
autoridad que la dirige, se acaba corrompiendo.
La descomposición
de la conciencia que acaba por atomizar al individuo lo lleva a un
proceso en el cual su capacidad analítica y reflexiva queda muy
reducida o directamente anulada por fuerzas externas que guían su
destino, su sistema nervioso también queda afectado alterando en
buena medida también las emociones, los sentimientos y percepciones
del mundo exterior, la realidad queda fragmentada y la confusión y
la inseguridad invaden su espíritu.
En estas
circunstancias, la vulnerabilidad de la conciencia es notable y queda
a merced del sistema de dominación, dependiente prácticamente y
totalmente de factores ajenos a la voluntad del individuo tiene que
vender su fuerza de trabajo para poder sobrevivir (es una cuestión
del instinto más primitivo y más poderoso, que es el de
conservación), debemos entender que somos programados previamente en
las escuelas y universidades para que nos puedan dirigir en base a
nuestro instinto de supervivencia, evidentemente todo ello, responde
a intereses ajenos (élite de poder) a los del individuo y por ende a
los de la sociedad.
La gravedad y en
última instancia la tragedia de la venta de la conciencia (ya se
consciente o inconscientemente para poder sobrevivir) impide por otra
parte una revolución de la misma, todas sus cualidades quedan
mermadas o directamente anuladas, el posible cambio se hace una
quimera y se transforma en un ideal, en estas condiciones y en la
gran mayoría de las ocasiones muchos ideales se acaban traicionando
porque la conciencia se puede comprar o vender, es decir, tiene un
precio.
La conciencia adopta
formas cuantitativas porque la base del sistema social y la del
mercado financiero es en el fondo especulativa en las relaciones
humanas y con las mercancías, la conciencia acaba siendo una
mercancía y su parte cualitativa queda relegada a fuerzas externas
que trabaja para una élite de poder que la subyuga, de este modo el
sistema de dominación se puede perpetuar sin que haya posibilidad de
cambio al depender totalmente el individuo y la sociedad de éste.
La conciencia unas veces se doma y otras se deja necesariamente aparcada, de ahí que sea tan necesario para el poder mantener la miseria: mientras tu primera preocupación es no morir de hambre, lo demás pasa a segundo plano y cuando te pasas toda la vida con ese problema, real o forzado, te das cuenta de que tu vida se ha pasado si más ocupación que sobrevivir.
ResponderEliminarSaludos.
Aunque el condicionamiento o los instintos parezcan imposibles de disolver a primera vista, hay que que ser conscientes de que la conciencia se corrompe con mucha facilidad, es decir, por diferentes causas, motivos y circunstancias que la seducen, pervierten u obligan (a obedecer en contra de su voluntad) en última instancia condenándola a la muerte, por eso hay que estar lo más atento posible a todo lo que ocurre tanto en el exterior como en el interior de nosotros, de lo contrario caeríamos en la trampa del sistema que nos domina.
ResponderEliminarSalut!