No hace falta decir que ante la realidad del panorama actual, y un futuro próximo cuando menos nada halagüeño, se nos presenta una existencia difícil o muy difícil de asimilar para un gran mayoría. De todos modos, aunque una pequeña minoría haya cambiado radicalmente su visión de la vida con todo lo que conlleva, no es factible el cambio deseado para el resto de la sociedad inmersa en el sufrimiento que provocan la crisis a día de hoy. La fatalidad de la existencia del hombre sumido en una inmensa mayoría de ellos en una crisis psicológica de carácter personal hacen todavía el problema de mayor magnitud si cabe.
Podríamos decir que el sufrimiento que padecemos a lo largo de nuestra vida es debido en la gran mayoría de ocasiones al pensamiento que hace de nosotros seres vulnerables.
La vulnerabilidad provoca dependencia externa – diferentes formas de evasión de la realidad, principalmente consumo de todo tipo de artículos y cosas- con la inevitabilidad de que si somos dependientes no podemos tampoco desarrollarnos interiormente y perdemos la libertad tan ansiada por muchos.
Un hombre libre es un hombre que no sufre, un hombre libre es responsable de él y del prójimo. La particularidad del hombre libre es la de pensar cuando la situación requiere de una respuesta adecuada al tipo de problema al que se enfrenta. El pensamiento queda relegado a un segundo plano cuando el hombre es libre, es decir no implica como en un inmensa mayoría un factor vital en su supervivencia diaria.
Como dije anteriormente si una inmensa mayoría de la sociedad sufre significa inevitablemente que Dios también está sufriendo debido a la magnitud de las conciencias que sufren. La posibilidad de poder zafarse de un sufrimiento tan elevado es probable que esté en el entendimiento de la Religión y en la espiritualidad de todos los seres humanos de este planeta.
Si la religión (institucionalizada) ha sido y es uno de los grandes enemigos del ser humano, el nuevo ateismo descerebrado y negador del espíritu humano, que relega a este a un mero trozo de carne, es quien recoge el testigo en el mundo ultra-tecnificado, globalizado y psicópata.
ResponderEliminarEl verdadero significado de la Religión se ha ido pervirtiendo a lo largo de la historia de la humanidad, no es de extrañar que las asociaciones con los distintos tipos de religiones se hayan degradado hasta tal punto que el hombre desconce que la existencia del verdadero Dios está en un mismo.
ResponderEliminarUn poco de ciencia ficción, imaginando un futuro próximo:
ResponderEliminarLa nueva religión basada em la tecnocracía creará a un "Dios" a imagen y semejanza del hombre, éste será similar al de un megarobot con inteligencia artificial y perfeccionado hasta limites insospechados, que por ejemplo entre otras cualidades pueda almacenar toda la información disponible de la humanidad a lo largo de su historia.
Quizá internet sea el primer paso hacia ese tipo de gran maquina que adorará el hombre en un futuro no muy lejano.
No creo que haya que imaginar tanto, solo ser capaces de entender lo que está pasando en la actualidad, es decir, ese "dios" ya existe, es el dinero, el capital, un ente informe indefinido, pero cuyos efectos son reales y devastadores, pues en su nombre se asesinan pueblos enteros, y la mayor parte de los humanos le rinden un culto enfermizo.
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