jueves, 28 de marzo de 2013

Sociedades traumatizadas. (Capitalismo y Ego)




En la actualidad en las sociedades capitalistas, el Ego del hombre es de vital importancia para su supervivencia. Se ha magnificado de tal forma que la imagen que proyecta el individuo hacia el exterior, es decir, en las relaciones que tendrá, serán la consecuencia de las conductas y normas impuestas por la cultura y la propaganda en el contexto que se desarrollen dichas relaciones, una cultura y propaganda fomentadas y elaboradas previamente por el Capitalismo que absorbe todo el conjunto de la sociedad en su forma de pensamiento interior u objetivo.
El Ego del hombre irá en consonancia con la riqueza que acumula y el poder adquisitivo.
La lucha de Egos en las relaciones es de vital importancia para el capitalismo, de aquí surge la competitividad  que es la base principal para el funcionamiento del sistema.
Las sociedades traumatizadas son la consecuencia de la lucha de Egos, es decir, por la lucha para sobrevivir dentro del sistema en la que los individuos interactúan de una forma u otra y en la que se valen de estrategias fabricadas por el pensamiento inducido por la cultura y la propaganda. No hace falta señalar que uno de los rasgos característicos de la cultura y la propaganda capitalista es el Ego en su forma más primitiva y básica.
El Ego que es lo que determina el carácter y la personalidad del hombre son la base del pensamiento y de su conducta. Cuando en la lucha por la supervivencia el Ego es “vencido” en alguna forma que se haya dado, la imagen del hombre que tiene de si mismo queda disminuida según la intensidad de dicha “derrota” y queda registrada en el “inconsciente” favoreciendo el posible “trauma” que afectará en el futuro a la persona y a las relaciones que vaya a tener con lo que su estructura psicológica quedará modificada, el cambio también se habrá producido indefectiblemente en el interior del sujeto, el espíritu del hombre es corrompido en aras y para mayor gloria del funcionamiento del sistema en este caso capitalista.

miércoles, 20 de marzo de 2013

El poder de los Estados: Chemtrails para modificar el clima.

Los Estados siguen experimentando de un modo u otro, los chemtrails corroboran el control que tienen sobre el clima entre otras cosas, la ocultación de este tipo de actividades a la opinión pública no pasa desapercibida por los miles de observadores de este tipo de fumigaciones en todo el mundo, no cabe duda que el secretismo sigue siendo la gran baza del poder que ostentan los Estados junto con las élites que gobiernan el planeta.





¿Os suena?












Artículos de interés encontrados en la red:

Geoingeniería Atmosférica: La manipulación del clima – estelas y chemtrails

 

