martes, 29 de marzo de 2011

El hombre y el nuevo Dios.




La Banca gobierna y domina el mundo, el poder del capital financiero se ha convertido en una neo-religión que somete al hombre a sus designios.
El culto al dinero no es ninguna novedad, en su anhelo por el poder el hombre durante la historia de la humanidad, ha buscado darle un sentido a su existencia, ejerciendo la explotación del hombre por el hombre de diversas maneras que ha dado lugar al actual sistema capitalista que impera en el mundo, simulando la dictadura del capital bajo la falsa percepción de una democracia en muchos países.
Pero no es de extrañar, si lo analizamos bien, que la gran banca ya ostente el poder en el mundo, su influencia ha rebasado al   de la religión que durante miles de años también ha ejercido y subyugado al hombre, bajo este planteamiento surge la pregunta de ¿Por qué el hombre se ha dejado someter, por las religiones y por todo tipo de sistemas?
Podemos poner varios ejemplos, pero me centraré en alguno, como el cristianismo y la Iglesia católica   en particular, ha fomentado la clásica familia patriarcal, gobernada por el padre, el padre de familia, es la figura de Dios en el cristianismo, el protector en su dimensión más “materialista”, que acaba ostentando el poder, y se   ha convertido en muchos casos en el dictador, quién además promulga las leyes que cree conveniente en cada momento y en cada situación, podemos encontrar durante el siglo pasado y el actual, varios ejemplos de totalitarismos en diversos países que han marcado las pautas con las que ostentan el control sobre pueblo sometido.
Debido a la obsesión del hombre por la seguridad, y que es causa del temor y la desconfianza que tiene de sus semejantes, se observa una particular y a la vez generalizada percepción de la vida en su dimensión más exacerbada del sufrimiento.
La capacidad del sufrimiento es asimilada y la vez contrarestada por la búsqueda del placer, cuando la “felicidad” que obtiene el hombre del placer se hace monótona y aburrida, y sin lógica aparente, es convertida en sufrimiento que a su vez le imbuye al hombre en una sensación de insatisfacción perpetua, condenándolo al hastío.
Llegados a este punto, la prioridad del hombre pasa a ser la seguridad tanto en su dimensión física y psicológica, que es aprovechada, por aquellos que saben que condicionándolos, los pueden dirigir y someter a su antojo.
No es de extrañar, que el hombre busque la seguridad en el dinero y por lo tanto la gran banca se haya erigido en un gran gobierno mundial enmascarado por los Estados

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