martes, 15 de mayo de 2012

Ramón Vila i Capdevila. "El hombre del bosque".






Ramón Vila Capdevila, también conocido como "Pasos Largos", "Maroto", "Caraquemada" y por "Capitán Raymond" en la resistencia francesa. Nació en Peguera, un pequeño lugar de la comarca del Berguedà, el día 1 de abril de 1908, en el seno de una familia modestísima. De los cuatro o cinco hijos que tuvieron sus padres, la mortandad infantil de aquella época, se cebó con ellos como con la mayoría de las familias, sólo le sobrevivió una hermana, Josefa (Pepeta) que era once años más joven que Ramón.


El sobrenombre de Caraquemada proviene de las quemaduras que se produjo de niño en la cara y mano cuando se incendió la casa donde vivían, pereciendo en el siniestro su hermana pequeña. Era un hombre inquieto de gran movilidad, según testimonio de su hermana, a veces desaparecía una temporada sin que nadie supiera de su paradero.
Robusto, de gran alzada, pasaba del 1,80 mtrs., de fuerte constitución, quiso ser boxeador en la época de Paulino Uzcúdum.
De muy joven se afilió a la CNT, porque su prédica colmaba todas sus expectativas de justicia social.
La instauración de la II República levantó unas esperanzas entre la clase obrera que no se vieron cumplidas ni en el tiempo ni en el contenido y en la cuenca del Llobregat, zona eminentemente industrial, estalló una sublevación obrera en 1932, algo parecido ocurriría poco después en Casas Viejas en Andalucía y aunque de gran violencia, no fue sangrienta como la andaluza.
A los cabecillas de la sublevación se les deportó a Guinea y Canarias. A Ramón Vila lo encierran en la cárcel de Manresa. A partir de aquí se le pierde un poco la pista y sabemos de él que marcha a vivir a Valencia porque en 1935 es detenido en Castelló acusado de haber tomado parte en un atraco en Algemesí, donde de nuevo conoce los establecimientos penitenciarios de Valencia, allí le sorprende la rebelión militar y es puesto en libertad junto con las demás reclusos y sin dudarlo, se incorpora a la mítica Columna de Hierro que combatió con extraordinario valor. En 1938, cuando es llamada su quinta de reemplazo se incorpora a la 153 Brigada Mixta con la que lucha hasta que en febrero de 1939 pasa a Francia donde es internado en el campo de Sant Cebrià del Roselló. No duró mucho su estancia allí, como tantos otros tuvo que pasar por la dureza del campo de Argelés.




En la Resistencia francesa

Al año siguiente, Ramón Vila salta las alambradas y se incorpora a la lucha clandestina organizando grupos volantes. En 1944 pasa a la Resistencia Francesa. Primero en la “reseau” o red Menessier, luego pasa al grupo de Franc-Tireurs et Partisans (FTP) y por último a la l’Armée Secrète donde se hizo llamar Ramón Laugí Pons, que después usaría en distintas ocasiones de su azarosa vida. En el verano de 1944, el penal de Nontrón fue asaltado en un espectacular golpe de mano por fuerzas guerrilleras, la mayoría españolas, y rescataron a todos los presos políticos. Entre los destacamentos asaltantes estaba el de Ramón Vila Capdevila «Raymond». El mismo que, con el nombre de «Caracremada», actuaría por tierras de Catalunya, con su partida de guerrilleros, en el período 1945-1963.
En la lucha contra los nazis, se le recuerda como especialista en explosivos y en voladura de puentes viaductos y líneas ferroviarias. Al terminar la II Guerra Mundial, Ramón Vila fue desmovilizado y entonces, fiel a sus ideas, se puso a las órdenes de la organización anarquista de Toulousse para luchar en el puesto que le fuera asignado, en la lucha contra el franquismo.