A muchos les ha pasado desapercibido un Simposio Internacional celebrado en Gante, Bélgica entre el 28 y el 30 mayo 2010, sobre climatología en el que se reunieron científicos de todo el mundo. En este Simposio un grupo nutrido afirmaron que “la manipulación del clima mediante la modificación de cirros no es ninguna patraña, ni tampoco una broma, y mucho menos una teoría de la conspiración.” Es “algo totalmente real y operativo”, con una dilatada vida de nada menos que setenta años de historia. A pesar de que la modificación climatológica fue prohibida por la Convención de la ONU en el año 1978, en la actualidad se está empleando como salvador del cambio climático y para evitar la escasez de agua.
“En apariencia, en los últimos años ha habido un descenso en el apoyo a la investigación de la modificación del clima, a causa de que la tendencia es pasar directamente a los proyectos operacionales.” Así fue dado a conocer por la Organización Meteorológica Mundial, en el año 2007.
Un ejemplo de una de las primeras modificaciones climáticas lo tenemos en el año 1915 en el que Rainmaker Charles Hatfield, llevo a cabo una prueba que ocasionó la declaración de zona catastrófica gran parte de la ciudad de San Diego en Estados Unidos…
La única conspiración que podemos encontrar en este asunto de geoingeniería climática es que la mayoría de los gobiernos y la industria se niegan a admitir públicamente lo que cualquier persona puede ver con sus propios ojos. Las investigaciones realizadas por expertos está disponible para cualquiera que esté dispuesto y sea capaz de maniobrar en el laberinto de las revistas científicas. Así, si bien existe una cierta divulgación sobre el tema, falta una explicación viable para el público en general.
Este asunto lo podemos encontrar bajo una variedad de nombres como pueden ser: geoingeniería atmosférica, modificación del clima, gestión de la radiación solar, efecto tampón químico, siembra de nubes y multiplicación Meteorológica de Fuerza. Estas tóxicas fumigaciones aéreas es popularmente conocida por el público en general como chemtrails. Sin embargo, esta no es más que una técnica utilizada para modificar el clima. La práctica de la modificación ambiental es amplia y se hace uso de diferentes técnicas científicas, encontrándose esta bien financiada.
El Simposium celebrado este año fue organizado por el Grupo de Belfort, que ha estado trabajando durante los últimos siete años para concienciar a la opinión pública de la existencia de sustancias tóxicas en las fumigaciones aéreas. En dicho Simposium se incluyeron pruebas fehacientes de fumigaciones realizadas en Europa, como son las realizadas en Grecia, Alemania, Holanda, Francia y también en los EE.UU. El grupo Belfort publicó cinco vídeos muy claros y comprometedores.
El Dr. Vermeeren, de la Universidad Tecnológica de Delft, presentó un informe científico titulado el “PROYECTO NARANJA: manipulación climática y programas de modificación llevados a cabo por los Estados Unidos y sus aliados.”
La puesta en conocimiento del Proyecto Naranja fue presentado por unos científicos (de forma anónima) al Grupo Belfort para su divulgación. Este mismo proyecto ha sido enviado a su vez a todas las embajadas, a las agencias de noticias y a todos aquellos grupos interesados para su divulgación y conocimiento.
En el informe se hace mención al proyecto HAARP (el High Frequency Active Auroral Research Program), que es un proyecto militar que trata sobre la modificación a través de la ionosfera, en el que se demuestra como se puede modificar de forma electromagnética y electrostáticamente el clima mundial, a la par que se dio a conocer otros sistemas desconocidos para manipular el medio ambiente.
A diferencia de otros informes que no hablan sobre las repercusiones en la salud, en el Proyecto Naranja existen varios apartados que tocan en profundidad este tema.
En el Proyecto Naranja es rechazado el termino “chemtrail” dado que es empleado por los conspiracionistas aficionados en beneficio de la siguiente definición: “estelas de vapor persistentes” para describir estas estelas químicas. Por lo tanto el termino “Estelas persistentes” será empleado de ahora en adelante para describir aquellas observaciones nubosas que contienen aditivos y que alteran el clima.
En el Proyecto Naranja se demuestra también como la geoingeniería climática se está empleando a fondo en diversas partes del mundo. Los autores se quejan de que no existe conciencia de las numerosas denuncias realizadas sobre los problemas de salud que se pueden ocasionar, evidentemente deliberadamente por parte de algunos grupos farmacológicos.
El Dr. Vermeeren dio a conocer sus propias observaciones y conclusiones, pero pasó la mayor parte de su tiempo dando a conocer lo que era en si el Proyecto Naranja. Él admitió abiertamente la existencia de estelas persistentes.
En el Proyecto Naranja se puede ver como se ha estado haciendo uso de geoingeniería en el mundo durante al menos 60 años. Fue utilizada como arma de guerra en Hamburgo por parte de Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial, fue utilizado también en el conflicto de Vietnam por parte de los EE.UU.. como fue dado a conocer en su momento por el periodista Jack Anderson, en el Senado en el año 1972. Por activa y por pasiva los funcionarios militares negaron el uso de esta tecnología pero… más tarde una carta privada del Secretario de Defensa Melvin Laird admitió que era cierto lo que este periodista había dado a conocer.
La modificación climática utilizada como arma fue prohibida finalmente en 1978 en un tratado, así consta en el Proyecto Naranja.
Sin embargo, dicha prohibición no es aplicable, lo podemos observar claramente con la continua aparición en nuestros cielos de esas “dichosas estelas” y con los continuos reportes sobre el incremento de las temperaturas globales y la degradación del agua.
En el Informe Naranja consta la Operación Stormfury llevada a cabo en el año 1963 en el que un avión, el Douglas DC6-B fue preparado para la siembra de nubes.
En el Informe (o Proyecto) Naranja se hace mención a la existencia de numerosas patentes existentes que pueden modificar el clima de muy diversas maneras. Se muestra incluso las proporciones de materiales empleados como puede ser partículas metálicas en un 85%, un 15 % de sílice coloidal y gel de sílice para producir una estela de estabilidad que permanezca entre una y dos semanas.
En el 2009, unos investigadores publicaron como modificar las nubes de tipo cirro para reducir el calentamiento global.
En el Informe (Proyecto) Naranja revela la existencia de una patente de 1991 en poder de Hughes Aircraft Company en la que se puede encontrar 18 formas diferentes para reducir el calentamiento global a través de la siembra en la estratosfera con partículas de aluminio, con óxido de torio y cierto material refractario.
La empresa Hughes Aircraft fue adquirida por Raytheon (una empresa contratista del departamento de defensa) en 1997, la misma compañía adquirió también el contrato para el uso de sistemas HAARP.
En el Informe Naranja podemos encontrar pruebas de que Raytheon está controlando en la actualidad la meteorología. Los autores del informe recomiendan demandar a las empresas privadas contratadas para la realización de estas practicas en vez de a los gobiernos.
En el Informe Naranja se sugiere que la geoingeniería ha encontrado nueva vida con el asunto del calentamiento global. A antiguas patentes se les ha sacudido el polvo dado que algunas empresas privadas han visto la posibilidad de ganar importantes sumas económicas con sus proyectos de modificación climática.
Por ejemplo: desde el año 2007, el multimillonario e informático Bill Gates ha gastado por lo menos 4,5 millones dólares en investigación de geoingeniería (Así consta en el Informe Naranja).
En el Proyecto Naranja se habla de un dominio total del clima mundial en las inmediaciones del año 2025.
En el Proyecto Naranja se habla de un informe existente de 1996 por parte de altos jefes militares de EE.UU. en el que se habla del tiempo como multiplicador de la fuerza de cambio climático, señalando el año 2025 como el año de la culminación de todos los proyectos y el control total del clima, y se detalla como es necesario realizar determinadas fumigaciones en unas horas dadas y días para conseguir llevar a efecto esa idea.
En el informe -que hace mención a un estudio de el año 2008- consta la información de que en el año 2000 se iniciaría la puesta en marcha de espejos iónicos para la modificación climática.
En el año 2004 se puso en marcha el desarrollo de nubes inteligentes a través de nanotecnología, y que en la actualidad se está empleando ya a fondo.
El equipo de investigación llega a la conclusión de que los programas de control climático, controlado por los militares, y aprobado por los gobiernos, están en silencio a cabo a fin de evitar los peores escenarios. Los dos instrumentos básicos son el control de temperatura a través de la generación de nubes artificiales y la manipulación de la ionosfera a través de los calentadores de la ionosfera.
En el informe fue publicado las siguientes imágenes proporcionadas por un ex meteorólogo del Servicio Meteorológico de Ontario, mostrando los planes de pulverización para Europa para el 06 de diciembre 2008:


