La política cómo residuo de la sociedad.
La política verdadera en nuestra sociedad ha perdido su sentido como las relaciones entre los hombres, la vanalización de las relaciones en su contexto global, también se puede aplicar a la política, ya que un hombre se considera político cuando pertenece a
un sistema del cual es integrante y forma parte, no es de extrañar pues que la perdida de la seriedad y compromiso en cada uno de nosotros afecte en las relaciones y derive en una forma de entender la vida que someta al individuo a la hipocresía en una nueva
dimensión aún nunca vista, y ésta es la ir camuflándose como un camaleón al entorno en la que la persona se desenvuelve y decide a cada momento su característica particular , es decir cambiando de color y opinión constantemente según nuestra conveniencia, el Yo adquiere su máxima expresión, desechando lo que pudiera ir en contra de nuestra imagen. La perdida del sentido de la realidad pasa por una mitificación de la imagen, sea una imagen simbólica de tipo religioso, nacional, cultural etc, o psicológica que es la que suele
adquirir más importancia en las sociedades capitalistas. El humor como terapia es efectivo en las personas, pero también esconde una cara oculta, y ésta es la de transformar las cosas más trascendentales para los hombres, como por ejemplo la política, podemos ver
muchos ejemplos de como los mass media influyen en el inconsciente colectivo a través del humor con programa como las “Las noticias del guiñol” dónde se satirizaba la política el estado español y en muchos otros cómo “Cràkcovia” que emite Tv3.
En este sentido el humor actúa como opio de los hombres como antes lo hacia la religión, vemos una huida del hombre a la problemática principal, que es la incapacidad para ver lo que realmente provoca los conflictos internos y a la vez externos (relaciones), la confusión
y contradicción en la que estamos inmersos debido en ocasiones a la duda pero también en la mayoría de las veces lo que significa y encierra la propaganda a todos los niveles.
Efectivamente: nos autoegañamos creyendo que poseemos siempre suficiente capacidad para identificar, notar y admitir nuestros conflictos internos. De este modo, ¿cómo podríamos ser sensibles a los externos?
ResponderEliminarMuy buena reflexión
Un saludo
http://lamoscaroja.wordpress.com/