Vuelta a España

Su primera misión fue la de guía permanente del movimiento libertario puesto que era gran conocedor de la zona montañosa y fronteriza, por donde se introducían los grupos armados y cuanta gente dispuesta a trabajar en la clandestinidad. “Quico” Sabaté, Facerías y otro muchos fueron sus “clientes habituales”.
Sobrio, casi ascético, con pocas ambiciones personales. Téllez señala que cuando a Ramón le sobraba algún dinero, no quería que le dieran más. Tenía un sueldo fijo de aproximadamente 3.000 pesetas al mes.
Los libertarios impulsaron la guerrilla urbana en Barcelona, pero las divisiones internas restaron efectividad a la lucha que, llevada con unidad y mejor ardor podía haber conseguido sobresalientes resultados. El Movimiento Libertario de Resistencia (rama militar del Movimiento Libertario) fue desautorizado oficialmente, pero en contraposición en el Congreso del MLE de octubre de 1947 se acuerda intensificar la lucha y se facilitan armas a los guerrilleros. Naturalmente con situaciones tan kafkaianas no es extraño que todo el esfuerzo de aquellos hombres se diluyera en tener que atracar para hacerse con el efectivo que les regateaba la Organización de Francia en lugar de dedicarse a la agitación popular y al sabotaje selectivo. También es cierto que quizás estaban acostumbrados a la ayuda de ingleses y americanos que recibieron en el maquis francés que como es lógico aquí no existió.
Las relaciones entre Marcel.lí Massana y Ramon Vila siempre fueron cordiales, de buena amistad, pero aunque colaboraron en muchas ocasiones no hay que confundir las acciones de uno y de otro. Pedro Flores apunta: ”La relación entre ambos era intermitente, pero siempre que era útil o necesaria la comunicación entre uno y otro se hacía espontáneamente, mediante los “correos” naturales que eran los campesinos, pastores, enlaces orgánicos, etc. Lo que no quiere decir que esa falta de relación constante, aconsejable para su propia seguridad, hacía que a veces se encontraban sin saberlo en un mismo sector, lo que les costó más de una carrera”.
La dictadura mantuvo el estado de guerra hasta 1948 y dicta nuevas leyes excepcionales que situaban las técnicas represivas dentro de la jurisdicción militar. Todas las leyes de excepcionalidad dictadas, fueron reforzadas y actualizadas con el decreto de 21 de septiembre de 1960.
En abril de 1946 se encomendó a “Quico” Sabaté, Ramón Vila, Antonio Malpica, José Gay, José y Aurelio Martí, la conducción de un importante cargamento de material que fue dejado en deposito a un grupo afín de Banyoles. El día 25, José, Malpica y Martí, en el ómnibus de la mañana partieron para Girona, los demás esperarían al día siguiente para acompañar al camión que tenia que trasladar el material hasta Barcelona.
Después de comer como era día de mercado en Banyoles y las calles estaban animadas salieron a dar un paseo. Una pareja de la Benemérita les pidió la documentación y ante la renuencia de los guerrilleros a seguirles a la Casa Cuartel donde querían llevarlos uno de los agentes intentó sacar el arma y sólo quedó en el intento, pues Ramón Vila que estaba atento a la escena, fue más rápido y lo mató a quemarropa. En la confusión que de inmediato se produjo, como es lógico, ante el suceso, lograron Ramón y Gay huir a la montaña mientras Sabaté, dando otra vez muestras de sangre fría, volvió a la Fonda donde estaban alojados para esconder las maletas con el armamento.
Las actuaciones de Ramón Vila siguen en las comarcas catalanas ahora con unos u otros, es un experto en el conocimiento del terreno y es reclamado por la mayoría de las partidas pues como normalmente las marchas son nocturnas y a campo traviesa, sin él se encuentran perdidas.
El 24 de julio, el teniente Oriol, del servicio de aduanas de Bourg-Madame acompañado de seis subalternos y el inspector Pascal oficial de la policía judicial, registra el mas Tartàs d’Oceja, muy cerca de la frontera franco-española, que era una de las bases desde donde operaban los guerrilleros libertarios. Fueron recibidos por Justo Domingo y por Ramón Vila.
“Los dos españoles citados -afirma un informe guardado en el archivo del Gobierno Civil de Girona, cosa que corrobora que los servicios de información de la policía francesa pasaban información a la española- reconocieron que almacenaban armas y municiones destinadas a los maquis españoles y el registro efectuado seguidamente permitió descubrir en las distintas piezas del inmueble y en el granero, oculto bajo la paja, el material que se detalla a continuación.
Como el transporte de los explosivos en gran cantidad y mal conservado se consideró peligroso, se decidió esperar la llegada de un especialista artificiero requerido al efecto, quedando no obstante el material bajo la custodia de un pelotón de Guardia Móviles destacado en Osseja. Los españoles en cuestión fueron conducidos a los calabozos de la gendarmería de Bourg-Madame...” y continúa con una larga y detallada relación del material incautado que al final decidieron explosionar en lugar adecuado. Ramón Vila asumió toda la responsabilidad que por cierto aun aparece en los informes que se reciben en Girona, como Ramón Llaugí, el seudónimo con el se le conocía en el maquisard. Fue condenado a dos meses de prisión.