“Los sistemas de pulverización estuvieron organizados en un orden lógico para que el conjunto de Europa estuviera cubierta en un período máximo de 3 días”.
En cuanto a clima-Gate se refiere, los autores sugieren que la Universidad de East Anglia manipuló deliberadamente los datos del clima para preparar gradualmente a la población mundial para su futuro en un planeta mucho más caliente. También citan la investigación que apoya la idea de que el cambio climático es real.
Estas “estelas persistentes”, sin embargo, “tienen un impacto devastador en los ecosistemas del planeta y la calidad de vida en general.” En el Informe Naranja también se recomienda una inmediata y completa divulgación de las actuales actividades ENMOD al público.
En el Informe Naranja se hace constar los casos de China y Rusia que admitieron abiertamente la siembra de nubes como una practica común, mientras que los EE.UU. niega tales actividades. Los EE.UU. no permiten las pruebas al aire libre de armas químicas y biológicas, pero no bajo la ley los autores citados, que parafrasea:
El secretario de Defensa podrá llevar a cabo pruebas y experimentos que implican el uso de agentes químicos y biológicos sobre las poblaciones civiles.
O la de derecho público de los Estados Unidos, la Ley 95-79, Título VIII, sec. 808, July 30, 1977. 808, 30 de julio de 1977.
Codificada como 50 USC 1520, en virtud del Capítulo 32 sobre Química de Guerra Biológica, la Ley Pública 85-79 que fue derogada en 1997 por la Ley Pública 105-85. En su lugar, la 15 USC 1520a establece algunas restricciones. La 50 USC 1512, sin embargo, permite pruebas al aire libre de productos químicos y biológicos. Por lo tanto los autores del Informe Naranja afirman que estos programas son legales en los EE.UU.
Para finalizar se recomienda a la población mundial que recoja evidencias de la presencia de estas estelas de muerte, de modificación, alteración que tienen como finalidad el colapso terrestre. Se recomienda también la creación de sociedades civiles que se encarguen de recoger las pruebas y denuncias por parte de la ciudadanía, algo similar a lo que sería el defensor del consumidor (por ejemplo).
En virtud de ello, les ruego que cuando vean estas estelas las fotografíen, las filmen, aunque sea con el teléfono movil, que las suban de momento a internet hasta que se pongan en marcha las entidades civiles encargadas de gestionar dichas pruebas.
Fuente:
Pueden ver el Simposium sobre estelas químicas clicando AQUÍ


Silvia Ribeiro

La Jornada
Mientras las consecuencias del cambio climático global cada vez son más visibles y pegan con más fuerza a los más pobres, los principales causantes, empresas y gobiernos, lejos de ir a la erradicación de las causas ­lo que afectaría sus ganancias y sus votos­ proponen arreglos tecnológicos. Estas “soluciones” tienen la ventaja de crear nuevas fuentes de negocios para los mismos actores que provocaron y se beneficiaron de los daños. Aunque la mayoría de las iniciativas, como la redición de la energía nuclear y la producción masiva de biocombustibles conllevan efectos muy perversos, la tendencia más extrema y peligrosa es la geoingeniería: la manipulación intencional del clima y el ambiente planetario.
Existen iniciativas gubernamentales y privadas que van desde la fertilización de los océanos con nanopartículas de hierro (para tratar de bajar la temperatura de los mares y desviar huracanes) hasta lanzar nanopartículas de compuestos sulfatados al cielo para crear una capa que intercepte los rayos solares. Todas tienen en común que podrían causar catástrofes de desequilibrios y contaminación inéditas.
El nuevo informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, publicado en febrero 2007, alerta que en este siglo sufriremos eventos climáticos más extremos y más frecuentes de los que ya hemos visto, con tormentas tropicales y huracanes más fuertes, inundaciones más grandes, olas de calor y sequías más intensas y más largas, avance de la desertificación y aumento del nivel del mar entre 28 y 43 centímetros hasta el 2100. El panel reafirma que el cambio ha sido inducido por actividades humanas, principalmente por emisiones de gases de efecto invernadero. Lo más contaminante son las emisiones de automóviles e industrias, cuya amplia mayoría proviene de países del Norte global. El acelerado proceso de industrialización de China también contribuye significativamente ­y México ocupa el lugar número 14 en la lista global­ pero muy lejos del principal contaminador, que sigue siendo Estados Unidos.
Pese a ello, el gobierno de Estados Unidos, con apoyo de científicos mercenarios, se ha dedicado a negar el cambio climático, justificando así su negativa a cambiar su estilo de producción y consumo. George W. Bush comenzó su gestión anunciando que no iba a cumplir con las ya limitadas metas del Protocolo de Kyoto ­organismo de Naciones Unidas que se ocupa del tema­ porque eso afectaba los intereses de sus industrias. Sin embargo, a mediados del año pasado, Bush dijo al New York Times “Dejemos el debate sobre si los gases de efecto invernadero son causados por la humanidad o por causas naturales; vamos a enfocarnos solamente en las tecnologías que puedan resolver el problema” (25/05/2006)
En ese paquete de tecnologías, están los proyectos de geoingeniería, como la manipulación del clima para evitar, por ejemplo, huracanes como el Katrina . O por lo menos evitar que lleguen a sus costas, aunque quizá el resultado sea que lleguen a las de sus vecinos.
La manipulación intencional del clima tiene una larga historia, sobre todo con fines bélicos. La CIA realizó experimentos para provocar lluvias intensas y prolongadas durante las guerras de Vietnam y Camboya, para destruir caminos y cosechas. Este experimento y otros similares motivaron la creación en Naciones Unidas de la “Convención sobre la prohibición de utilizar técnicas de modificación ambiental con fines militares u otros fines hostiles” (ENMOD por sus siglas en inglés). Pero Estados Unidos continuó haciendo proyectos de este tipo.
En un informe de la Fuerza Aérea de EU en1996, titulado “El clima como fuerza multiplicadora: poseyendo el clima en 2025″, concluyen que el clima “provee una dominación del campo de batalla hasta un grado nunca antes imaginado”, incluyendo la capacidad de desarticular operaciones enemigas provocando tormentas, sequías y escasez de agua dulce.
Según la Organización Mundial de Meteorología, 26 gobiernos conducían experimentos de alteración del clima en el año 2000. En el 2003-2004, 16 gobiernos admitieron este tipo de actividades, pero en realidad muchos más están involucrados. Los fines bélicos nunca están descartados, pero los gobiernos declaran otro tipo de fines. China por ejemplo, prometió al Comité Olímpico Internacional que las Olimpiadas del 2008 en Beijing tendrían solamente días soleados, aunque tuvieran que alterar el clima.
Quizá lo más preocupante es la legitimación creciente de estos mecanismos, con la justificación de manejar los efectos del cambio climático. Por ejemplo, los experimentos de fertilizar el océano con partículas de hierro, en uno de los cuales participó México a través del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, (CICESE) en 1995; se proponen aumentar el plancton de la superficie marina.
De esa manera se absorbería bióxido de carbono (CO2), lo que teóricamente bajará la temperatura del mar, evitando o suavizando la formación de huracanes. Aunque no hay evidencias de su efectividad y se sabe que esta absorción de CO2 no es permanente, ya existen empresas que explotan esta actividad en forma comercial, vendiendo “créditos de carbono” por la supuesta absorción de carbono. Sobre esto se han publicado estudios científicos en Science , alertando que la proliferación de estas actividades tendrá impactos de amplio espectro sobre los ecosistemas marinos y todo lo que depende de éstos. En lugar de enfrentar las causas reales del desastre climático, la geoingeniería creará nuevas catástrofes.

