En el actual sistema mundial dependiente del Capital, el hombre es también dependiente de este Capital que pone en marcha todo el funcionamiento del sistema para su supervivencia .
Los motivos y las causas por el que el hombre se ha hecho esclavo de
este sistema pueden ser varias como, la demanda de Seguridad, la
dicotomía que se plantea en el hombre entre sobrevivir y vivir en el
actual sistema depende de la seguridad que le otorgue a los “aparatos”
de los que se compone el sistema y en los que está integrado el sujeto.
Si los entes que forman el sistema como los Estados logran
proporcionarles seguridad a sus individuos, éstos dejaran en manos de
especialistas las tareas que dependan de su supervivencia, entre ellas
están: la economía, la tecnología o la política como forma de sustento y
convivencia.
Sobrevivir es la tarea de los dependientes del sistema, que somos nosotros, los esclavos. Poner en marcha el sistema es función de los especialistas que son los que trabajan para las élites que dirigen a la humanidad.
Nosotros los esclavos debemos de zafarnos en la medida de lo posible de todas nuestras dependencias psicológicas que son las que nos invaden nuestro espíritu. El primer paso ya le hemos realizado cuando observamos este condicionamiento, tras la disolución del ataque a nuestra alma, las respuestas que podamos ofrecer para combatir a las élites gobernantes serán múltiples y de distinta índole según las potencialidades de cada persona. Es necesario pedir un esfuerzo a los hombres del bien común para obtener la libertad y dignidad que se merece toda la humanidad que habitamos este planeta.
Sobrevivir es la tarea de los dependientes del sistema, que somos nosotros, los esclavos. Poner en marcha el sistema es función de los especialistas que son los que trabajan para las élites que dirigen a la humanidad.
Nosotros los esclavos debemos de zafarnos en la medida de lo posible de todas nuestras dependencias psicológicas que son las que nos invaden nuestro espíritu. El primer paso ya le hemos realizado cuando observamos este condicionamiento, tras la disolución del ataque a nuestra alma, las respuestas que podamos ofrecer para combatir a las élites gobernantes serán múltiples y de distinta índole según las potencialidades de cada persona. Es necesario pedir un esfuerzo a los hombres del bien común para obtener la libertad y dignidad que se merece toda la humanidad que habitamos este planeta.
Puede que no nos merezcamos más de lo que tenemos por cobardes y por cómodos. Es duro decirlo, pero es así. 7000 millones de seres humanos cuyo único propósito en la vida es devorar recursos y ganar dinero no se merecen otra cosa que no sea su esclavitud y su miseria espiritual.
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