El año 1949 será el más activo de Ramón Vila, el 24 de febrero cuando acompañado de otro hombre, costumbre que mantendrá a lo largo de los años en sus actuaciones, entran can Miquel de Pinós para pedir alimentos; antes han dejado las mochilas fuera de la casa. La Guardia Civil les descubre y comienza el tiroteo sin que se puedan acercar a las mochilas donde llevan las metralletas, en el intercambio de disparos Ramón es alcanzado y herido gravemente en la cara, de ahí data la cicatriz de la cara que muestran las fotografías policiales.
Herido, escapó por el bosque hasta la base de casa Moreno de Santaeugenia, donde es atendido por el farmacéutico de Cosp de Berga que es obligado a auxiliarle a Ramón. Este acto humanitario luego le costaría un juicio y tres años de cárcel al pobre farmacéutico.
Una vez curado y repuesto volvió al mas Tartàs donde será requerido como guía de una expedición de explosivos a la Base de Manresa. Una vez allí se planea una actuación conjunta importante: hacer volar unas cuantas torres de alta tensión y la vía del ferrocarril. La operación tuvo un éxito total y diversas zonas de Manresa quedaron sin suministro eléctrico y el tren dejó de circular durante unos días. Entresacamos de una nota informativa del 19 de mayo de la Dirección General de Seguridad, sobre los sabotajes ocurridos en la zona, enviada al gobernador de Girona:
“...Los mismos informes señalan que Massana tiene como lugarteniente a otro peligrosísimo sujeto llamado Ramón Llaugí Pons o Ramón Gay Pons...”
De retorno a Francia, Ramón Vila y sus compañeros son detenidos al encontrarles en un registro armas y munición y son condenados a dos meses de prisión. Hasta septiembre no vuele a servir de guía a un grupo que quería llegar hasta Barcelona. Una vez los hubo acercado al destino se despidió y retorna a Francia con Manuel Sabaté (hermano pequeño de “Quico” de triste fin) y Elio Ziglioli. Son delatados y sorprendidos por la Guardia Civil, y el único que se salva es Ramón porque se tira por un barranco de tal manera que todos creen que se ha matado. Durante los interrogatorios ambos dan toda la información sobre escondites donde guardan los arsenales.
Ramón Vila, magullado por la caída logra volver a la base de Francia y una vez recuperado el 22 de Diciembre se vuelve a hacer cargo de la conducción del grupo “Los Maños” hasta el pueblo de Matadepera. Una vez cumplido el encargo comienza el camino de regreso que aprovecha para volar dos torres de conducción eléctrica y sigue en solitario, en otra acción, el 20 de marzo al día siguiente, provoca la voladura de la vía férrea de la línea de Barcelona a Manresa.
Al volver a la base de Oceja es detenido de nuevo por la policía francesa y lógicamente la Guardia Civil tiene información puntual. Esta vez es condenado a tres meses de prisión.
Durante los meses siguientes al cumplimiento de la condena se le atribuyen varios hechos que por lo visto fueron ejecutados por Massana y su grupo. Es posible que les acompañara, como hacía normalmente con los distintos grupos.
A principios de 1951, elementos anarquistas asaltan en Lyon una furgoneta postal, suceso que va a tener malas repercusiones para los refugiados españoles. Son detenidos casi dos mil españoles que una vez fichados son puestos en libertad. “Quico” va a ser imputado y condenado y Ramon Vila también es perseguido por este hecho pero logra escapar.
Aquel verano vuela unas torres de conducción eléctrica de Yuca en el Berguedà, tres dias después saltan por los aires tres torres más, el 4 de agosto sigue otro trío torres y vuela la línea férrea de Madrid-Zaragoza. Vuelto a Francia la antigua base de Tartàs estaba quemada, por tanto su nuevo domicilio fue en Perpinyà en un piso y como era hombre de grandes espacios se revolvía en el cuarto como una fiera enjaulada, abría las ventanas y exclamaba “Aire, aire, ¿Dónde están mis montañas? Aquí no hay más que paredes y me ahogo.” Tuvo que estar apartado de toda actividad hasta que se apagaron los ecos del asalto a la furgoneta correo de Lyon. Oficialmente la guerrilla queda liquidada en 1952. Cesar M. Moreno escribe "El periodo que va de 1954 a 1960 fue el más sombrío de toda la historia de la CNT. Asqueados, agotados por largos años de prisión, vigilados por la policía, ávidos de un poco de reposo, los militantes del interior se retiraron uno a uno del combate."
A pesar de todo en este año, Ramón Vila acompañado de otro (hasta la última salida, siempre se procuro una persona de acompañante) vuela en Sant Vicenç de Castellet tres torres de conducción eléctrica y más tarde coloca un petardo en vía del ferrocarril en Sant Joan de las Abadesses.