Fuente:  http://www.rebelion.org/noticia.php?id=46018


Para más información:  http://chemtrails.foroactivo.com/






viernes, 15 de marzo de 2013

El poder de los Estados: el caso del aceite de colza

                                       La mentira de la colza por Andreas Faber-Kaiser






La ocultación de la verdadera causa del Síndrome Tóxico impidió la curación de miles de españoles.
Mientras la Ciencia a los 3 meses ya sabía QUE NO PODÍA SER EL ACEITE DE COLZA, el Poder ACUSABA Y ENCARCELABA a los industriales del ACEITE DE COLZA. Mientras la Ciencia a los 8 meses ya sabía COMO CURAR A LOS AFECTADOS, el Poder ocultaba a más de 60.000 enfermos la POSIBILIDAD DE SU CURACIÓN.

PACTO DE SILENCIO

En la primavera de 1981 fueron envenenados más de 60.000 españoles. Más de 700 de ellos, murieron 1. Desde entonces y hasta hoy, los gobiernos de UCD y del PSOE han centrado sus esfuerzos en impedir que el auténtico criminal salga a la luz pública. Había que borrar por todos los medios las huellas que conducían al foco de la intoxicación. Se llegó así a un oscuro montaje de los distintos sectores del Poder y de los servicios de inteligencia, para conformar el efectivo «pacto de silencio» que debía evitar que se supiera que aquí se aplicó a seres humanos una nueva combinación química, aplicable en el futuro a una posible guerra química.

ENFERMEDAD NUEVA

Hagamos un poco de historia de este complejo asunto: a principios de mayo de 1981 se detecta una enfermedad nueva en España, que afecta rápidamente a un creciente número de individuos. En los primeros días surgen diversas hipótesis de urgencia sobre el origen que desencadenó la epidemia, hasta que el gobierno anuncia por televisión que la culpa de todo la tiene una partida de aceite de colza desnaturalizado, distribuido en venta ambulante. Los industriales y comerciantes que han intervenido en el proceso de importación, manipulación y distribución de este aceite son quienes se sentaron en el banquillo de los acusados. Pero a lo largo de estos años ha habido una serie de científicos que han evidenciado que el aceite pesuntamente tóxico no pudo haber sido el causante de la tragedia.
Simultáneamente, otros investigadores han ido siguiendo una pista distinta, que conduce a un origen mucho más lógico para la epidemia, si tomamos en consideración todos los elementos que conformaron la intoxicación detectada en 1981. Esta pista tiene su punto de partida en una combinación insecticida, concretamente un combinado nematicida organotiofosforado que envenenó a las más de 60.000 víctimas al consumir éstas tomates de una determinada partida tratada con el aludido insecticida.
La investigación por vía judicial de esta posibilidad, así como de cualquier otra hipótesis plausible con respecto a la causa real de la enfermedad, investigación que no debería de finalizar hasta lograr demostrar fahacientemente cuál fue el indiscutible desencadenante de la tragedia, es el camino que debe de desembocar en el auténtico juicio del síndrome tóxico, con reparto de responsabilidades a quien realmente y en justicia corresponda.

