martes, 24 de febrero de 2015
"Comprender los medios de comunicación" Marshall McLuhan
Sus ídolos son de plata y oro,
obra de manos humanas.
Tienen boca, mas no hablan;
ojos tienen, mas no ven;
tienen oídos pero no oyen;
tienen nariz pero no huelen;
tienen manos pero no asen;
pies tienen, mas no andan;
ni tampoco palabra alguna sale de sus gargantas.
Los que los fabrican se volverán como ellos,
y todo el que tuviere fe en ellos.
El concepto de «ídolo» del salmista hebreo es muy parecido al de
Narciso del creador de mitos griego. El salmista afirma que la contem-
plación de ídolos, o el uso de la tecnología, hace que los hombres se
vuelvan como ellos. «Los que los fabrican se volverán como ellos.» Se
trata de una simple cerrazón de los «sentidos». El poeta Blake desarrolló
las ideas del salmista en una completa teoría de la comunicación y del
cambio social. En su extenso poema Jerusalén explica por qué los
hombres se han convertido en lo que contemplaron. Lo que tienen, dice
Blake, es «el espectro del Poder de la Razón en el Hombre» que se ha
fragmentado y «separado de la Imaginación y encerrado a sí mismo como
en acero». En una palabra, Blake ve al hombre fragmentado por sus
tecnologías. Pero insiste en que éstas son autoamputaciones de los
propios órganos. Una vez amputado, cada órgano se convierte en un
sistema cerrado de grade y nueva intensidad que empuja al hombre «a
martirios y guerras». Además, Blake declara que el tema de Jerusalén
son los órganos de percepción:
Si varían los Órganos de la Percepción, parecen variar los
Objetos de la Percepción,
Si se cierran los Órganos de la Percepción, parecen cerrarse
también sus Objetos.
Intermediación tecnológica, ortopedia emisora y receptora, filtrado, velocidad, ubicuidad, abstracción extrema... Proliferación perversa de la información inversamente proporcional a la posibilidad de conocimiento. El objeto virtual se superpone al original, lo transforma y lo suplanta. En dicho proceso, la codificación lo sustituye por completo. Se escruta, se analiza y se proyecta mediante una tecnología ideológicamente condicionada que, finalmente, deviene ella misma ideología. Ídolo.
ResponderEliminarSalut
Todos nuestros sentidos -compendiados, por decirlo así, en la inteligencia- tienden, al igual que esta, a alcanzar el siempre huidizo horizonte. El ojo se prolonga en el telescopio y en el microscopio, la mano en la azada y en la pluma, los pies en los zancos y en la rueda... Ir más allá parece ser la tenaz vocación de los seres humanos. Y anticiparse, tal vez impelidos por el miedo, a todo suceder. Todas nuestras tecnológicas prótesis no son sino prolongaciones de nuestros sentidos que, ahora, viajan ya por el espacio cósmico persiguiendo ese huidizo horizonte.
ResponderEliminarMientras Tzu-Gung viajaba por las regiones al norte del río Han,
ResponderEliminarvio a un anciano trabajando en su huerta. Había excavado un canal
de riego. El anciano bajaba a un pozo y sacaba con las manos un
recipiente lleno de agua que vertía en el canal. Si bien sus esfuerzos
eran tremendos, los resultados parecían más bien escasos.
Tzu-Gung dijo: «Hay un modo de llenar cien canales de riego
en un solo día y de conseguir mucho más con mucho menos esfuerzo.
¿Quiere que se lo explique?».
Entonces el campesino se levantó, lo miró y dijo: «¿En qué
consiste?».
Tzu-Gung contestó: «Prepare un poste de madera delgado en un
extremo y pesado en el otro. Así podrá elevar agua tan rápidamente
que parecerá fluir. Se llama un pozo de balancín».
Entonces la ira invadió el rostro del anciano, que dijo: «Mi
maestro decía que cualquiera que hace su trabajo con una máquina
trabaja como una máquina; y que quien lleva en el pecho un corazón
de máquina pierde su sencillez. Quien pierde su sencillez se vuelve
inseguro en los esfuerzos de su alma. La inseguridad de los esfuerzos
del alma es algo que no concuerda con el sentido de la honestidad.
No es que no conozca esos artilugios: es que me da vergüenza
utilizarlos»
Un Diógenes oriental.
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