El asunto de Collada de Toses

Pero en este año también, acaece un suceso que marcará el resto de la vida de Ramón y va a tener una gran repercusión internacional.
El 25 de julio, poco antes de las dos de la tarde, dos individuos pararon un coche inglés con matricula HCO-543 ocupado por un médico inglés, Bernard Joseph Peck y su esposa, les arrebataron la máquina de fotografiar. Los ocupantes creen que les han hecho una seña para seguir cosa que hacen de inmediato, siendo detenidos por una ráfaga de tiros los cuales hieren al médico y matan a la esposa.
Cuando la policía le enseña a Mr. Peck varias fotografías reconoce la de Ramón Vila. Una información periodística explica que el médico ha dicho “Esa sonrisa no se me olvidará en la vida, es como una mueca provocada por la cicatriz”.
La repercusión que alcanza es considerable, ayudado todo ello por los medios de difusión periodísticos, y se cursa orden de busca y captura internacional. El Movimiento Anarquista le ofreció la ocasión de emigrar a América, quizás con el deseo de quitárselo de encima, pero el se negó a huir.
Entre los años 1953 a 1960 en la documentación de las fuerzas de represión española, no aparece ninguna actuación atribuible a Ramón Vila.
Hasta el 8 de febrero de 1961, no se tienen noticias documentadas de la actuación de Ramon Vila, pues en esta fecha son voladas tres torres de conducción eléctrica cerca de Manresa. El 6 de marzo quiso entrar en una casa de campo para proveerse de alimentos y se encontró con la sorpresa de que le estaba esperando varios entre ellos un tal Sansa con el que se enzarzó en pelea con el resultado de caer el atacante mortalmente herido.
Al año siguiente entre el 5 ó 6 de julio la comarca del Bages registró su paso con la voladura de otras tres torres eléctricas colocando en una la bandera de la CNT. Los daños fueron valorados en 66.135 ptas. Amén de la suspensión del suministro durante unos días a las ciudades de Manresa y Sabadell.
Poco después, cuando regresaba, fue localizado por la Guardia Civil y tiroteado a discreción. La oscuridad de la noche le salva, pudiéndose adentrar en lo profundo del bosque, no corrió la misma suerte su compañero que se perdió por aquellos parajes y al cabo de unos días cayó en manos de la fuerza pública. Fue juzgado y condenado a treinta años de cárcel.
De la declaración de éste, podemos entrever el drama que supuso el incidente de la collada de Tossas: "Manifiesta que durante los días que convivió con el Caraquemada, éste le manifestó que no podía residir ni en Francia ni en España, ya que en Francia la Policía le buscaba por su participación en la muerte de un matrimonio inglés, realizado este hecho en las inmediaciones de Puigcerdà, y que el marido que resultó herido lo había reconocido en una fotografía. También le dijo el Caracremada que aquél había sido fortuito, pues él solamente se había acercado al coche para pedirles dinero, pero como viera que los ocupantes, después de parar el vehículo, intentaron darse a la fuga. Se vio obligado a disparar sobre ellos. Añadió el Caraquemada que, por estas circunstancias, le era igual vivir en Francia que en España. También le habló sobre otros viajes que había realizado él solo, y en los cuales, valiéndose de unas sierras, cortaba las patas de las torretas, al objeto de que al ponerles una sola carga, se produjese la caída de las mismas. El Caraquemada se lamentó de que a partir del accidente con el matrimonio inglés, la Organización se había desentendido de él, incluso durante tres o cuatro años no había tenido contacto con la misma, pues los dirigentes temían que le resultase perjudicial y les ocasionara una represión por parte de la Policía francesa- No obstante, por manifestaciones del Carballeira sabe que ha sido la Organización la que, por falta de hombres para realizar estas operaciones, ha iniciado nuevamente la colaboración del Caraquemada".
Al año siguiente, por las mismas fechas aproximadamente y en la misma zona vuelve a volar tres torres eléctricas. No le importa repetir el “modus operanti” como si estuviera deseoso de ser localizado y de dar fin a tan ajetreada vida. Curiosamente en esta ocasión prescinde de acompañante y va solo. No deja de ser sorprendente esta forma de actuar en un hombre tan cauto. No se apresura en el regreso y lo hace lentamente dando un considerable rodeo.
Según fuentes de la Guardia Civil “Conocida la técnica terrorista del Caraquemada, se aguardó pacientemente. Para su captura o eliminación, habíase estudiado un plan a fondo, sacando conclusiones por la forma de repetirse las voladuras en los años anteriores, horas de realizarse, días, fases de la luna, etc.”