LA CURACIÓN NO INTERESABA

La gravedad del problema se acentúa por la circunstancia de que por lo menos desde finales de julio de 1981 el goberno estaba suficientemente bien informado de que no era posible que el aceite fuera el causante de la eipdemia. Desde aquel momento cuando menos debía de haberse incentivado con todos los recursos posibles el análisis de las otras posibilidades que se barajaban para el posible origen de la enfermedad, posibilidades que ya estaban también a finales de julio de 1981 sobre la mesa de quienes empuñan las riendas del poder. Eso era prioridad absoluta puesto que había personas que se estaban muriendo y se imponía la urgente necesidad de conocer el origen del mal para poder intentar la curación adecuada de los afectados.
Meses más tarde, pero siempre dentro del mismo año 1981, el Ministerio de Sanidad queda ampliamente informado de la posibilidad de que determinado insecticida organotiofosforado podría haber desencadenado la nueva enfermedad. Pero no actúa en consecuencia.
Y a mi entender la cosa se agrava aún más cuando 8 meses después de aparecer el primer caso de síndrome tóxico, un médico militar, el teniente coronel Luis Sánchez-Monge Montero, envía al gobierno, al INSALUD, «para que lo leyera Valenciano», me diría, refieriéndose con ello al Dr. Luis Valenciano, a la sazón Director General de la Salud Pública, un informe en el que afirmaba que el origen de la grave enfermedad radicaba en un veneno que bloqueaba la colinesterasa, y en el que explicaba cómo había que curar a los enfermos. Mas adelante definiría este veneno como un compuesto organofosforado. No se trataba de una aventurada teoría: el Dr. Sánchez-Monge ya había curado para entonces particularmente a unos cuantos afectados. Lo cual quiere decir que tal vez no todas, pero decididamente muchas de las 60.000 víctimas podrían estar curadas desde 1982. Pero nadie reacciona en el INSALUD ni en la Dirección General de la Salud Pública. Mas la gravedad de la inhibición oficial no termina allí. El Dr. Sánchez-Monge envía también un informe sobre sus evaluaciones y curaciones a la publicación especializada «Tribuna Médica», que lo reproduce en la página 8 de su número 937, correspondiente al 19 de marzo de 1982. Yo me imagino que el Ministerio de Sanidad debe de estar puntualmente informado de cuantas noticias interesantes se publican en un semanario de las características de «Tribuna Médica». De modo que me imagino al Sr. Ministro enterado de que hay un médico que está afirmando haber curado a una serie de pacientes de la enfermedad conocida por síndrome tóxico, enfermedad nueva y desconocida en cuanto a su tratamiento, y que en aquellos momentos configuraba el problema número uno planteado a la Sanidad española con carácter de extrema urgencia permanente, hasta su total resolución. me imagino que en estas circunstancias el máximo responsable de la salud de sus conciudadanos lo dejará todo para leer lo que escribe un médico que afirma haber logrado la curación de unos cuantos afectados. Y al minuto siguiente de concluir esta lectura, me imagino al aludido velador de nuestra salud telefoneando al médico en cuestión, para tenerlo al cabo de una hora en el Ministerio de Sanidad y discutir con él sus experiencias con la finalidad de aplicarlas —en el supuesto de que realmente resultaran positivas— al resto de la población afectada por la misma epidemia. Pues no. Nadie, ni desde el INSALUD ni desde el Ministerio de Sanidad, se acercó a ver que más tenía que decir el único médico español que había logrado salvar vidas y aliviar a enfermos de la masiva intoxicación.
De lo que se trataba precisamente —a la vista de toda la evolución del problema, y tal y como lo documento ampliamente en el libro Pacto de Silencio (Compañía General de las Letras, Barcelona, marzo 1988)— era de no curar a los enfermos, para evitar así el que se descubriera el verdadero orígen del envenenamiento.
Solamente así cobra sentido el trato oficial dado al Dr. Antonio Muro y Fernández-Cavada, director en funciones del Hospital del Rey, en Madrid. Cuando el Ministerio de Sanidad todavía seguía dictando que el origen de la enfermedad había que buscarlo en un micoplasma, de transmisión aérea, y de entrada en el organismo por vía respiratoria, el Dr. Muro ya afirmaba el 10 de mayo de 1981 —a los 10 días de detectada la enfermedad— que eso era imposible, y que la vía de transmisión era necesariamente —dadas las características de la sintomatología— la digestiva. «Si se hubiera enfocado la enfermedad por vía digestiva desde el mismo día 10 de mayo en que se dijo, se habría muerto menos gente y la investigación se habría enfocado en otro sentido», me diría el hijo del difunto Dr. Muro, mientras el letrado Juan Francisco Franco Otegui denunciaba ante el Parlamento Europeo el 26 de octubre de 1986 que el gobierno había condicionado los diagnósticos, ocultado o retrasado el reconocimiento de síntomas de la enfermedad, y manipulado resultados analíticos para añadir que «paralelamente, la Administración impidió el desarrollo de hipótesis alternativas valiéndose de todo tipo de medios incluídos la ocultación y falsificación de todos aquellos datos que exigían la apertura de nuevas líneas de investigación.»

EL SILENCIO DEL PACTO

Esas líneas eran las que había que cercenar en el momento mismo en que comenzaban a brotar. La planta de la verdad no debía crecer, porque en su configuración iba implícito el nombre de quienes habían envenenado realmente a más de 60.000 españoles.
Un ejemplo más: el Dr. Muro, desesperado por el hecho de que las altas instancias sanitarias del país hacían caso omiso de sus indicaciones acerca de la forma en que había que llevar la investigación, se lanzó el día 13 de mayo de 1981 a predecir nuevos focos de afectados: dado que había seguido la pista de la enfermedad y había logrado dar con la red de distribución del producto venenoso, notificó en la tarde del 13 de mayo a los doctores Munuera y Cañada —subdirector general de programas de Sanidad— dónde exactamente iban a aparecer nuevos casos de afectados al día siguiente, con especificación de poblaciones y de calles. Al día siguiente, 14 de mayo, aparecieron efectiva y puntualmente estos nuevos afectados en las poblaciones y en las calles indicadas por el Dr. Muro. Pero en vez de que ello sirviera para que el Ministerio de Sanidad se decidiera por hacerle caso, sirvió para todo lo contrario: al día siguiente, 15 de mayo, un telegrama del Ministerio ordenaba el cese fulminante del Dr. Antonio Muro y Fernández-Cavada de su puesto de director en funciones del Hospital del Rey.
Ese cese fulminante, así como la renuncia a acelerar la curación efectiva de los enfermos —se estaba a tiempo de lograr esta curación efectiva si se hubieran escuchado las voces que iban bien encaminadas— debía necesariamente de obedecer a muy poderosas razones que nada tienen que ver con la Sanidad, ni siquiera con el propio gobierno español. Era el precio que se cobraba el silencio del pacto.