Apuntes sobre los hechos acaecidos en la Collada de Toses:


El suceso hizo correr rios de tinta durante muchos días. Con matasellos del 8 de enero de 1954, el gobernador civil de Girona recibió una carta enigmática, firmada por dos supestos presos de Madrid, que se identificaron como Atilano Gómez Tomé y Juan Martín Sancho, en la cual exponían que "los que suscriben fueron compañeros de los mismos (autores del asesinato) dedicados a la delincuencia, con anterioridad al suceso, y se encuentran presos en la actualidad por falta de compañerismo de los mismos, los cuales según manifestaciones por el presente tenían planeado el hecho, ya que (a) uno de ellos llamado Roberto Pérez le fueron facilitados los datos de la venida de los ingleses a España por un señor con domicilio en Girona, el cual le ofreció al citado Roberto la cantidad de 250.000 pts por el asesinato" y también se ofrecieron a confesar " el nombre y el domicilio de esas personas, así como el del señor que ofreció el dinero".

¿Oportunismo?
¿Una manera calculada de despistar?
¿Una pista a seguir?

Ahora podemos decir que, de la carta, no se hizo demasiado caso. A fin de cuentas el juez de Puigcerdà que se encargó de instruir el sumario de los hechos, hizo pública una requisitoria contra Vila que decía así.....

Texto extraido de "Ramón Vila, Caracremada el darrer maqui català"



Poema:


Quiero tener mi tumba
lejos de los campos santos,
donde blusas blancas no haya
ni panteones dorados.

Quiero que a mi me entierren
lejos de esos lugares falsos,
donde la gente al año viene
a depositar sus llantos.

Quiero que a mi me entierren
arriba en el monte alto,
junto aquel pino grande
que sólo está en el barranco.

Mi tumba quiero que esté
entre dos piedras de canto,
compañeros míos han de ser
pintadas culebras, verdes lagartos.

No quiero que a mi entierro vengan
curas, laicos ni romanos,
y las flores han de ser
un manojo de punzantes cardos.

Tampoco quiero quie vengan
a decir discursos y salmos,
con banderas y oropeles,
vicio del mundo civilizado.

Para discuros los graznidos
de los cuervos y los grajos,
el aullido del zorro viejo
cuando ciego es abandonado.

Ni luz de cirios que dan
unas claridades de espanto,
a mi me alumbrarán
las centellas y los rayos.

Quiero que mi tumba sea
cubierta de espinos altos,
de zarzas grandes y espesas,
abrojos y salvajes cardos.

Que brote a sus alrederores
hierba para los ganados,
y que descanse a mi sombra
el perro negro cansado.