MÁS INTERÉS EN LOS EE.UU. QUE EN ESPAÑA

Eso ya se notó días antes, cuando el Dr. Angel Peralta Serrano, jefe del departamento de Endocrinología del Hospital Infantil de la Ciudad Sanitaria de La Paz, de Madrid, en artículo publicado en el diario «Ya» de fecha 12 de mayo de 1981, y después de informar que al INSALUD le habían sobrado 17.000 millones de pesetas aquel año (¡Cuanta urgencia y efectividad podría haberse aplicado a la resolución de la nuva enfermedad!), afirmaba, refiríendose al síndrome tóxico, que en su opinión los cuadros clínicos que se habían presentado en aquellos primeros días, mejor se explicaban por una intoxicación por insecticidas organofosforados, que no por una simple infección viral (neumonía atípica). El artículo en cuestión fue replicado al día siguiente por el entonces Secretario de Estado para la Sanidad, Luis Sánchez-Harguindey Pimentel, en carta abierta publicada en el mismo rotativo, con lo cual el mencionado Secretario de Estado evidenciaba estar perfectamente al corriente de lo expuesto el día anterior por el Dr. Angel Peralta. Pero tampoco reacciona, ni obra en interés de los enfermos. Esa historia, como dije en el párrafo anterior, parece que no va con el gobierno español: «Ya» es un diario matutino (ojo al dato). Porque el mismo día 12 en que aparece el artículo del Dr. Peralta hablando por primera vez de organofosforados, una llamada telefónica de Madrid —del Dr. Gallardo del Centro Nacional de Virología y Ecología Sanitaria— a Atlanta, en el estado norteamericano de Georgia, pide ayuda al Epidemiology Program Office del Center for Disease Control (CDC). Que envía a Madrid al epidemiólogo William B. Baine. Tal y como manifestría más tarde la eurodiputada Dorothee Piermont, investigadores y víctimas implicadas son de la opinión de que datos, historiales clínicos y documentos establecidos con ocasión de la visita del epidemiólogo norteamenricano, fueron transferidos íntegramente al CDC estadounidense, no siendo por tanto accesibles ya a los investigadores españoles que consideran falsa la hipótesis del aceite.
Para finalizar este tema, quiero dejar constancia de la sorprendente realidad de que cuando el síndrome tóxico —sin estar resulto ni muchísimo menos— deja ya de ser un tema de importancia para las autoridades españolas, lo sigue siendo de forma prioritaria para los Estados Unidos. Esto sólo ya es un escándalo en sí mismo. ¿Es que los americanos querían patentar en su país el sistema de desnaturalización y re-naturalización de aceite de colza que habían aplicado quienes se sentaron en el banquillo de la Casa de campo? Que nadie se engañe: más bien estaban al corriente desde el principio de lo que realmente aconteció aquí en la primavera de 1981. El detalle que cito aparece textualmente en la hoja 4ª del Acta de la sesión del 17 de noviembre de 1983 del Pleno de la Subcomisión de Investigación Clínica de la Comisión Unificada de Investigación, integrada en el Plan Nacional para el Síndrome Tóxico dependiente de la Presidencia del Gobierno. Citando una intervención del Dr. Manuel Posada de la Paz, puede leerse allí: «A continuación expuso la relación de trabajos que se van a enviar para ver si pueden ser subvencionados por la vía del convenio Hispano-Americano. Dicho convenio está basado en un dinero que Estados Unidos paga al Gobierno español por las bases americanas, que se invierte en proyectos de investigación conjuntos para ambos países. Hace un año el SAT (síndrome del aceite tóxico) era un tema prioritario para los dos países, pero en el momento actual no lo es para España aunque los americanos siguen muy interesados.»

¿ACEITE O TOMATE?

La línea de investigación propugnada por la Administración desembocaría por ende en la suposición de que la nueva enfermedad fue producida por la ingestión de determinada partida de aceite de colza desnaturalizado, importado de Francia y sometido a un proceso de renaturalización (extracción o separación del producto colorante en España), mientras que la investigación emprendida por el Dr. Muro y su equipo desembocaría en la suposición de que la enfermedad fue producida por el consumo de una partida de tomates tratados con un compuesto de insecticidas organotiofosforados, cultivados en Roquetas de mar, en Almería.

NO PUDO SER EL ACEITE

Uno de los pilares en los que basan su acusación quienes argumentan que el origen del síndrome tóxico radica en el aceite de colza desnaturalizado, es el hecho —dicen ellos— de que la enfermedad comienza a decaer desde el momento en que deja de ser consumido el aceite sospechoso: el 10 de junio de 1981 se anuncia por vez primera por TVE la posible relación de unos aceites sospechosos con el origen de la enfermedad. El 17 de junio se da la orden de retirada de estos aceites sospechosos. Y el 30 de junio de 1981 comienza la operación efectiva de canje de los mismos por aceite puro de oliva. A partir de este día, según la tesis oficial, comienza a remitir la enfermedad, comienza a decaer la curva de incidencia de entrada de nuevos enfermos en los hospitales. pero esta opinión oficial está falseada. Porque observando la curva real de dicha incidencia, la enfermedad —el ingreso de nuevos enfermos en centros hospitalarios— decae espontánea y verticalmente a partir del 30 de mayo, o sea un mes antes de que a la gente se le quitara el aceite presuntamente tóxico, y fecha anterior incluso a conocerse por los medios de comunicación de forma no oficiosa que el aceite era el causante del síndrome tóxico.
Hay naturalmente otras muchas consideraciones básicas que excluyen la posibilidad de que el aceite de colza desnaturalizado fuera el causante de la tragedia.
Por ejemplo: si fuera el aceite el causante, ¿cómo se explica la discriminación intrafamiliar? Esto es: ha quedado constatado que es muy rara la afectación de toda la familia, puesto que siempre permanecen invulnerables alguno o algunos de sus miembros. Por lo que, dado que el aceite en una cocina como la española es consumido por todos, éste es difícilmente el vehículo del tóxico.
Lo mismo cabe argumentar para la discriminación interfamiliar. Intrafamiliar es dentro de la misma familia, en la composición de la familia. Interfamiliar es en cambio entre familias, la discriminación que la enfermedad hace entre una familia y otra. Pues es sabido que el "garrafista" ha vendido a lotes completos de vecinos, y solamente han enfermado por ejemplo los del 2º F, los del 7º C y los del 1º B, mientras que el resto permanecen sanos, a pesar de que las garrafas se habían llenado en el mismo momento, del mismo tanque, y fueron vendidas el mismo día. Etc. etc.

LOS CATALANES, GENÉTICAMENTE DISTINTOS

Curioso y absolutamente determinante, por sus características tan paradójicas con respecto a la epidemia del síndrome tóxico, es el caso del circuito catalán de comercialización del aceite supuestamente tóxico. estas características vuleven a ser un elemento más de los varios que, por sí solos, ya refutan la hipótesis del aceite fraudulento como vehiculizador del tóxico que causó el citado síndrome tóxico.
Resulta que durante el año 1981 se distribuyó en Cataluña aceite fraudulento de composición semejante al distribuído en la región central, que por ello también fue declarado como aceite tóxico en aquel momento. La cantidad de aceite cpmercializado en Cataluña fue superior a 350.000 kg. Pues bien, pese a haber sido distribuida toda esa cantidad de aceite y haberse vendido al público durante varios meses de 1981, no se tiene constancia de la existencia de ningún afectado original de la zona catalana.
Pero lo más sorprendente del caso es que una de estas marcas concretament 'El Olivo', fue también distribuida en Castilla, sobretodo en Madrid capital y poblaciones limítrofes. Pues bien, este aceite oriundo de Cataluña, en donde no provocó ningún afectado, al ser consumido en Madrid provoca automáticamente afectación. ¿Es posible que las partidas destinadas a Castilla sean tóxicas y las que se quedan en catalunya sean inocuas? ¿O acaso —como apuntó un letrado de la Defensa durante el juicio— debe atribuirse este fenómeno a una distinta composición genética o reacción sensible de catalanes y castellanos?
Mucho más lógico que buscarle estos tres pies al gato, resulta concluir que el aceite no tuvo en realidad nada que ver con el síndrome tóxico. Nada, excepto que formaba parte en muchos casos del mismo plato que también contenía los tomates que llevaban el tóxico.

NO HABÍA TÓXICO EN EL ACEITE

Buscando un punto de apoyo que justificara la inculpación del aceite de colza desnaturalizado, la opinión oficial argumentó que el tóxico se hallaba en las anilinas que se usaron para su desnaturalización (tinte), y en su defecto en las anilidas que estas anilinas originaron durante el proceso de re-naturalización efectuado en España. pero resulta que —como muy ampliamente lo documento en el citado libro Pacto de Silencio— el aceite sospechoso no contiene tóxico alguno, ni de anilinas ni de anilidas ni de tipo alguno. Así lo manifestaría por ejemplo la Dra. Renate Kimbrough, del CDC de Atlanta, USA, el 10 de febrero de 1985 a la televisión alemana: «No hallamos ningún indicio que señalara que el aceite fuera el causante del síndrome tóxico. Además, muchos otros laboratorios en Europa han intentado hallar alguna sustancia tóxica en estos aceites, y tampoco tuvieron éxito alguno.»
Añadiré que a la vista de todos los datos que hoy poseemos, se hace no ya difícil, sino absolutamente imposible, mantener que el aceite de colza desnaturalizado fuera el desencadenante del envenenamiento masivo de la primavera de 1981 en España. Tal posibilidad ha quedado descartada por los nulos resultados arrojados al respecto tanto por la investigación toxicológica, como por la bioexperimental y también por la epidemiológica.

LOS TOMATES VENENOSOS

Si el aceite no fue el causante de la tragedia, ¿por qué la Administración ha venido fomentando la idea de que fue este agente el que envenenó a tantos administrados? ¿Por qué ha cerrado sus oídos a tantas voces que indicaban —algunas susurrando pero otras gritando— que ese no era el camino y que en cambio había otro que permitía llegar al foco de la epidemia e incluso a la curación de los afectados? En buena lógica, igual daba que la fisura de los controles oficiales quedara descubierta en el negocio del aceite, como en el negocio del tomate. Puestos a tener que reconocer un fallo en el sistema, tanto daba una que otra variante. La única diferencia estriba en que por la vía del aceite solamente se descubre un fraude alimenticio, mientras que por la vía del tomate se descubre una imprudencia temeraria tras la cual se puede esconder un error dirigido. Solamente así se explica la actitud oficial frente a este problema. Como diría en su momento el entonces subsecretario de Sanidad del Ministerio socialista de Ernest Lluch, Dr. Sabando, lo del síndrome tóxico no es un problema del Ministerio de Sanidad, ni de ningún otro Ministerio; es un problema de Guerra, Felipe González, CESID, y luego, por decir algo que lo englobe todo alrededor, digamos KGB-CIA: este es el único problema, y de ahí no lo podemos sacar.