Quiero que mi cuerpo repose
lejos del bullicio humano,
junto al pino grande que hay
en el barranco solitario.

Ramon Vila Capdevila.




Formado en la lucha anarcosindicalista durante la II República y héroe de la resistencia francesa contra el nazismo, Ramon Vila Capdevila (Peguera 1908- Castellnou de Bages 1693), fue el último maquis en Catalunya que plantó cara al franquismo. Si pudo tener una vida en la clandestinidad tan larga fue debido a su valor, atrevimiento y el conocimiento del medio geográfico, hasta que sus mismos pasos lo guiaron tragicamente al caer abatido por las balas de la Guardia Civil.

En el momento de dejar la vida, llevaba encima todas sus pertenencias, todas las propiedades de un hombre austero, mal curado medicamente, que vivió pobre y comía como los pastores.

"Pliego reseña de las piezas de convicción, objetos y efectos recogidos en el lugar de los hechos, ocupados al bandolero Ramón Vila Capdevila (a) caraquemada"

1 Pistola Parabellum de 9 m/m. especial con un cargador y 6 cartuchos alojados y 41 sueltos. 
1 Casquillo (vaina) correspondiente a la misma pistola:
1 Pistola calibre 45 número B-1.186 de patente Internacional sin marca definida con 3 cargadores y 37 cartuchos de su calibre.
1 Bomba de mano tipo piña envuelta en trapo.
1 Rollo mecha negra de acción lenta de 2´15 metros.
1 Arca-Soporte y 4 sierras de aserrar metales marca Peugeot Frères.
1 Pliego de 0´88 x 0´65 m de material plástico (supuesta explosiva)
1 Transistor de radio marca "Sony" de pequeñas dimensiones.
4 Manojos de llaves de diveros tipos, con un total de 33 unidades.
1 Linterna marca "Wonder" con su pila.
2 Cajas de cerillas marca "Gitanes" extranjeras y una española (las dos primeras con cerillas de madera).
2 Pistoleras rústicas de cuero y lona respectivamente.
1 Encendedor de mecha, marca "Rowenta Bridge" y otro marca "Ronson"de bolsillo.
1 Maquinilla de afeitar de baquelita y varias hojas de afeitar para la misma de distintas marcas.
1 Brocha de afeitar.
1 Tijera pequeña.
1 Espejo de bolsillo.
1 Bote de levadura marca "Royal"
1 Tubo de aluminio con varias puntas y agujas.
8 Fulminantes de metal blanco con la inscripcción I en su culote metidos en un bote de Nescafé.
1 Bote con restos de Nescafé en polvo.
1 Paquete de té "Hornimans" y otro marca Broke Bond.
1 Paquete con elementos de cura.
1 Mapa de la región catalana muy deteriorado.
1 Saco-colchón de dormir tipo montañero.
1 Pantalón de algodón jaspeado marrón y blanco.
1 Saco-arpillera con una marca que dice "incluido envase"
1 Reloj de pulsera con cadena metálica, marca "Acción"
2 Pares de calcetines blancos y rosa.
1 Cinto de cuero.
3 Cantimploras de plástico.
1 Cantimplora de aluminio con su funda conteniendo un poco de aceite.
4 Talegos conteniendo guisantes, arroz, azúcar, y sal respectivamente.
1 Aritmética razonada.
1 Tela de plástico impermeable, listada verde y blanco, varios pedazos de trapos juntos, unos trozos de vela, una cuchara de metal, y dos trozos de jabón de tocador.
1 Bote de cartón de café marca "Caiffa" con varios trozos de cuerdas, un trozo de plástico, dos cajas de cerilla y una cajita de elementos de cura.
1 Bolígrafo.
2 Trozos de lápiz negro.
1 Mochola con almazón (sic) metálico de varios departamentos.
1 Macuto de lona y cuero.
1 Navajo.
1 Envoltorio conteniendo una cacerola para comida.
1 Cartera de bolsillo conteniendo: 5703 pesetas en moneda papel del Banco de España y 66´50 pesetas en metálico y un billete de 100 francos franceses nuevos.
1 Fotografía tamaño carnet, correspondiente a Ramón Vila Capdevila.




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