EL ORIGEN DEL DRAMA

Recordemos la historia que llevaba al origen del drama: el 15 de mayo de 1981 el Dr. Antonio Muro y Fernández-Cavada es destituído como vimos de sus funciones de director del Hospital del Rey, a causa de los aciertos evidenciados en la investigación de la etiología del síndrome tóxico. El causante real no debía salir a la luz pública. A partir del mes de julio del mismo año 1981, y llevando ya la investigación de forma privada, el Dr. Muro enuncia su hipótesis de que el síndrome tóxico ha sido causado por un producto fito-sanitario, un organotiofosforado, vehiculizado por una partida de tomates o pimientos. Desde entonces y hasta su muerte en 1985 —de un cáncer de pulmón, al igual que Rosón, que moriría al año siguiente y que era otro de los pocos que estaban perfectamente al corriente de lo que había sucedido— se dedicó sin tregua a estudiar el consumo de tomates en los afectados, a reconstruir la comercialización de los mismos, llegando a localizar —mediante un laborioso proceso de retroceder desde el afectado al productor— al posible agricultor y al posible campo en donde se plantaron. Se había comenzado a desandar el camino que llevaba hacia los organofosforados, como causantes de la intoxicación masiva de la primavera española de 1981.
De acuerdo con las averiguaciones del Dr. Muro, el desencadenante del envenenamiento fue una partida de tomates, cultivados en Roquetas de Mar (Almería), y previamente tratados con un compuesto organotiofosforado, el fenamiphos (comercializado con el nombre de Nemacur), combinado con isofenphos (comercializado con el nombre de Oftanol). Cabe remarcar que el isofenphos es el producto que habría causado la característica neuropatía retardada acusada por los afectados, y que la partículo "tio" (en el compuesto organo-tio-fosforado) alude a la presencia de azufre en la mortal combinación. Combinación por lo tanto fosforada y azufrada. Así lo dejaría escrito el Dr. Muro:
«El nematicida fitosistémico Nemacur-10, prohibido en varios países por su alta peligrosidad, e introducido en España por primera vez pocos meses antes de la epidemia del síndrome tóxico, es un organotiofosforado del grupo fenamiphos (4-[metiltio]-m-toliletil-isopropilamidofosfato) que, de no respetarse sus muy dilatados intervalos de seguridad (mínimo de tres meses), se convierte dentro del fruto en un fitometabolito derivado extraordinariamente agresivo —su toxicidad se potencia unas 700 (setecientas) veces— y cuya composición exacta parece ser alto secreto militar. Las partes fundamentales de su molécula y su acción bloqueante irreversible de la acetilcolinesterasa, explica extraordinariamente bien, pese a los desmentidos globales de la OMS, la patogenia y cuadro clínico observados en el síndrome tóxico. Los tomates contaminados son semiselectos de la variedad 'lucy', razón por la cual su consumo no ha afectado a clases o zonas urbanas adineradas.»

ARSENAL QUÍMICO

Aporto estas consideraciones porque se observa —cuando se analiza todo este asunto en detalle— que el pacto de silencio que aquí salta a la vista, sólo puede justificarse por la extrema gravedad de lo realmente ocurrido. Para ello conviene recordar que los organofosforados se hallan en la base del moderno armamento químico como también conviene recordar por qué se estaba demorando el acuerdo de desarme químico entre los Estados Unidos y la Unión Soviética: la creación del arma química binaria hace imposible cualquier tipo de control internacional, debido a que su producción puede ser organizada secretamente incorporándola en cualquier empresa química privada. Implica la experimentación con nuevos tipos de agentes químicos en la industria de herbicidas, entre otras, existiendo la posibilidad de evitar las inspecciones en las unidades y empresas que pertenezcan a sociedades privadas o multinacionales. Cabe señalar que Nemacur y Oftanol son productos de la multinacional Bayer. Es importante por lo tanto que al enjuiciar lo sucedido en España con el síndrome tóxico, se tenga presente que la industria química privada multinacional ofrece la única posibilidad de ensayo impune en el supuesto de un acuerdo internacional de suspensión de la experimentación y almacenamiento de armamento químico
Esto lo sabía perfectamente Juan José Rosón, al igual que cabe suponer lo saben perfectamente el teniente general Emilio Alonso Manglano, el coronel Catalá y el general Cassinello, por citar solamente a algunos conocedores del tema.

Fuente:  http://andreas.faber.cat/articulos/denuncia/sindrome-toxico/




"Intxaurrondo, La Trama Verde" Pepe Rei.

Dejo este párrafo del interesante libro de Pepe Rei que recomiendo sobre la logia masónica italiana Propaganda Due y la red Gladio ( red clandestina secreta anticomunista) en el Estado español.






Miguel seleccionó algunas de las frases de la larga conversación y las introdujo en el disquete.

“En Madrid quien está cerca de la P-2 (Propaganda Due) es uno de los hermanos Solana (Luis Solana), el que fue director de Televisión Española. Antes había sido elegido para la Comisión Trilateral y después fue invitado a representar a España en el grupo Bildelberg. También en el PSOE hay gente con alto nivel dentro del aparato de Ferraz que, vía la Banca Nazionale del Lavoro, están conectados con la P-2.

La P-2 tiene un papel aglutinador. La Propaganda Due es el elemento iniciático que sirve para que sus miembros se tengan confianza unos a otros. Pero por encima de la P-2 hay una dirección estratégica, lo que la propaganda nazi llamó, con relación al judaísmo internacional,  los “siete sabios de Sión”. Aquí serían un grupo de hombres que pueden dirigir los destinos del mundo, que forman un gobierno supranacional y que negoacian políticas militares o financieras por encima de las decisiones de parlamentos y gobiernos.
La gente de la P-2 tuvo contactos con la red Gladio. Ésta era una estructura que crearon los servicios de inteligencia norteamericano para detener el avance de los partidos comunistas en Europa Occidental y desarrollar tareas de desestabilización si fuera necesario. Gladio es una superestructura secreta al margen de la OTAN. Sus hombres están preparados, al margen de lo militar, en el terreno político, especialmente en la contrainformación psiccológica. Su gente más próxima en España se nuclea en torno al coronel San Martín, un militar del Cesid clave en el golpe de Estado del 23-f.

Uno de los hombres próximos a la estructura de Gladio era Saenz de Santamaria, un general de la Guardia Civil de cuya mano nació el GAL. Los socialistas, cuando llegaron al poder en 1982, quisieron arrinconar a la gente de la lucha contra ETA de la etapa anterior. Pero, presionados por la P-2 Y Gladio, volvieron a llamarlos. Sancristobal, Ballestaros, Ruiz Coll y Hierro no están lejos de la estructura española de Gladio”.

Extraido:  "Intxaurrondo, La Trama Verde"

Películas relacionadas con la Propaganda Due:

"El banquero de Dios (El caso Calvi)" de  Giuseppe Ferrara
"Il caso Moro" de Giuseppe Ferrara